La provincia de Cádiz es la cuarta en recepción de inmigrantes y embarcaciones en lo que va de año. 2020, el año de la pandemia, será recordado por muchas cosas pero no por la presión migratoria. Aunque en las últimas semanas se ha podido asistir a la llegada de numerosas pateras a las playas gaditanas, lo cierto es que nada tiene que ver el número de migrantes llegado hasta nuestras costas con respecto a otros años.Según los datos ofrecidos por la Subdelegación del Gobierno en Cádiz, hasta el pasado 6 de septiembre habían llegado a España por zonas no habilitadas para el paso de fronteras por las costas de Cádiz un total de 1.101 personas en 122 pateras. De estos, 991 son marroquíes, 109 subsharianos y una persona de otra nacionalidad.

Por delante de Cádiz en cuanto a recepción de migrantes están Las Palmas, Almería y Murcia, y tras la provincia gaditana se sitúan Granada, Málaga y Alicante.

Por meses, en enero entraron 15 pateras con 236 personas (207 marroquíes y 29 subsaharianos); en febrero, seis pateras con 20 marroquíes; en marzo, sólo tres pateras con 17 personas (16 marroquíes y un subsahariano); en abril entró una patera con seis marroquíes a bordo; en mayo, en pleno estado de alarma, no entró ninguna patera; en junio alcanzaron las costas gaditanas 10 embarcaciones con 45 marroquíes; en julio 34 pateras con 369 personas a bordo (304 marroquíes, 64 subsaharianos y 1 de otra nacionalidad); en agosto fueron 40 pateras con 289 personas (278 marroquíes y 11 subsaharianos); y, de momento, hasta el 6 de septiembre, 13 pateras con 119 personas (115 marroquíes) y 4 subsaharianos.

Se da la circunstancia de que en la última semana han sido varias las pateras que han llegado hasta playas de la propia capital de la provincia. Este domingo llegó una a Cortadura con 15 marroquíes a bordo y otra tuvo que ser remolcada hasta Puerto América.

En lo peor de la pandemia el flujo cambió hasta el punto que se supo de algunas mafias que estaban cobrando fortunas por llevar a los inmigrantes de vuelta a sus países a través del Estrecho, en un tráfico absolutamente inusual.

El menor flujo migratorio, además de a los efectos de la pandemia, se debe a que los controles en las fronteras de Marruecos se han endurecido, lo que hace más complicado la llegada hasta las poblaciones costeras de migrantes de países del África Subsahariana. Por ello también, la mayoría de los migrantes que acaban llegando a las costas en pateras son marroquíes que son devueltos a su país. Algunos de estos migrantes han dado positivo en los test PCR por el coronavirus.