"Si el próximo convenio va a ser como éste, que vayan a pescar los ministros"
Los cerqueros de Barbate insisten en que faenar en Marruecos no es rentable por las exigencias actuales. El Gobierno cree que han sufrido "un calentón momentáneo" y asegura que el acuerdo se renovará en abril
El cerquero Nuevo Nautilus llegó ayer a las once y media al puerto de Barbate tras una jornada de faena en Marruecos, una buena jornada. De los siete barcos de la flota barbateña que estaban navegando en la madrugada del miércoles en Larache, el Nautilus era el único que había pescado, el único que volvía a casa. En sus bodegas se amontonaban 330 cajas con 2.280 kilos de boquerones de un palmo. Buena hora de llegada, buen género y poca competencia, pero el círculo no estaba cerrado.
Ayer los mercados estaban abastecidos. Mala suerte. Había género en la lonja de Cádiz y también en las del Mediterráneo, y las expectativas de negocio del Nautilus se frustraron en la subasta, como tantos otros días. Las cajas -9 kilos- se despacharon a un precio de entre 15 y 18 euros, menos de la mitad de lo que sería necesario para que la singladura mereciera la pena. Así que el armador Salvador Vidal, que a sus 65 años habrá navegado más leguas que el capitán Nemo, decidió que esta madrugada su gente volvería al Golfo de Cádiz "a ver si allí se puede hacer algo más". "Ir a Marruecos no es rentable, no es rentable ni un día ni al siguiente, por más empeño que uno le ponga", lamenta el patrón.
La queja es un eco en Barbate desde 2007, el año en el que las traíñas volvieron al caladero marroquí después de ocho años sin acuerdo con el país vecino. Los pescadores, pese a la ilusión inicial, censuraron pronto los términos del nuevo convenio y sus limitaciones geográficas y técnicas. La tragedia del Nuevo Pepita Aurora hundió los ánimos, pero la veintena de cerqueros siguió alternando el Golfo de Cádiz con Marruecos, engordando un bolo de desazón que, tres años después, se hace intragable.
Por primera vez, la flota de traíñas de Barbate no ha renovado la licencia para pescar en el caladero africano. El permiso corresponde a octubre, noviembre y diciembre, meses complicados para la navegación. "No hay rentabilidad económica, las expectativas no se han cumplido aunque al principio pensáramos que podía ser una tabla de salvación", explicó en la edición de ayer de este periódico el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Barbate, José Manuel Martínez.
Muchos armadores solicitaron la licencia pero ninguno la ha pagado. La decisión no ha salido de la Cofradía, ni es fruto de un acuerdo gremial. Nadie se ha mostrado dispuesto a dar el paso. Ayer por la mañana, los armadores seguían cruzándose llamadas cuestionándose la renovación de papeles. Las respuestas siempre eran negativas. "Nadie está dispuesto a volver ahora. Y volver solo, tampoco se lo plantea nadie. Es muy peligroso ir solo a Marruecos, te pasa cualquier cosa, una avería, un temporal... ¿y quién te ayuda? Como te descuides allí y no tengas un compañero cerca, te fríen", apuntaba Salvador Vidal.
Los problemas del convenio pesquero con Marruecos, que expira en abril de 2011, han sido denunciados hasta el aburrimiento. Los pescadores tienen muy complicado adaptarse a los límites geográficos de faena en el caladero, marcados en el convenio en la parte atlántica del país, entre el cabo Espartel, al oeste de Tánger, y Larache. Han denunciado que esta zona está sobreexplotada por los propios pesqueros marroquíes. "Ellos pescan 300 días al año, fines de semana, de día, de noche, siempre están allí. Nosotros 80 días al año y con suerte. Esta año sumamos ya unas veinte semanas en las que hemos estado parados. Días en los que hay que volverse sólo para pagar a la gente", calcula el armador del Nautilus.
Además, los barcos españoles no pueden acercarse a menos de dos millas de la costa, ni para resguardarse en caso de temporal. Cinco cerqueros barbateños bordearon este límite de tres kilómetros y unos cientos de metros en julio de 2007 y el Gobierno marroquí les multó por incumplir el protocolo pesquero, pese a que sus patrones insistieron en que habían permanecido 21 horas fondeados por el mal tiempo y dentro del límite reglamentario.
Más allá de Assilah, los cerqueros españoles no pueden emplear luces, y sin luz no hay capturas, o hay que desplazarse más para conseguirlas, lo que equivale a quemar más gasoil, y a incrementar tiempos y gastos, siempre cuantiosos.
En el negocio de los pesqueros barbateños existe la tendencia generalizada de que los gastos superan a los ingresos. Muchos armadores acumulan deudas en la vendeduría, la cooperativa que les abastece de productos básicos para la faena y gestiona sus paleles. "Muchos, si no todos", esboza el propietario del Nuevo Nautilus.
La Cofradía barbateña también critica la "burocracia excesiva" que se exige para poder faenar en aguas vecinas y sostiene que "orgánicamente una cofradía de pescadores no está adaptada para tanta burocracia de trámites".
Desde 2007, los pescadores han insistido en que el acuerdo con Marruecos fue un convenio político diseñado para políticos, muy alejado de las necesidades que plantea el día a día en el mar. A juicio de los armadores, una solución pasa por ampliar hasta Casablanca el límite geográfico a la faena. "Ahí hay buena pesca, poder llegar allí sería darle vida a este sector y a este pueblo. Lo que tenemos ahora no vale. Si el nuevo acuerdo va a ser igual que el que tenemos, que vayan a Marruecos los ministros", asevera Salvador Vidal, que dirige pesqueros desde los 27 años.
No se da por aludida la ministra de Medio Marino, Elena Espinosa, que ayer defendió en Córdoba el acuerdo suscrito entre la Unión Europea y Marruecos y restó importancia a las reivindicaciones de los cerqueros gaditanos. Espinosa señaló que las declaraciones de la Cofradía barbateña son fruto de "un calentón montáneo" y se aferró a que el convenio fue "muy festejado" en 2007. Lejos de admitir las deficiencias, la ministra señaló que España es un país que "todavía tiene déficit de licencias" y subrayó que la no renovación de licencias en Barbate no afectará a la renovación del acuerdo que expira en abril.
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