'Monte Anaga', listo para proteger el Mediterráneo

La EMSA designa al buque del grupo Ibaizabal, fletado por Cepsa como suministrador de combustibles, para atajar vertidos de Algeciras a Marsella.

'Monte Anaga', listo para proteger el Mediterráneo
'Monte Anaga', listo para proteger el Mediterráneo
A. R. Algeciras

14 de marzo 2013 - 06:42

El Monte Anaga, uno de tantos buques dedicados al suministro de carburante que pueblan el horizonte del Estrecho de Gibraltar, esconde un as en la manga que le hace especial; distinto al resto. Está equipado con la última tecnología para combatir vertidos en alta mar, lo que le ha valido ser designado por la Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA) como buque de intervención para las costas del Mediterráneo occidental. Está adscrito a la franja comprendida entre Algeciras y Marsella.

Pertenece al grupo Ibaizabal y tiene base en el puerto de Algeciras, por lo que la zona pasa a ser una de las que ya goza con el tiempo de respuesta más corto en caso de emergencia. La concepción para uso mixto del Monte Anaga le permite operar en su día a día para la compañía Cepsa -a la que presta sus servicios desde el pasado agosto- y tener capacidad para intervenir en caso de emergencia en cualquier punto del rango adjudicado por la EMSA en menos de 24 horas.

Para Jaime Menéndez, director técnico del grupo Ibaizabal, disponer de esta tecnología en la bahía algecireña supone una alta responsabilidad que ha conllevado, a su vez, un proceso formación de la tripulación para cumplir con los requisitos europeos en la gestión de incidentes marítimos. A su vez, la adaptación tecnológica del buque (botado en 2010, con 75 metros de eslora y doble casco) supone un factor de optimización porque para la EMSA, como organismo público dependiente de la Unión Europea, contar con barcos anticontaminación para un uso esporádico resulta inviable.

El Monte Anaga trabaja en su función habitual para abastecer a clientes de Cepsa y en poco más de siete meses ha realizado más de 1.200 operaciones de suministro a buques. Frente a estos datos, afortunadamente, sus barreras anticontaminación sólo se han desplegado en caso de simulacros y demostraciones como la efectuada ayer en aguas de la Bahía de Algeciras, un entorno que en demasiadas ocasiones se ha teñido por ser lugar de paso de cientos de rutas marítimas y donde el riesgo es un elemento que nunca descansa.

No es, ni de lejos, un contrasentido que un buque dedicado al abastecimiento de carburantes sea empleado para recoger vertidos. El Monte Anaga tiene 4.000 metros cúbicos de capacidad en sus tanques -un volumen alto, equivalente a la superficie de un campo de fútbol cubierto con una capa de dos metros de altura-. En caso de ser requerido por la EMSA, el buque deja inmediatamente de operar en su labor comercial para Cepsa; vacía su contenido en la refinería de San Roque en un máximo de tres horas y pasa a asumir su segundo cometido: poner rumbo para ejercer la limpieza del mar. Para ello posee hasta 500 metros de barrera de contención, que en unión de un skimmer de alta eficiencia y sendos brazos mecánicos -tangones- son capaces de recoger vertidos en una proporción del 80% sobre el total de la entrada de volumen en sus tanques.

Todos estos elementos, actuando en conjunto, pueden atajar manchas en el mar hasta cubrir su capacidad en unas siete horas. Los brazos mecánicos, situados a babor y estribor, forman un ángulo de 60 grados que encauzan el vertido flotante en superficie hacia unos cepillos y bombas de succión. El skimmer, una especie de piscina con 150 metros cúbicos, y las barreras ayudan a agrupar las manchas y protegen las zonas costeras. Además, el Monte Anaga está dotado con un radar de detección específico de contaminación en el medio marino.

Para Cepsa que la comarca campogibraltareña disponga de estos recursos a la vuelta de la esquina supone un refuerzo de su compromiso medioambiental con la Bahía de Algeciras. Así lo señala el director de la refinería Gibraltar-San Roque, Ramón Segura, quien asistió a la partida del barco rumbo al simulacro. Y, según los directivos de Ibaizabal, la elección de la EMSA es el reconocimiento a una trayectoria en el negocio marítimo (en muy diversos ámbitos) desde 1861.

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