Los Barrios

Chamanes de la prehistoria en el Arte Sureño

  • La cueva de los Helechos alberga tres figuras de color negro que parecen hombres-pájaro a punto de emprender el vuelo

Las figuras de los chamanes en Los Helechos.

Las figuras de los chamanes en Los Helechos. / E.S.

La primera noticia que tenemos del yacimiento rupestre de los Helechos se debe al guarda forestal de los Alcornocales Rafael Sánchez Carrión, quien descubrió en febrero de 2016 esta notable estación con Arte Sureño en la cuenca del río Palmones, que destaca tanto por su morfología, ubicación, como por sus propias representaciones. El yacimiento se ubica en la parte medio-alta de un espectacular valle fluvial barreño, encajado entre imponentes lajas y caracterizado por su flora subtropical, especialmente por la presencia de helechos arbóreos, Culcita macrocarpa, especie emblemática de las laurisilvas termófilas de los canutos del macizo del Aljibe, que justifican el nombre de este nuevo emplazamiento.

El enclave donde se localizan las pinturas rupestres, es el resultado del buzamiento de una gran laja arenisca sobre la ribera de este profundo valle que es el mejor representante de los “canutos” del término barreño, conformando un amplio espacio que se alza un par de metros sobre el arroyo y que cuenta con un desarrollo longitudinal de más de 40 metros bajo la pared inclinada. Esta disposición es un hecho notable, ya que el Arte Sureño se ha conservado principalmente dentro de tafonis, que son los soportes locales donde se generan espacios lo suficientemente protegidos de las inclemencias ambientales para la siempre difícil conservación del arte rupestre en areniscas.

La estratégica ubicación del refugio de los Helechos y su estrecha vinculación a este arroyo de carácter permanente, han hecho que sea un lugar recurrente para el descanso de las cuadrillas de jornaleros que ascendían a la sierra del Niño. En algunos mapas locales está registrada una cueva en este entorno denominada el Sol-La Risca, que aun no coincidiendo topográficamente con los Helechos, podría estar haciendo referencia a este mismo refugio como cualquier otro de la zona. Lo que es objetivo, es que a pesar de las múltiples hogueras que han ennegrecido intermitentemente la gran pared de los Helechos, se desconocía su monumentalidad y potencial rupestre, que es lo verdaderamente relevante.

Aun así, todavía son visibles multitud de pictogramas rojos de carácter esquemático ejecutados con los dedos, especialmente digitaciones y puntiformes, aunque también hay figuras antropomorfas, zoomorfas, zigzags y un original símbolo estelar con forma de palmera. Mención aparte merecen las manifestaciones negras, repartidas en dos paneles bien diferenciados; por una parte el panel exterior, formado por dos figuras arboriformes en la entrada del yacimiento, para dejar paso a continuación a la composición más destacada del conjunto, que consiste en tres figuras humanas de color negro, a las que han añadido adornos cefálicos y dorsales mediante complejos tocados lobulados y una gran cantidad de líneas que salen irradiadas de manos y de la parte inferior de los brazos.

Figuras dibujadas en la cueva bareña. Figuras dibujadas en la cueva bareña.

Figuras dibujadas en la cueva bareña. / E.S.

El trazo fino y este detallismo de los antropomorfos negros de los Helechos, permiten reconocer elementos etnográficos relevantes como son las prolongaciones perpendiculares que les salen de los brazos y que pueden identificarse con un ornamento de plumas, por lo que podríamos describirlos como figuras hibridas con partes humanas y animales.

La tonalidad y características de estos antropozoomorfos, ya que mezclan atributos de ambos grupos, se corresponden con un morfotipo desconocido en la región, pero que cuenta con una larga tradición en el arte prehistórico y paralelos dentro del orbe esquemático en las pinturas de la Peña del Águila (sierra de Magacela, Badajoz) o en la cueva de la Pileta (Serranía de Ronda, Málaga).

