“El Novo fue un hito que cambió la concepción de los destinos turísticos”
30 aniversario de Novo Sancti Petri
Juan Morro, arquitecto de la urbanización Novo Sancti Petri, cuenta su experiencia en el diseño y desarrollo del complejo hotelero que impulsó la apuesta por la sostenibilidad en el sector
Como “un hito personal y profesional”. Con estas palabras define el arquitecto encargado del diseño de la urbanización Novo Sancti Petri hace 30 años, Juan Antonio Morro, lo que para él fue el proyecto que le cambió la vida casi tanto como a esta zona del litoral gaditano, una actuación que estaba llamada a ser referente en la historia de los destinos vacacionales del país y que supuso un cambio sustancial en la concepción que hasta entonces se tenía de este tipo de complejos turísticos.
Los inicios
A mediados de los años ochenta, este joven arquitecto mallorquín, que por aquella época aún no había cumplido los 40, ya había diseñado varios hoteles, y se encontraba dirigiendo las obras del hotel Sherry Park de Jerez, cuando le encomendaron que se acercara hasta Chiclana para ver in situ unos terrenos de los que había oído hablar un grupo de promotores de las islas, entre los que estaba Jaime Moll.
“Cuando llegué a lo que entonces eran los terrenos que posteriormente darían paso al complejo hotelero y vi lo que allí había me quedé impresionado. Era naturaleza en estado puro, hasta el punto de que en mis primeras visitas con el guarda que me acompañaba nos cruzamos incluso con alguna serpiente”, relata el que posteriormente sería una de las personas más importantes en el devenir de este enclave desde el punto de vista técnico.
“Es impresionante, les dije, deslumbrado por un paisaje de pinares y playa, que en aquel día, recuerdo, lucía especialmente en una jornada de sol radiante, sin nubes ni viento”, rememora Juan Morro de su primer contacto con Chiclana y de su mensaje a los que, posteriormente, no dudarían en invertir para transformar esta zona y con ella el devenir de esta parte de la provincia.
Un proyecto para la historia
Luego, una vez superadas las negociaciones y los trámites iniciales, el trabajo fundamental era ya de este joven arquitecto mallorquín, que junto al entonces alcalde, José de Mier, y a otros técnicos y autoridades municipales y de la Junta, pasaría semanas debatiendo y dándole forma a una de las urbanizaciones pioneras en la transformación de los destinos turísticos y su evolución hacia la integración con el entorno y la sostenibilidad. “Los primeros debates sobre el diseño y la concepción del proyecto fueron difíciles, pero sobre todo por lo complejo de un macro proyecto como éste, pero una vez que comenzamos a andar, el equipo que se formó y la colaboración que encontramos mutuamente, con el Ayuntamiento volcado en su ejecución, fueron claves para que la actuación se desarrollara en un tiempo récord y alcanzara la envergadura de lo que posteriormente sería”, argumenta nuestro protagonista, al tiempo que recuerda especialmente brillantes algunas intervenciones del entonces alcalde, De Mier, en la defensa del proyecto ante la Comisión Provincial de Urbanismo de la Junta en Cádiz.
“Cuando nos dispusimos a realizar el esbozo de lo que sería el diseño de la urbanización, a partir de los acuerdos entre empresa y Ayuntamiento y las exigencias realizadas por los responsables municipales, había dos puntos fundamentales, el carácter prioritariamente turístico del complejo y la inclusión del campo de golf”, explica Morro, al tiempo que recuerda la división entonces de los terrenos en dos polígonos, uno en primera línea de costa y otro en la parte posterior, que quedó en manos del antiguo propietario.
Otro de los puntos claves en el diseño del proyecto fue la división de los terrenos en cuatro macro parcelas hoteleras, dentro de las cuales se realizaría un nuevo rediseño de las diferentes construcciones y la urbanización que acogerían, como fue por ejemplo el caso de la parcela adquirida por Hipotels de 120.000 metros cuadrados, donde levantó sus establecimientos. Asimismo, continúa explicando el arquitecto, fue clave la nueva normativa que obligaba a respetar los 100 metros de protección de la línea marítimo terrestre, en lugar de los 20 anteriores, “a lo que nosotros añadimos una exigencia fundamental de reducir el impacto de las edificaciones al máximo, para que los hoteles no pudieran percibirse apenas desde la playa y, por contra, desde los hoteles sí pudiera disfrutarse de las vistas al mar”.
En lo que respecta a la inclusión del campo de golf en el proyecto, los promotores tenían claro que para aquella iniciativa debían contar con el mejor, Severiano Ballesteros, un diseño que también motivó algunos cambios en la distribución general del complejo.
Como arquitecto también de algunas de las primeras construcciones del Novo, como la casa club del campo de golf, el hotel Vincci, los hoteles Hipotels y el Valentín, Juan Morro recuerda que una de sus premisas fue también, tal y como recogía el PGOU, respetar la arquitectura tradicional de la zona, algo que no en todos los casos sucedió posteriormente.
Una experiencia vital
En lo personal, este mallorquín de Palma recuerda aquella época incluso con emoción, definiéndola como un momento clave para su carrera y para su vida. “Me pasé 12 años yendo y viviendo a Chiclana varias veces a la semana y, dado que el carácter mallorquín es un poco cerrado y nada tiene que ver con el gaditano, al principio me sorprendía la acogida que me dieron y la forma de tratarme desde el primer momento, eso mismo hizo que conociera a personas que ya serían grandes amigos, como el propio Pepe de Mier”, recuerda Morro, al tiempo que reconoce que ese estado de entusiasmo y realización personal también retroalimentaban su vida profesional como arquitecto.
“Aunque terminé pronto la carrera y desarrollé varios proyectos de la firma Iberotel en el sector del turismo que me proporcionaron una experiencia clave, de hecho, más de la mitad del volumen de trabajo de nuestro despacho estaba vinculado al sector hotelero, el proyecto del Novo supuso un antes y un después a nivel profesional, abriéndome incluso otras puertas de empresarios extranjeros que vinieron a buscarme a Chiclana para construir hoteles similares en la zona de Cascais, en Portugal, donde seguimos trabajando”, afirma.
El legado que cambió una ciudad
“El Novo fue el principio de un nuevo concepto de completo turístico y hotelero, que pretendía romper con el sistema de la torre para optar por las construcciones horizontales que se integraran en el entorno, algo que posteriormente se intentó en otras zonas como Novo Cartago, en la Manga del Mar Menor, o incluso en la misma provincia de Cádiz, como Costa Ballena”, explica este arquitecto enamorado de Chiclana, al tiempo que concluye que “he recorrido por mi trabajo gran parte de la costa nacional, y parte extrajera, especialmente la levantina, la malagueña y la portuguesa, y estoy convencido de que no hay nada equiparable a esta zona, aunque se han hecho varios intentos de impulsar proyectos similares. Con el tiempo, te das cuenta de que no éramos conscientes de la repercusión y la envergadura que tendría y sigue teniendo una actuación como la que supuso el Novo Sancti Petri”, donde Juan Morro confía en volver a lo largo del presente año para poder participar de alguno de los actos conmemorativos de este 30 aniversario.
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