Los puestos ambulantes, parada obligada para cualquier visitante

Situados junto a la portada, estos establecimientos ofrecen todo tipo de objetos y enseres, siendo los más preciados los artesanales Sus propietarios admiten que es una vida difícil

Una pareja transita por delante de uno de los puestos.
Una pareja transita por delante de uno de los puestos.
A. Segovia La Línea

17 de julio 2013 - 01:00

Al igual que cada año, los puestos situados junto a la portada de la Velada y Fiestas 2013, atraen a multitud de curiosos que buscan objetos interesantes y económicos para poder comprar antes o después de pasar por el recinto ferial.

Curiosos de todas las edades y también de todos los estilos visitan cada año estos pequeños establecimientos en busca de calzado, ropa, regalos, golosinas e incluso algunos elementos relacionados con el hogar como jarrones y otros objetos decorativos.

Gracias a los precios anticrisis que los vendedores han establecido para que la venta no decaiga en estos días, estos puestos se han convertido en una opción muy frecuentada por los linenses durante la larga semana de Feria.

Laura Pérez, linense de 24 años, aseguró a este diario que cada año compra infinidad de cosas en los puestos y que le resultan muy rentables. "Todos los años acabo comprándome cosas como collares, sandalias e incluso alguna golosina. Siempre vuelvo con algo nuevo a casa y realmente merece la pena comprar algo porque muchos de los objetos están hechos a mano y no los encuentras en cualquier sitio", explicó en declaraciones a Europa Sur.

Por otro lado y desde la perspectiva no del cliente sino del comerciante, la venta ambulante tiene cosas buenas pero vivir de ella supone acostumbrarse a estar en constante cambio y a no poder establecerse en un sitio fijo durante mucho tiempo.

Andrés Herrera, vendedor ambulante que lleva muchos años dedicándose a esta actividad y viajando de un sitio a otro, aseguró que es un sector "bastante complicado aunque a la larga compensa".

"Vivimos viajando de un sitio a otro y nos ganamos la vida fabricando piezas únicas. Trabajar el cuero para crear elementos decorativos para cada persona es un trabajo que me gratifica mucho. Sin embargo, reconozco que cada vez cuesta más sacar dinero a esta actividad empresarial y que a veces salimos perdiendo sólo por el hecho de poder vender", puntualizó.

En otro orden de cosas, compradores y vendedores coinciden en una misma cuestión: es inevitable que al pasar por la calle de los puestos las personas no se detengan ante la infinidad de objetos que acaban llamando la atención.

Paloma Gómez, de 30 años, aseveró que es una absoluta fanática de este tipo de establecimientos y que cada año se hace con una colección de objetos que ha adquirido durante la Feria.

"Siempre compro algo, pues soy una verdadera fanática de todo tipo de abalorios. Esto hace que todos los días de Feria haga una paradita y me compre un collar o un anillo que suelo estrenar al otro día, ya que me puede la impaciencia. Yo incapaz de no estrenarlo al día siguiente", dijo.

Estos improvisados comercios, que continuarán junto a la portada de la Velada y Fiestas hasta el próximo domingo y que conforman una de las escenas más típicas de cualquier Feria que se precie, esperan todavía la visita de muchos más compradores para cubrir del todo los gastos de desplazamiento y materiales que han tenido que desembolsar, aunque desde su apertura han sido un constante hervidero de gente en la búsqueda de la ganga perfecta.

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