Infraestructuras

Jerez: un aeropuerto a un tercio de su capacidad

  • La terminal acogió a 1,1 millones de pasajeros en 2018 pese a que está diseñada para atender a tres millones

Un trabajador del aeropuerto transporta una carritos por la terminal.

Un trabajador del aeropuerto transporta una carritos por la terminal. / Pascual

El aeropuerto de Jerez no llega al nivel de infrautilización de las terminales fantasma de Lérida o Huesca, pero sí está lejos de la saturación. El edificio actual fue inaugurado el 7 de mayo de 1992 al rebufo de la inversión en infraestructuras de la Expo’92. Fue construido sobre un pinar adyacente a la antigua base militar de La Parra, de la que apenas quedan ya vestigios como la capilla, envuelta en la maleza, o el botiquín, que forma parte actualmente de la escuela de pilotos FTE. Y sustituyó a las primeras instalaciones civiles edificadas en la década de los 70 cuando el aeródromo era de titularidad militar.

La crisis de 1993, justo el año en el que el Ejército del Aire abandonó la base, fue un frenazo al aeropuerto. Todas las rutas que se operaban desde Jerez eran nacionales y apenas se movían unos 300.000 pasajeros anuales. Pero poco a poco fue remontando el vuelo.

El periodo comprendido entre 2000 y 2007 fue una auténtica época dorada. La liberalización del transporte aéreo y la coyuntura económica favorable llevaron en 2007 al aeropuerto a su máximo histórico, cuando atendió a más de 1,6 millones de pasajeros. Hasta tres compañías llegaron a competir en la ruta con Madrid-Barajas, que aportó ese año más de 660.000 pasajeros.

En este contexto se gestó la segunda gran transformación del aeropuerto de Jerez. Entre 2005 y 2010, el Ministerio de Fomento invirtió más de 100 millones de euros. Estos fondos sirvieron para ampliar la superficie de la terminal en un 45%, aumentar la capacidad de rodadura y estacionamiento para acoger hasta doce aviones simultáneamente, y construir un apeadero en la línea Sevilla-Cádiz, convirtiéndose en uno de los escasos aeropuertos españoles junto a Madrid, Barcelona y Málaga, con conexión ferroviaria directa, aunque ésta aún hoy adolece de una escasa oferta de frecuencias.

De ese plan queda por acometer la ampliación de la pista en 900 metros para poder acoger a aviones de mayor tamaño. De hecho, los Jumbo que traen el material del Gran Premio de Motociclismo no pueden aterrizar en Jerez y suelen tomar tierra en Sevilla. Sin embargo, la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia ha puesto objeciones a la prolongación de la pista al considerar que es innecesaria por la cercanía de los aeropuertos de Sevilla y Málaga.

Gracias a las mejoras ya acometidas, el aeropuerto de Jerez podría mover tres millones de pasajeros anuales. Pero la cifra real está muy por debajo. El estallido de la gran recesión llevó a que el número de pasajeros cayera en 2014 a 758.309, menos de la mitad del registro de 2007. En ese año, la terminal jerezana arrojó 8,4 millones de euros en pérdidas, según las cuentas de Aena.

Desde entonces, el aeropuerto ha mejorado sus cifras, aunque sigue funcionado a un tercio de su capacidad. 2018 fue el mejor año de la última década, con algo más de 1,1 millones de pasajeros, un 8,3% más que en 2017. Y 2019 apunta a otro repunte. Hasta mayo se había contabilizado un total de 396.000 pasajeros, un 5% más que en el mismo periodo de 2018.

La ruta de Madrid es la espina dorsal. En 2018 movió casi 300.000 pasajeros. El segundo enlace, y a gran distancia, es Barcelona, con más 186.000 viajeros. Sin embargo, los vuelos internacionales, fundamentalmente Alemania y Reino Unido, siguen siendo esenciales, ya que aportan más de la mitad del volumen de Jerez.

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