La Línea recupera su memoria costera: arranca la restauración del entorno de Torre Nueva

La Línea de la Concepción se prepara para recuperar uno de los tesoros más olvidados y antiguos de su litoral: la Torre Nueva, una torre vigía del siglo XVI que ha sobrevivido al paso de más de tres siglos y medio de temporales, guerras y abandono institucional. Ubicada entre las playas de Santa Clara y El Burgo, es el único vestigio íntegro que queda en pie de las antiguas torres almenaras que jalonaban la costa del Estrecho para protegerla de los ataques corsarios. Este lunes, el Ayuntamiento ha anunciado el inicio del proceso de licitación de las obras para restaurar su entorno y devolverle la dignidad histórica y paisajística que merece.

Con un presupuesto base de 343.361,83 euros y un plazo de ejecución de seis meses desde la firma del acta de replanteo, el proyecto está financiado con fondos europeos Next Generation, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. La actuación, abierta a la presentación de ofertas hasta el 30 de junio, afectará a una superficie de más de 58.000 metros cuadrados y persigue transformar este enclave histórico en un nuevo polo de atracción turística y ciudadana, con criterios de sostenibilidad, accesibilidad y puesta en valor del patrimonio.

De torre olvidada a emblema del futuro litoral

A pesar de su valor histórico, Torre Nueva es una gran desconocida para la mayoría de los linenses. De hecho, es el único bien arqueológico en pie dentro del término municipal y uno de los más antiguos del Campo de Gibraltar. Construida en el siglo XVI en el marco de un ambicioso plan defensivo impulsado por Felipe III, su misión era vigilar la costa frente a las incursiones de piratas berberiscos, que asolaban las almadrabas del litoral. Desde su cima, los vigías encendían hogueras por la noche o producían señales de humo de día para alertar del peligro, activando una cadena de comunicación visual entre torres que recorría toda la costa andaluza.

Junto a ella existieron otras torres vigía, como la Torre del Diablo en Gibraltar (derribada por los británicos en 1940) o la Torre Carbonera en San Roque (demolida por el Ejército español), pero solo Torre Nueva ha resistido el abandono, los elementos y los cambios de época.

Un parque litoral entre la historia y la sostenibilidad

El nuevo proyecto, redactado por la UTE Yamur Arquitectura y Arqueología junto al arquitecto Alberto Bonelo, apuesta por una transformación integral del espacio. Se habilitarán caminos peatonales, zonas de sombra, áreas de descanso, señalética cultural y se restaurará el paisaje con especies vegetales autóctonas. La eficiencia energética será otro de sus pilares, con sistemas de iluminación LED y la instalación de paneles solares.

Además, se integrará en el recorrido la red de fortines de la Segunda Guerra Mundial, conectados por galerías subterráneas, y se pondrán en valor los restos del antiguo cuartel de carabineros. Todo el conjunto será reinterpretado como un paseo cultural y ecológico, con vocación educativa y turística.

El nombre de Torre Nueva sigue siendo un misterio, pues se trata precisamente de una de las torres más antiguas de la zona. Su construcción guarda relación con la antigua pesquera de atún en la playa de la Atunara —de ahí su nombre— y con el sistema defensivo costero desarrollado desde tiempos del emperador Carlos V. Según algunos historiadores, estas torres —de origen cartaginés, árabe o renacentista, según los casos— fueron herederas de una red de atalayas que databa incluso de tiempos de Aníbal, y que protegían el litoral peninsular mediante señales visuales.

La expresión “moros en la costa” nació precisamente en ese contexto: cuando los vigías divisaban las velas enemigas, encendían fuego en lo alto de las torres, dando la alarma por toda la comarca.