Martirio, la 'Travesía' de la emoción
Nocturama
La artista onubense actúa junto a Raúl Rodríguez a final de mes en Nocturama, un recital en el que promete transitar "de la memoria a la poesía y de la reivindicación al sentimiento"
La ficha
Martirio. Nocturama, 29 de agosto. Entradas a 20 euros (abono de 3 días a 50) en www.wegow.com
"¡Qué de cosas ha hecho esta mujer! 30 años parecen pocos. 30 vidas ha vivido Martirio", exclamaba el crítico de Diario de Sevilla Juan Vergillos cuando Maribel Quiñones celebraba sus tres décadas en la música. Y, ciertamente, la onubense ha escrito –incluso antes de ser Martirio, cuando actuaba en grupos tan emblemáticos como Jarcha o Veneno– un largo y fértil capítulo donde conviven desde el desparpajo costumbrista de las Sevillanas de los bloques hasta ese conmovedor desgarro heredado de Chavela Vargas. "El público me permite algo que no es fácil", admite la artista, "me consiente que le haga reír y que le haga llorar", dice. Por esa habilidad única para pasar de la provocación al humor, de la emoción a la poesía, Martirio ha titulado Travesía el espectáculo que traerá a Nocturama a finales de este mes, el día 29, porque el concierto, anticipa, propone "un viaje que te transporta de la memoria a la poesía, de la reivindicación al sentimiento".
El recorrido, explica la intérprete, reúne "canciones mías o que he adaptado de otros, un conjunto que va desde el bolero filin a la copla jazz, del blues a la ranchera. Canciones que son muy importantes para mí, que funcionan con el acompañamiento desnudo de una guitarra y llegan a ser casi cantes más que canciones", analiza. Esa guitarra la pondrá Raúl Rodríguez, su hijo: "Es el que mejor me acompaña del mundo: conoce todo mi repertorio, tiene un dominio de la pausa encomiable en un músico joven. Está muy implicado con las canciones y se sabe las letras, percibe cómo respiro… Va a ser hermosísimo hacer en Sevilla mi primer concierto con él tras el confinamiento", dice sobre la cita en el Nocturama, en la que comparte cartel esa noche en los jardines del Casino de la Exposición con José Domingo, Ana Chufa y Juano Azagra y Música Prepost.
Martirio, que cautivó a los espectadores hace unos días en un recital del ciclo de la Junta Música y Museos, se reencuentra con su público, confiesa, con "inseguridad, pero no por lo que llevo, esa intranquilidad no se debe a lo artístico, a lo que vamos a ofrecer, es este miedo que se nos ha instalado en el cuerpo con el virus. Todos albergamos una sensación de incertidumbre, porque hemos vivido un momento muy fuerte, una lección de humildad que nos ha hecho ver las cosas importantes: que por la vida debemos ir con el corazón limpio y dejar huella; que el dinero sirve para los sanitarios, para contratar servicios y para ayudar a toda esa gente que se ha quedado en paro o está desahuciada", argumenta.
Como en sus recitales, la cantante alterna en su charla el dolor y la ironía, y tras expresar su preocupación por las secuelas que deja el virus cuenta divertida que ha descubierto cómo algunos espectadores se han reencontrado con ella gracias a los memes y vídeos que han circulado por internet durante el confinamiento. "Hay gente que me ha dicho: 'Qué bien, has vuelto, ahora puedo enseñarle a mi hijo quién eras'. Y, claro, no sabes cómo replicarle que tú en realidad has estado ahí siempre, y que hay público que te sigue; que lo que ocurre, tal vez, es que había un tiempo en el que se publicitaba más lo que hacías, que había más programas de televisión en los que podías actuar, y, bueno, es normal que haya quien te pierda el rastro", admite con modestia.
El periodista se permite corregirla y desmonta esa imagen de vieja gloria: le comenta que ha ido a conciertos suyos –y le recuerda alguno del Nocturama– donde el público era abundante y el entusiasmo con el que éste dejaba el recinto no era menor. "Para eso trabajamos, para que la gente se encuentre consigo misma, para que se encuentre con los demás…", comenta. "Yo quiero mucho a la gente, y creo que se me nota. Quien me sigue lo sabe. En los conciertos me entrego desde que empecé, y lo sigo haciendo. El tiempo no me ha dado la sensación de estar en un pedestal, ni la certeza de haber llegado a nada".
Lo que sí ha aprendido con los años, asegura, es la importancia del despojamiento. Una falta de artificio que pudo desplegar en A Bola de Nieve, el disco homenaje al cantante y pianista cubano del mismo nombre que sacó el pasado año junto a Chano Domínguez. "El mejor piropo que me han hecho con este álbum es: 'Cada día cantas más desnuda'. Con el tributo a Chavela ya aposté por la desnudez, la falta de adorno, el renunciar a ese tic que sabes que funciona. A veces no hace falta montar en trapecio, no hace falta la aparatosidad, sino hacerte con una canción y paladearla. Hay gente que dice: '¿Por qué no sacas la voz? Tú cuando cantas fandango sacas la voz'. Pero un bolero debes interpretárselo a la almohada, cantarlo al oído", sostiene.
Martirio espera poder retomar la gira dedicada a Bola de Nieve en octubre, aunque hay otros proyectos, como una exposición que planteaba sobre el "mundo plástico" en el que se apoya la cantante, que se han aplazado sin fecha. "Necesitaría un patrocinador, y ahora esa ayuda debe ir a la gente que lo necesita", dice. Y mientras aguarda que las cosas mejoren, Martirio seguirá viviendo "en libertad, soy incapaz de vivir de otra manera. Eso tiene sus peajes, cierta incomprensión, cierta soledad, aunque eso no quiera decir que yo no haya tenido mis historias, las he tenido y preciosas, me he sentido querida. Si no, no podría cantarle al amor".
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