Una lancha eléctrica vuela sobre el Estrecho de Gibraltar y cruza de Europa a África por primera vez
'Candela C-8', un hidroala totalmente eléctrico, une Sotogrande y Ceuta en poco más de una hora, marcando un hito mundial en la navegación sin emisiones y con un coste energético un 90% menor que una embarcación convencional
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La revolución del mar ha comenzado en silencio, sin humo ni estruendo, surcando las aguas entre Europa y África con el zumbido apenas audible de una embarcación que no toca el mar. Por primera vez en la historia, un barco de producción totalmente eléctrico ha cruzado el Mediterráneo, volando—literalmente—sobre las olas desde Sotogrande (San Roque) hasta Ceuta. El protagonista: la Candela C-8, un innovador hidroala sueco que ha completado las 24 millas náuticas del Estrecho de Gibraltar en poco más de una hora, igualando la velocidad de los ferris convencionales, pero consumiendo apenas ocho euros en electricidad.
La travesía, realizada a finales de mayo, supone un antes y un después en el transporte marítimo de pasajeros. El objetivo: demostrar que es posible cruzar mares y unir comunidades con cero emisiones, menos ruido, más eficiencia y sin renunciar a la rapidez. La misma tecnología, ya en funcionamiento en Estocolmo, sirve a diario a los vecinos de la zona de Ekerö, que viajan a la capital sueca en la primera línea regular de ferris hidroala eléctricos del mundo.
Una alfombra voladora sobre el mar
El secreto de la Candela C-8 está bajo la línea de flotación. A diferencia de los cascos tradicionales, este barco se eleva sobre el agua gracias a unas alas submarinas controladas por ordenador, que ajustan su inclinación hasta cien veces por segundo. Así logra minimizar la resistencia y garantizar una navegación estable, incluso en aguas turbulentas como las del Estrecho.
La sensación es la misma que la de un avión moderno, con un sistema automático que suaviza los vaivenes y elimina el mareo de los pasajeros.
El viaje supuso un consumo de apenas 40 kWh de energía, equivalente a unos ocho euros. En contraste, el barco que acompañaba a la C-8 quemó 50 litros de gasolina—cerca de 90 euros—para el mismo trayecto. Esta diferencia, junto al confort y la velocidad, abre un nuevo horizonte para rutas marítimas cortas.
Candela y la compañía de energía limpia Avangreen, que impulsa la mayor planta solar de Ceuta, han unido fuerzas para plantear un futuro en el que pequeñas embarcaciones como la C-8 conecten puntos costeros hoy desatendidos. Las actuales rutas entre España y Marruecos, que suman más de 3,5 millones de cruces al año, están dominadas por grandes ferris pensados para coches y pasajeros. Pero quienes no viven cerca de los grandes puertos deben sumar largos desplazamientos terrestres antes y después de embarcar.
El modelo que propone Candela es distinto: rutas rápidas, directas y limpias que complementen las líneas existentes.
Suecia, el Báltico y ahora el Estrecho
La empresa sueca, fundada en 2014 para desafiar los límites de la propulsión eléctrica marina, ya había sorprendido al mundo el pasado septiembre. En una sola jornada, la C-8 recorrió el equivalente a Londres-Amsterdam-Londres (780 kilómetros) en un circuito entre Estocolmo y la isla de Tynningö. El coste energético total fue de unos 110 euros, frente a los 1.400 que habría supuesto en una embarcación tradicional.
Un mes después, la C-8 volvió a hacer historia al cruzar el mar Báltico de Suecia a Finlandia ida y vuelta en el mismo día. Ahora, el Estrecho de Gibraltar se convierte en el tercer gran escenario de esta embarcación que parece salida del futuro pero ya navega el presente.
La nueva era del transporte marítimo
La Candela C-8 no es un caso aislado. Proyectos similares se desarrollan en ciudades como Berlín, en el lago Tahoe (EEUU), en Nueva Zelanda o en Arabia Saudí. La británica Artemis Technologies ya prepara rutas con hidroalas eléctricos en el mar de Irlanda y cerca de la Isla de Wight, y colabora con el Estado de Washington en EE UU para implantar una flota ligera de transbordadores eléctricos que complemente a los colosos que cruzan a diario la bahía de Seattle.
La tecnología hidroala eléctrica promete transformar radicalmente la movilidad sobre el agua, especialmente en trayectos cortos y de media distancia. No solo por su sostenibilidad o ahorro, sino por la posibilidad de abrir rutas impensables hasta ahora.
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