La Línea en Blanco y Negro

Torre Nueva, único monumento histórico de La Línea

  • Basta darse un paseo por la playa de Levante, en las cercanías del Burgo Turístico, al norte de la Atunara, para darnos cuenta de la presencia de una solitaria y esbelta torre circular denominada Torre Nueva

Torre Nueva.

Torre Nueva.

Aunque parezca mentira, son muy pocos los linenses que tienen noticia de la existencia de dicha torre. Y nos atrevemos a decir que menos aún de su origen e historia. Es también el único monumento arqueológico enclavado en el término municipal de La Línea de la Concepción. No nos atreveríamos en calificar de monumento arqueológico las ruinas del fuerte de Santa Bárbara, consistentes en un montón de escombros, aunque es innegable su valor histórico: construido en 1731 durante los sitios de Gibraltar, es una de las más modernas obras de ingeniería militar en su época y, por supuesto, partida de nacimiento de la actual ciudad de La Línea de la Concepción.

Por suerte para La Línea y para el patrimonio histórico monumental nacional, en la playa de la Atunara se conserva casi intacta una torre vigía que con toda seguridad tiene más de 364 años de existencia. Hasta hace 40 años (1940), en este litoral del mar de Levante comprendido entre la Bahía de los Catalanes, en Gibraltar, hasta el rio Guadiaro y a pocos kilómetros del mismo en Sierra Carbonera, existían cuatro torres vigías. Dos de ellas han desaparecido demolidas por motivos militares: la Torre del Diablo, en Gibraltar, por el Ejército británico y la segunda, Torre Carbonera, en San Roque, por el Ejército español. La tercera desapareció en las márgenes del rio Guadiaro por la acción del tiempo y el abandono. Solamente la cuarta, nuestra Torre Nueva, ha sobrevivido no solamente a la acción destructiva del hombre, sino también a tres largos siglos y medio de temporales de levante y a los efectos de la erosión de los elementos meteorológicos.

Sobre Torre Carbonera, llamada por los ingleses The Queen's Chair (La silla o mirador de la Reina) existe una interesante historia, más bien una bonita leyenda. Se dice que en Torre Carbonera habitó o descansó Doña Leonor de Guzmán, famosa amante de Alfonso XI, madre de don Fabrique y don Enrique de Trastámara, cuando acompañaba al cadáver del monarca camino de Sevilla, que había fallecido de Muerte Negra en 1350 tras fracasar el quinto asedio a la plaza de Gibraltar entonces en poder de los árabes.

La silla de la Reina, en 1868. La silla de la Reina, en 1868.

La silla de la Reina, en 1868.

La Torre del Diablo, que hasta el año 1940 se encontraba enclavada en una roca al pie del Peñón y sobre el camino de la Bahía de los Catalanes, según la historiadora gibraltareña señora Dorothy Ellicot, fue construida posiblemente por los árabes en el Siglo XI, aunque el material empleado en su construcción parece ser de tiempo anterior al usado en la cadena de torres vigías levantadas por Felipe III de España por el año 1618 para la defensa de sus costas. No vamos a entrar en polémica si es acertada o no la versión histórica de la señora Ellicot sobre el origen de la Torre del Diablo, ya que otros historiadores opinan que es de origen cartaginés o genovés, construida sobre los cimientos de una torre árabe.

La antigua Torre del Diablo de Gibraltar, demolida en 1940. La antigua Torre del Diablo de Gibraltar, demolida en 1940.

La antigua Torre del Diablo de Gibraltar, demolida en 1940.

Cuando el emperador Carlos V abdicó en su hijo Felipe III todavía continuaban realizándose las incursiones del turco u otros enemigos contra las pesquerías que tanto habían afligido al Duque de Medina Sidonia, que tan sólo en 1558 habla capturado nada menos que 110.152 atunes, por lo que es más que probable que la Torre del Diablo la mandara a reconstruir Felipe III como torre vigía para dilatar la llegada de los barcos corsarios para atacar la almadraba que entonces existía en la actualmente denominada Bahía de los Catalanes y que en aquella época era conocida por la Almadravilla. Consideramos importante esta atención a la Torre del Diablo porque precisamente se encontraba casi en línea recta y a no mucha distancia de la Atunara, donde también existía una pesquera de atún, tal como su nombre indica y donde con la misma misión fue construida nuestra torre, que aún no sabemos por qué se denomina Nueva.

En cuanto a la naturaleza y finalidad de estas torres vigías, donde se incluye Torre Nueva, el escritor inglés Richard Ford, en su Manual para viajeros por Andalucía y lectores en casa, escrita en 1845, dice lo siguiente sobre este tema: "El camino de la costa está guardado por Atalayas, o sea torres de vigilancia, en árabe Taliah, del verbo talés, ascender. Son de remota antigüedad. Las costas españolas han estado siempre expuestas a ataques de piratas africanos. Los descendientes de los cartagineses no olvidaron nunca que habían sido desposeídos por los romanos, los moros bereberes recuperaron el país de sus antepasados orientales y sus descendientes desposeídos a su vez por los españoles recuerdan a España que aún consideran su legítima propiedad. Aníbal construyó tal número de estas atalayas desde Cádiz hasta Sagunto que acabaron siendo conocidas por su nombre, Turres speculas Hannibalis. En estas torres se hacían señales con fuego por la noche y con humo de día".