Estos antropomorfos con los brazos-alas extendidos, conforman un simbolismo particular, cuya interpretación siempre subjetiva, podría relacionarse con chamanes plasmados en el momento de emprender el vuelo, siendo los mantos de plumas, los instrumentos que los dotarían de las cualidades necesarias para alcanzar los secretos del cosmos y el mundo sobrenatural. Desde esta perspectiva, los arboriformes negros de la entrada, símbolos con un eje vertical con travesaños, no serían simples arboles sino auténticos ejes cósmicos que permitirían el ascenso de nuestros hombres-pájaros al mundo celeste manifestado en el propio yacimiento y realizar sus vuelos iniciáticos que se materializarían en sus prácticas rituales.

La enorme sensación de sobrecogimiento que aún hoy transmite el monumental paisaje que alberga al refugio de los Helechos, inmerso en este auténtico dédalo de rocas areniscas que conforman el macizo aljíbico, es indisoluble al mensaje que estos individuos especiales plasmaron en la roca como parte de unas prácticas culturalmente codificadas cuya finalidad era estructurar la vida y garantizar el éxito de la comunidad.

La cueva de los Helechos. La cueva de los Helechos.

La cueva de los Helechos.

El mayor problema ambiental y paisajístico al que se enfrenta este yacimiento, al igual que el resto del Arte Sureño, está derivado de la degradación global que está sufriendo su entorno forestal. A la incapacidad o inexistente gestión del parque natural para planificar la regeneración de unos Alcornocales agotados que se siguen mercantilizando, como ha ocurrido con los descorches de este valle en el verano de 2020, hay que sumar aquí, al igual que a otras zonas de los Barrios de gran valor ecológico: puerto del Hombre-Canuto Hondo, boquete del Queso-Risco Blanco, la Zorilla-Picos del cuervo, sierra de Montecoche, laja del Pinalejo-Viguetón, las Presillas-el Palancar, ladera entre la garganta del Prior y la del Benharás, Charco de las Sierpes-Valdeinfierno, Hoyo de Don Pedro-Garganta del Capitán, la introducción de extensas repoblaciones de pino piñonero y negral, que aun habiéndose presupuestado varias veces para su progresiva eliminación, siguen en la actualidad cercenado la posibilidad de un futuro con unos bosques mediterráneos más valiosos, menos inflamables y más parecidos a los que sacralizaron sus primitivos pobladores.

Esta variedad cromática no era conocida en la región hasta su identificación en el abrigo de la Laja Alta en Jimena y en tres emplazamientos de reciente descubrimiento: El abrigo de los Hierros en Alcalá, el abrigo de los Escobones y el propio refugio de los Helechos en los Barrios, yacimientos donde aparecen estas manifestaciones parietales negras que nos hablan del gran legado cultural y temático que atesora este frágil patrimonio del sur.

El estudio de las pinturas negras en el Arte Sureño, abre nuevas líneas de investigación que aumentan el gran potencial de nuestro rico patrimonio rupestre. La posible naturaleza orgánica de estos pigmentos, la originalidad tipológica de estos motivos y las superposiciones que se dan con las figuras rojas, podrían contribuir a la contextualización de la que probablemente sea una de las últimas etapas rupestres en la región.

Paisaje de la zona. Paisaje de la zona.

Paisaje de la zona.

El Arte Sureño tiene todos los ingredientes de los grandes patrimonios desconocidos y abandonados, viviendo en esa dualidad permanente donde se suceden relevantes descubrimientos pero también agresiones irreparables

El hallazgo ya se ha notificado a la delegación de Cultura en Cádiz y al servicio de protección de la naturaleza de la guardia civil (Seprona), pero insistimos en que sin el compromiso de las diferentes administraciones públicas pero especialmente del parque natural, solo podremos como hasta ahora, llevar un registro del ritmo al que desaparece este irrepetible conjunto gráfico a causa de la ignorancia y el abandono, suerte que corre pareja a la de unos alcornocales sobreexplotados que también pierden su valor y contenido.

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