El Bellas Artes celebra a José García Ramos y la Sevilla artística del siglo XIX
71 lienzos, dibujos y carteles procedentes de sus fondos homenajean al pintor en el centenario de su muerte Otras 15 piezas de Fortuny, Jiménez Aranda o Cabral recrean una época fecunda.
Como los escritores Joaquín y Serafín Álvarez Quintero, José García Ramos (1852-1912) se inspiró en un mundo inmediato y cercano, reflejo de una sociedad concreta: la Sevilla de finales del XIX. La vivacidad de esos ambientes populares devuelve al visitante a una época más alegre y castiza en la sala de temporales del Bellas Artes, donde se exhiben desde ayer 41 dibujos, 11 lienzos y 3 carteles de este artista en el centenario de su muerte. García Ramos en la pintura sevillana, que podrá verse hasta mayo de 2013, incluye 71 piezas de quien está considerado como el mejor exponente del costumbrismo andaluz desenfadado. Además pueden verse otros 15 trabajos firmados por sus discípulos y coetáneos, entre los que sobresale un dibujo de Fortuny y varios lienzos de su maestro Jiménez Aranda, cuyos pasos siguió hasta Roma en 1872, donde completó su formación iniciada en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla y entró en contacto con José Villegas y el resto de la colonia de pintores españoles.
Para la directora Valme Muñoz, la cita "mantiene la línea de estudio y revalorización de los principales pintores representados en las colecciones del museo y permite realizar un recorrido bastante representativo de lo que fue su polifacética producción, no sólo como pintor, sino también como dibujante, ilustrador y cartelista". En la presentación a los medios participaron además la consejera de Presidencia, Susana Díaz, y el consejero de Cultura, Luciano Alonso, que dijo que su intención es que esta muestra viaje luego a los museos de Granada y Cádiz.
El coordinador de la misma, Fernando Panea, participa con Del mito a la musa. La mujer sevillana en la obra de García Ramos en el catálogo científico, que incluye estudios de otros expertos del Bellas Artes como Ignacio Hermoso, Rocío Izquierdo, Ignacio Cano y Valme Muñoz. Partiendo de fondos propios y tres carteles de las Fiestas de Sevilla del Museo de Arte y Costumbres restaurados para la ocasión, se subraya el fecundo panorama de la creación local (artística, literaria e historiográfica) en torno a 1900.
Para ello, el recorrido cronológico se divide en tres tramos: Inicios del artista. Entre Sevilla y Roma muestra dibujos academicistas y de tema histórico de su primera etapa, realizados en su mayoría en la capital italiana, pequeñas pinturas de género y obras relacionadas con Don Quijote; Sevilla sobre lienzo y papel se inicia con un retrato del artista realizado por su discípulo Manuel Cuesta Ramos, nunca expuesto antes por el museo, y acerca su faceta de ilustrador y sus lienzos hacia 1882, cuando se instala definitivamente en Sevilla; Período final. Seguidores de un estilo se centra en sus últimos años, cuando pinta Malvaloca, sus célebres carteles y recrea una realidad menos amable y grata en obras maestras de carácter social como El niño del violín (1990).
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