Torre de Guadarranque. Torre de Guadarranque.

Torre de Guadarranque.

En efecto, fueron varias las torres que se construyeron en las cercanías de Gibraltar, todas ellas relacionadas con la defensa y vigía contra la piratería berberisca. Las continuas instancias de las autoridades y vecinos españoles de Gibraltar formuladas durante nueve años consecutivos para que se atendiesen las fortificaciones de la plaza, lograron que el emperador Carlos V se preocupara de tan importante asunto, por lo que comisionado para tal efecto por el monarca vino en 1552 el ingeniero milanés Juan Bautista Valvi, quien trazó rápidamente las líneas y planos de las defensas. Por sus planos se reedificaron en seguida las puertas de tierra, se levantó un baluarte defendido por un ancho foso, se corrió una muralla por la parte sur de la ciudad atravesándola de poniente a levante, muralla que aún lleva el nombre del emperador Carlos V.

Por el año 1618 y durante el reinado de Felipe III existían unas 44 torres circulares similares a nuestra Torre Nueva contorneando la costa en un radio de 63 leguas desde el río Guadiaro hasta la frontera de Portugal, que juntamente con otras tantas desde la costa malagueña hasta Cataluña tenían la finalidad como ya hemos dicho antes de vigilar y dar la alarma de la presencia de los barcos piratas a la vista de la costa. De ahí la frase de "Moros en la costa" y que, si hoy pronunciamos para recomendar precaución, hace doscientos o trescientos años tales palabras llenaban de terror a los habitantes de nuestro litoral marítimo, incluso de tierras adentro. Delatadas las velas de las naves turcas en la raya del horizonte desde lo alto de la torre donde se disponía de abundante reserva de leña, el vigía encendía una hoguera y el humo era la señal para que la torre siguiente hiciera lo mismo. Así, sucesivamente, se daba la alarma en un amplio radio y rápidamente se organizaba la defensa en toda la comarca, mas a pesar de ello a veces ocurría que los barcos piratas ocultos en alguna cala o aprovechando las sombras de la noche caían por sorpresa sobre un pueblo o caserío sin dar a sus aterrorizados habitantes tiempo para ponerse a salvo. En la Bahía de Cádiz era Jerez la que enviaba socorros a las poblaciones más amenazadas por los piratas, siendo preocupación constante del emperador Carlos V para que se levantaran defensas.

Vista de la costa de La Línea, con Torre Nueva. Vista de la costa de La Línea, con Torre Nueva.

Vista de la costa de La Línea, con Torre Nueva.

Hacia 1534 ordenó al municipio de Jerez, que, por cierto, tenía a su cuidado la costa desde Gibraltar hasta la boca del Guadalquivir, que levantara un torreón en Matagorda a la entrada de la cala del Puntal, y otra en la cuenca oriental del Mediterráneo, pues los corsarios musulmanes lograron incluso desembarcar en la Isla de León.

Refiriéndonos a nuestro litoral, donde casi todas las torres que existieron y aún existen son circulares, es curioso que solo una la que está enclavada en la desembocadura del río Guadarranque, cerca de las ruinas de Carteya, sea cuadrada.

Volviendo nuestra atención a Torre Nueva, que en estos momentos tiene una gran importancia para los linenses puesto que forma parte de nuestro único patrimonio histórico arqueológico, tiene un aparente buen estado de conservación y esto ya es una gran suerte, por no decir milagro, ya que otras de sus compañeras vecinas han desaparecido para siempre sin pena ni gloria.

De ninguna manera podemos permitir que Torre Nueva en La Línea pueda correr la misma suerte que sus otras torres hermanas y vecinas. Queremos llamar la atención del Ayuntamiento de La Línea de la obligación que tiene de velar por la integridad de este monumento arquitectónico, de restaurarlo si es posible, catalogarlo en el inventario patrimonial histórico y cultural municipal. Y que, por estar enclavado muy cerca del complejo hotelero-residencial del Burgo Turístico, puede ser un aliciente más, aparte de nuestras playas y otras bellezas naturales en la promoción turística de La Línea.

No dejen en el olvido ni abandonen a Torre Nueva único patrimonio histórico digno de ser mostrado a cuantos forasteros visitan nuestra ciudad. Esta torre vigía construida en el reinado de Carlos V no debe pasar desapercibida e ignorada por culpa de esa indiferencia que hasta ahora hemos sentido los linenses por algo digno de ser conocido y respetado. Torre Nueva al norte de la Atunara.

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