Provincia de Cádiz

Navantia bota en San Fernando la tercera corbeta para Arabia Saudí

  • El acto estaba previsto inicialmente para el martes pero se ha adelantado dos días por las condiciones meteorológicas

Navantia bota en San Fernando la tercera corbeta para Arabia Saudí

Navantia ha botado en la tarde de este domingo en San Fernando la tercera de las cinco corbetas que construye en la Bahía de Cádiz para la marina real de Arabia Saudí, que ha sido bautizada como 'Hail' en honor de una ciudad de este país. La ceremonia estaba prevista inicialmente para este martes pero se ha adelantado a la pleamar de hoy, en torno a las 16 horas, por las mejores condiciones meteorológicas ya que en los próximos días se esperan fuertes vientos de levante, según ha podido saber este periódico.

El buque, cuya puesta de quilla se celebró el pasado mes de julio, es la construcción 548 del astillero isleño y ha sido botado desde la grada dos de la factoría. Al igual que se sus hermanas de serie, la corbeta tiene una eslora de 104 metros, una manga de 14 y será capaz de transportar a un total de 102 personas entre tripulación y pasaje. Alcanzará una velocidad máxima de 27 nudos y, entre otros aspectos, tiene capacidad para llevar a bordo provisiones para 21 días. Su entrega está prevista en diciembre de 2022.

Según ha informado Navantia, la botadura se ha celebrado como acto de trabajo en el astillero. En él han participado el director de Operaciones y Negocios de Navantia, Gonzalo Mateo-Guerrero, el director de los astilleros en Bahía de Cádiz, José Antonio Rodríguez Poch, y el capitán Abdullah Alsheri, oficial de enlace del Programa Avante 2200, en representación del vicealmirante Fahad Bin Abdullah Al-Ghofaily, comandante de la Marina Real de Arabia Saudí

El diseño de las corbetas es de última generación, maximizando a la vez la participación de Navantia mediante la incorporación de productos propios, como el sistema de combate CATIZ, el sistema de comunicaciones integradas HERMESYS, la dirección de tiro DORNA, el Sistema Integrado de Control de Plataforma y el puente integrado MINERVA, junto con otros equipos desarrollados por Navantia bajo licencia, como los motores de MTU, las cajas reductoras de RENK.

La botadura supone un nuevo hito en este contrato con el que Navantia aspira a estrechar su colaboración con Arabia Saudí. Precisamente, la empresa española opta a la construcción de dos buques anfibios de 13.000 toneladas y ocho lanchas de desembarco para la Marina Real Saudí. En el caso de los buques anfibios, estos contratos supondrán más de ocho millones de horas de trabajo para los astilleros de la Bahía.

Un encargo histórico

El contrato con Arabia Saudí para la venta de estas cinco corbetas fue firmado en julio de 2018 por un importe de 1.800 millones de euros,el mayor pedido que jamás ha recibido esta empresa pública española, por encima de los 1.300 millones de euros que aportaron las fragatas para la Venezuela de Hugo Chávez.

Y es histórico no sólo por su cuantía económica sino por su impacto en el mercado laboral de la Bahía, ya que implica una carga de trabajo global de alrededor de siete millones de horas y un pico de 6.000 empleos, de los que 1.100 son directos, 1.800 de la industria auxiliar y otros 3.000 indirectos generados por otros proveedores.

Corte de chapas para la primera corbeta de Arabia

La construcción de los buques arrancó en enero de 2019 con el acto de corte de la primera chapa. Además, el encargo contempla la transferencia de tecnología a través de la creación de una empresa conjunta formada por Navantia y la sociedad SAMI (Industrias Militares de Arabia Saudí), Sanni, que fue presentada en sociedad en febrero del año pasado.  En septiembre de 2019 se firmó en Londres el acuerdo por un importe de 900 millones de euros que regulará el trasvase de know-how. Antes de la declaración de la pandemia, San Fernando se preparaba para acoger a los más de 700 militares de Arabia Saudí que serán adiestrados en el manejo de las corbetas.

A ello se suma la posibilidad de que Arabia Saudí haga nuevos encargos. En ese sentido, Riad estudiaría comprar a Navantia dos buques de asalto anfibio LPD similares al Castilla y el Galicia de la Armada española, cuya construcción recaería en Ferrol según avanzó El País el pasado mes de agosto,

Sin embargo, aún quedan flecos legales por resolver. En una respuesta parlamentaria al diputado de Bildu Jon Iñarritu, el Gobierno reconoció que Navantia deberá pedir una licencia de exportación definitiva y que esta solicitud será examinada "con todo rigor". Según el Ejecutivo, Navantia sí presentó un acuerdo previo de exportación que recibió el visto bueno en julio de 2015, pero que ya ha caducado y por tanto la empresa pública deberá volver a solicitar el aval a la venta.

"La futura licencia será examinada con todo rigor de acuerdo con las prohibiciones y los parámetros contenidos en el Tratado sobre el Comercio de Armas, lo dispuesto en la legislación española y los ocho criterios de la Unión Europea", garantiza el Ejecutivo.

Larga negociación

El encargo fue fruto de cuatro años de dura negociación por los que pasaron dos reyes de España –Juan Carlos I, Felipe VI, después–, dos presidentes del Gobierno –Mariano Rajoy y Pedro Sánchez– y tres presidentes de Navantia –José Manuel Revuelta, Esteban García Vilasánchez, fichado posteriormente por la industria militar de Arabia Saudí tras su salida de la cúpula de la empresa española, y Susana de Sarriá–.

En abril de 2018 el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman, firmó un acuerdo de intenciones con el Ejecutivo que presidía entonces Rajoy durante una visita oficial a España. El encargo definitivo fue ratificado en la primera quincena de julio por el Gobierno de Pedro Sánchez, quien había llegado pocas semanas antes a La Moncloa tras el triunfo de la moción de censura contra Rajoy con el apoyo sustancial de Podemos, partido que se había posicionado en contra del contrato pese a que los dirigentes gaditanos de la formación morada sí lo respaldaban.

Pero no tardaron en llegar problemas. Arabia Saudí se había enfrascado en una guerra en Yemen, y varios bombardeos con víctimas civiles habían suscitado una campaña internacional para suspender la venta de armas a Riad. A mediados de agosto, el Ejecutivo ya había adelantado que iba a revisar las transacciones que “pudieran implicar la utilización de este tipo de armamento contra la población civil”, como había ocurrido poco antes en un ataque contra un autobús con niños en Yemen poco antes. 

A primeros de septiembre, la ministra de Defensa socialista, Margarita Robles, filtró a la cadena SER que España se disponía a rescindir la venta de 400 bombas de precisión que había sido acordada por el anterior Ejecutivo y devolver los 9,2 millones de euros anticipados por los saudíes. Finalmente, fue el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, el que logró apagar el incendio tras unas intensas gestiones telefónicas que le llevaron a tener “la oreja como la península arábiga”, según aseguró en unas declaraciones a la prensa.

El programa, cuyo último buque deberá ser entregado en el año 2024, incluye, además de la construcción, el apoyo al ciclo de vida durante cinco años, desde la entrega del primer buque, con opción a otros cinco años adicionales.

Por otro lado, el contrato también incluye el suministro de varios servicios tales como, apoyo logístico integrado, adiestramiento operacional y de mantenimiento, suministro de centros de formación y adiestramiento para el sistema de combate y sistema de control de plataforma de los buques, el apoyo al ciclo de vida, anteriormente citado, y los sistemas para el mantenimiento de los buques en la Base Naval de Jeddah.

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