Entrevista a Tania Myroniuk, una joven ucraniana refugiada en El Puerto

“Mi gran sueño es entrar en la Armada española para poder ayudar a Ucrania”

  • La joven ucraniana llegó a España hace once meses y con 20 años se ocupa también de sus dos hermanos pequeños

  • Le gustaría poder presentarse al examen de ingreso para acceder al ejército

La joven Tania, de 20 años, a las puertas de la Base Naval de Rota en su acceso por Fuentebravía, donde reside.

La joven Tania, de 20 años, a las puertas de la Base Naval de Rota en su acceso por Fuentebravía, donde reside. / Lourdes de Vicente

A los 20 años una joven debería estar disfrutando de la juventud, terminando sus estudios y pensando en lo que le depara el futuro, en tener un trabajo y una vida independiente dedicándose a lo que le gusta. Tania Myroniuk tiene justo esa edad y su vida estaba encarrilada en Ucrania, a punto de entrar a trabajar en un banco tras terminar su formación en finanzas cuando Rusia invadió su país y comenzó la guerra.Tania vivía con su abuela en Korostyshiv, una pequeña localidad cercana a Kiev, cuando su vida de repente dio un vuelco inesperado.

"El ruido de las bombas a nuestro alrededor es el peor recuerdo que tengo antes de dejar Ucrania”

Tras caer las primeras bombas en las inmediaciones de su vivienda la joven decidió trasladarse a Chernivtsi, otra ciudad más tranquila y alejada del conflicto, aunque su abuela prefirió quedarse en su hogar. Todavía recuerda con horror el estrépito de las explosiones, algo que aún hoy supone su peor recuerdo por esa sensación de miedo constante.

Tania pronto tuvo claro que quería dejar el país y para ello contactó con una de sus tías, residente en Jerez, y tras contactar con una ONG que ayudaba a los ucranianos a salir del país consiguió unos billetes de avión para ella y para sus hermanos pequeños, de 14 y 9 años, con los que finalmente pudo viajar a España desde Polonia, hace ahora once meses.

Su vida en España no ha sido fácil hasta ahora. Aunque tenía aquí un contacto familiar y pasó con su tía las primeras dos semanas, no era fácil alojar a tres personas a largo plazo. Gracias a la ayuda desinteresada de una portuense con una casa disponible en Vistahermosa pudo vivir allí un tiempo, junto a otros refugiados ucranianos, y para ganar algo de dinero consiguió un trabajo temporal de camarera en un restaurante del centro comercial de la urbanización portuense.

En esos primeros meses entró en contacto también con el programa de ayuda a ucranianos a través de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), que trabaja desde el comienzo del conflicto en la gestión de la acogida de personas que han huido de la guerra en su país. A través de este programa accedió junto a sus hermanos al Centro de Protección Internacional de El Puerto, unas instalaciones gestionadas por la ONG Movimiento por la Paz en las que residen más de medio centenar de refugiados ucranianos. El problema era que ese centro se ubica en Montes de Oca, una zona rural del término municipal portuense muy alejada del casco urbano, lo que dificulta a sus residentes el poder integrarse más en la vida de la ciudad.

También estuvieron un tiempo viviendo en el hostal El Pinar, de Puerto Real, donde residen numerosas familias refugiadas procedentes de Ucrania.

Gracias a la ayuda de una amigo que hizo durante su etapa como camarera en el centro comercial ha podido escolarizar a sus hermanos en el centro educativo Safa-San Luis, donde los niños, un chico y una chica, están muy contentos e integrados.

Tania tenía claro que quería tener una vida lo más normalizada posible en El Puerto, una ciudad que le encanta, y finalmente ha conseguido una ayuda para residir fuera del centro de refugiados, gracias a una aportación mensual que recibirá durante seis meses para vivienda y manutención. Gracias a esta ayuda ha podido alquilar un pequeño apartamento en Fuentebravía y está recibiendo clases de español, un idioma en el que ya se desenvuelve con una gran soltura.

"Creo que puedo ser útil como traductora o trabajando en las oficinas, quiero ayudar a que acabe la guerra”

El próximo reto que a Tania le gustaría afrontar es el de hacer el examen de ingreso para el ejército, una aspiración que no es fácil ya que el acceso está restringido a ciudadanos españoles y de algunos países con los que España tiene acuerdos, y que son Argentina, Bolivia, Costa Rica, Colombia, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guinea Ecuatorial, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Ucrania, por tanto, no se incluye en este listado pero Tania cree que su ayuda podría resultar muy útil en oficinas o labores administrativas en las que se requiera a alguien que hable ucraniano, realizando labores de traducción por ejemplo. “Mi gran sueño es entrar en la Armada española y poder ayudar a Ucrania”, dice Tania, y añade que le gustaría poder hacer al menos el examen de ingreso para ver si lo aprueba, aunque posteriormente su ayuda se limitara a una relación laboral externa.

Por supuesto, aunque El Puerto es una ciudad que le encanta -sobre todo la playa- Tania lleva a Ucrania en el corazón y sabe ya de muchos compañeros de facultad que han muerto en el frente, con menos de 25 años.

También mantiene el contacto con su abuela, que no se ha movido de su hogar y que le cuenta, cuando habla con ella, lo duro que ha sido pasar el invierno sin calefacción y apenas sin comida, con unos precios desorbitados y las calles desiertas por el miedo a las bombas.

Tania quiere volver algún día a su patria pero cree que su futuro está en España, donde se ha integrado de una manera sorprendente. “Me gustaría volver para abrazar a mi abuela, pero creo que aquí en España podré tener más oportunidades y una vida mejor”, afirma, mientras afronta el futuro con esperanza y con el deseo de aportar su granito de arena para ver el fin de un conflicto tan injusto como innecesario.

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