Solidaridad

Salvar la vida en Jerez

Abdullah Sadaqat, en la calle Larga, con el equipo donado por la Agrupación Fotográfica San Dionisio.

Abdullah Sadaqat, en la calle Larga, con el equipo donado por la Agrupación Fotográfica San Dionisio. / Manuel Aranda (Jerez)

Una imagen de Afganistán tomada por Abdullah. Una imagen de Afganistán tomada por Abdullah.

Una imagen de Afganistán tomada por Abdullah. / Abdullah Sadaqat.

"Son salvajes. No te ven como un ser humano. Si les dices algo, no dudarán en matarte". Abdullah Sadaqat nació en Afganistán hace 34 años. Está casado y es padre de tres hijos. Vive en Jerez, ciudad a la que llegó con la ayuda de Ceaín y el Gobierno de España para así poder salvar su vida, y la de su familia. Está amenazado por los talibanes. Habla persa y se defiende bien en inglés y español. 

A la vez que estudiaba en Kabul la carrera de Filología Hispánica, estuvo colaborando como intérprete con los militares del Ejército Español en la provincia de Badgis. Fue calificado por ello de infiel, de ahí sus amenazas de muerte por parte de los talibanes. 

Sus padres y hermanos viven en la provincia de Bamiyán, donde su padre tiene una tienda de harina y otra de alfombras. Junto a él ha trabajado como repartidor. Además, era fotógrafo profesional en su país. A través de sus imágenes refleja su cultura, la forma de vida en Afganistán, por las que fue premiado en un concurso en 2016. 

Tras capturar Kabul el 15 de agosto de 2021, las autoridades talibanes impusieron severas restricciones a los derechos de las mujeres y las niñas, suprimieron los medios de comunicación y detuvieron arbitrariamente, torturado y ejecutado sumariamente a críticos y supuestos detractores, entre otros abusos, que aún continúan.

Ante las continuas amenazas talibanes, Abdullah pide ayuda al Gobierno Español, con quien ya había trabajado, y lo trasladan a él, a su familia, y a una hermana, a nuestro país. El 25 de agosto de 2021 salió de Kabul, el 27 llegó a Madrid y, de allí, a Jerez en autobús. Su tercera hija nació aquí. "Mi máxima preocupación es encontrar trabajo. Yo quiero trabajar, pero mis amigos de aquí me dicen que no hay. Los conocí jugando al ajedrez en Vallesequillo. Puedo manejar carretillas automotoras y plataformas elevadoras. También estoy convalidando el carnet de conducir para que me sirva en España. Quiero trabajar, de lo que pueda. Lo necesito". 

Su sueño, en realidad, es trabajar como fotógrafo profesional, pero "pienso que es imposible. Ahora lo que salgo es cada día para hacer fotos de la ciudad. Tengo muchas". 

Como la marcha de sus país fue tan acelerada, tuvo que dejar allí la mayor parte de sus pertenencias, como su cámara de fotos, además de muchos trabajos realizados con ella. La Asociación Fotográfica San Dionisio, de la que Abdullah es socio, le donó un equipo con el que poder continuar con su afición. De hecho, la Torre del Agua, sede de la Agrupación, ha acogido hasta el 17 de febrero una exposición suya, El día de los deseos. Un hermoso viaje en el espacio y el tiempo por Bamiyán, pueblo natal de Abdullah, conocido por albergar los famosos gigantes Budas de Bamiyán, declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO y que fueron destruidos por los talibanes. Abdullah no pudo traer consigo su cámara de Afganistán pero sí que trajo los archivos de las mejores instantáneas de su tierra que ahora ven la luz, ofreciéndonos un recorrido por escenas cotidianas de las calles y espacios naturales de Bamiyán, así como de la vida de sus habitantes antes de la invasión. "Me gustaría -añade- mostrar también mis fotografías y vídeos en la Universidad y en el Ayuntamiento, si ellos me aceptan. Quiero hablar de nuestras costumbres allí". 

Abdullah tiene además seis hermanos. Sus padres, que permanecen en Afganistán, también cuentan con la posibilidad de venir a Jerez con la ayuda del Gobierno de España, "pero mi padre sí tiene trabajo allí y yo aquí aún no. Por ahora no vienen. No es la mejor situación". 

"En Jerez me siento bien. Me gusta el clima, mejor que allí. La gente es muy amable, más que en otros puntos de España, donde residen amigos míos y me dicen que no hablan mucho con ellos. Mi intención es encontrar trabajo en la ciudad que sea. No tengo residencia fija. Mis hijos están contentos, van al colegio, tienen muchos amigos y hablan español mejor que yo (ríe)".

Abdullah cuenta que sueña cada noche con su pueblo, su familia... Le gustaría vivir en paz allí, sin amenazas, "pero me tuve que venir a España para que no me mataran. No sé si podré volver algún día. A mi padre lo amenazan, le preguntan por mí, y dice que trabajo en el extranjero. El 99% de las tierras ahora es de los talibanes. Tienen mucho poder, son salvajes y no piensan que tú eres humano. Si tú dices algo contra ellos, te disparan. No hay gobierno desde hace dos años. Las mujeres no pueden estudiar, tienen que salir a la calle acompañadas por un hombre que sea de la familia, si no, les pegan. La mayoría de la población está en contra de esta situación, pero son civiles sin armas ni nada".

Insiste en su deseo de trabajar. Y habla con tristeza de su abuela, de la que no se pudo despedir. 

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