Asuntos sociales

Diez años en casa por no tener ascensor

  • Milagros, una portuense de 89 años con Alzheimer, solo deja su casa para ir al hospital

  • Su comunidad lleva casi cinco años esperando una subvención de la Junta para poner un elevador

Milagros, de 89 años, en el salón de su casa de El Puerto.

Milagros, de 89 años, en el salón de su casa de El Puerto. / D.C.

Milagros es una portuense de 89 años que reside en un bloque de tres plantas en una barriada de la zona sur de El Puerto de Santa María. Padece Alzheimer y su movilidad es reducida, tanto que desde hace aproximadamente diez años no sabe lo que es salir a dar un paseo para recibir el sol y la brisa en la cara.

El motivo es que su edificio carece de ascensor, como tantas promociones de viviendas que se han ido quedando antiguas para las personas que residen en ellas, personas cada vez más mayores que tienen verdaderos problemas de accesibilidad para seguir haciendo una vida normal en estos pisos.

32 escalones son los que se separan a Milagros de la calle y en este tiempo las veces que ha salido ha sido casi exclusivamente para acudir al hospital, cuando una ambulancia viene a recogerla y se la llevan. La vuelta ya es otra cosa, porque la dejan en el portal y es su familia la que tiene que subirla en peso por las escaleras, dos pisos que han ido salvando cargando a Milagros sobre una silla del comedor, primero, y ahora que tiene silla de ruedas subiéndola escalón a escalón.

La comunidad en la que vive Milagros con su hija Ascensión y su yerno lleva ya más de cuatro años esperando una subvención de la Junta de Andalucía para instalar un ascensor en el edificio, pero de momento no ha habido suerte.

En el año 2018 la comunidad de propietarios firmó un contrato con una empresa instaladora de ascensores, acostumbrada a tramitar estas subvenciones y se puso en marcha toda la burocracia. Los 16 vecinos que conforman la comunidad aportaron el dinero necesario hasta sumar los 6.000 euros necesarios para la firma del contrato, a la espera de la concesión de la subvención que conllevaría aproximadamente el 75% del coste total de las obras, unos 85.000 euros.

Poner a los vecinos de acuerdo no fue fácil pero Ascensión, que es también presidenta de la comunidad de propietarios, no cejó en el empeño hasta hacer ver a todos los residentes, muchos de ellos personas mayores y con movilidad reducida, la necesidad de destinar un dinero a esta mejora.

Sin embargo todo el esfuerzo ha sido hasta ahora infructuoso, ya que en todas las convocatorias de las subvenciones hasta ahora han quedado como suplentes, sin llegar a obtener la ayuda.

Ascensión no se explica por qué a ellos no les llega esta subvención y ha decidido acudir incluso al Defensor del Pueblo, que ya ha dado acuse de recibo a la queja presentada por esta comunidad. Es una tardanza que los vecinos no entienden, ya que incluso cuentan con un hueco destinado a la instalación del ascensor sin necesidad de recurrir a soluciones como su colocación en el exterior, como ocurre en otras comunidades.

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