Demografía

La provincia en éxodo que se va vaciando

  • Los pueblos más pequeños se enfrentan a una sangría demográfica incesante y se convertirán en fantasmas cuando desaparezcan los ‘babyboomers’

27 de los 44 municipios de la provincia han perdido población en la última decada. Si exceptuamos Cádiz (un caso especialmente grave) , San Fernando y Arcos, el resto son las poblaciones más pequeñas, de las que sólo El Bosque ha ganado habitantes en este tiempo. Hay algunos casos que empiezan a dar indicios del proceso que en su día fue generando el fenómeno de la España vacía. Jimena, por ejemplo, ha perdido casi la mitad de su población en la última década, pasando de 10.431 habitantes a 6.951. La cercanía de la comarca con más potencial demográfico, el Campo de Gibraltar, ha contribuido a este éxodo.

Donde el problema se está convirtiendo en un asunto de emergencia que todos los alcaldes llevan dentro de sus promesas electorales sin que, en realidad, puedan evitarlo, es en la Sierra. En diez años la comarca de la Sierra ha perdido cerca de 5.000 habitantes y 3.000 de ellos serían niños de entre uno y quince años, mientras ha aumentado la población de más de 65 años por el envejecimiento generalizado de la población, pero agravado en los pueblos propensos a la emigración. Dentro de 20 años, cuando empiecen a morir los nacidos en la generación del baby boom, entre 1958 y 1970, algunos de estos pueblos, si no se articulan medidas reales y eficaces, desaparecerán. Serán pueblos fantasma, como tantos que hoy se pueden ver en Zamora, Palencia o Teruel.

Para los alcaldes es un problema de falta de oportunidades. Para María Isabel Moreno, alcaldesa de ElGastor, un pueblo donde el pasado año nacieron ocho niños y este año no se esperan más de cuatro, “el reto nuestro es trabajar por la rehabilitación de viviendas para ponerlas en alquiler para jóvenes. Muchas veces decidir formar una familia depende de una vivienda donde poder desarrollar un proyecto de vida. Al final, los jóvenes más formados, por tema de trabajo, salen del municipio. Y ante ello, hemos intentando que los planes de empleo de la Junta de Anfalucía atendiera a las cualificaciones para que ese valor revierta en el municipio. Pero no deja de ser la despoblación una complicación y un reto”.

De momento, la salida parece ser el turismo. El alcalde de Torre Alháquime, Pedro Barroso, quiere ser optimista: “No se ha vendido el pueblo con respecto al turismo, pero es verdad que ahora se están comprando terrenos y casas para rehabilitar. Eso está dinamizando al municipio para no vivir sólo del sector primario, de la agricultura. Es más, hemos subido el número de habitantes y andamos por los 808 censados. Han nacido mucho más niños y eso está haciendo que pueblos como éste, que sufren la despoblación, asienten a las familias en el territorio”.

Alfonso Moscoso, el alcalde más veterano de la provincia del pueblo más pequeño de la provincia, hace de la necesidad virtud. Si la población envejece, demos servicio a la población que envejece. Su proyecto estrella esta legislatura es, precisamente, la construcción de una residencia de ancianos. “Tendrá 50 plazas y la idea es que sea un referente comarcal. Con ella buscamos prestar una asistencia de calidad a nuestros mayores, para que no se tengan que ir del pueblo, pero también crear puestos de trabajo buscando el pleno empleo. En esa residencia trabajarán 30 personas y queremos que ahí pueda entrar el 75 o el 80% de los parados que hay ahora en el pueblo, que son 27”.

Daniel Pérez, alcalde de Puerto Serrano, también tiene claro que mantener la población es una de sus prioridades: “Tenemos claro que hay que fijar población al territorio, y tenemos tres grandes focos de generación de empleo. La agricultura pasa, también, porque el valor añadido y la manipulación de los productos se pueda quedar aquí y para eso hay que ofrecer un espacio amable a las empresas. Creemos que en el turismo no se está sacando provecho con el entorno que tenemos. Y hay que incentivar a la gente para que el dinero que circula aquí se gaste aquí y beneficie a los comercios”.

Son algunas de las recetas desesperadas para evitar lo que los números dirían que es inevitable, que una parte de la provincia se acabe convirtiendo en una muesca más de la epidemia de la España vacía.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios