La Línea

El linense que rescató a Evo Morales

  • El doctor en Economía Alfredo Serrano se convirtió en protagonista de la evacuación del presidente de Bolivia en noviembre de 2019

  • Su papel fue clave como intermediario en medio de unos días convulsos que relata en un libro presentado en Buenos Aires

Alfredo Serrano Mancilla toma la palabra, junto a Evo Morales, en la presentación del libro.

Alfredo Serrano Mancilla toma la palabra, junto a Evo Morales, en la presentación del libro. / E.S.

El 10 de noviembre de 2019 casi nadie sabía dónde estaba el presidente de Bolivia, Evo Morales, cuando anunció su renuncia al cargo después de 14 años en medio de lo que muchos consideran un golpe de Estado en toda regla. Un reducido grupo de personas trabajaba para ponerlo a salvo fuera del país junto a la entonces ministra de Salud, Gabriela Montaño, y el entonces vicepresidente boliviano, Álvaro García Linares. En la primera línea de aquellas gestiones para rescatar al presidente se encontraba un linense, Alfredo Serrano Mancilla, que acaba de lanzar un libro sobre lo que vivió como protagonista de aquellos días. Evo: Operación Rescate: una trama geopolítica en 365 días, fue presentado el jueves en Buenos Aires. 

Serrano Mancilla es un doctor en Economía cercano en su origen a Podemos, en el que no milita, que es director desde 2014 del Centro de Estudios Estratégicos Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), con sede en Quito. En 2016, su nombre saltó a los medios de comunicación de todo el mundo cuando se convirtió en el cerebro de la nueva política de Nicolás Maduro para resolver la crisis en Venezuela. En aquellos días, el líder bolivariano no dudó en calificarlo como "el Jesucristo de la economía" y "el teórico de la economía cristiana".

En noviembre de 2019, Serrano Mancilla recibió, en Argentina, una llamada de Álvaro García Linera, el vicepresidente boliviano al que conocía desde hacía ya un tiempo. El dirigente le transmitió entonces que la situación en el país era crítica y que la vida de Evo corría peligro. Se había refugiado en la zona del Chapare, en Cochabamba, junto a García Linera y la ministra de Salud, Gabriela Montaño, para evitar que lo capturaran los responsables del golpe de Estado.

Tapa frontal del libro. Tapa frontal del libro.

Tapa frontal del libro. / E.S.

El linense se puso manos a la obra para contactar con aquellos gobiernos que pudieran ayudarlos. Llamó primero a Alberto Fernández, el presidente entrante de Argentina y también al gobierno mexicano. "Tuvimos infinitas llamadas, infinitos diálogos. Me tocó vivirlo en primera persona siendo fundamentalmente telefonista y pegamento en medio de tantos actores relevantes, como lo fue el gobierno mexicano, que respondió que sí ante la pregunta loca de si podía mandar un avión a buscar a Evo", afirmó el linense en declaraciones La diaria. "Alberto Fernández también lo intentó con el presidente saliente, Mauricio Macri, que le dio una negativa, a pesar de que le fue planteado como un asunto humanitario. Seguidamente llamó al presidente paraguayo, Mario Abdo, que, a pesar de las diferencias ideológicas, sí aceptó", continuó.

Cuando Morales prefirió escapar con un avión de México, comenzó lo que Serrano Mancilla considera un thriller. El entonces presidente de Perú Martín Vizcarra había dicho que sí ayudaría, después dijo que no, y al final impidió la vuelta vía Lima a repostar combustible. "El último episodio fue el del gobierno ecuatoriano, con [el ahora expresidente] Lenin Moreno, porque desde la torre de control de Guayaquil se negó el paso por espacio aéreo ecuatoriano al avión, ya con Evo, Álvaro y Gabriela adentro, y hubo que modificar el trayecto", relata Serrano mancilla.

Horas antes de su renuncia, el dirigente boliviano había anunciado la convocatoria de nuevas elecciones generales tras el informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) que recomendaba la repetición de la primera ronda de los comicios celebrados el 20 de octubre que le dieron como ganador. Las Fuerzas Armadas y la Policía boliviana pidieron a Morales su renuncia para pacificar el país. Entonces fue cuando decidió marcharse para evitar males mayores.

"La idea era transmitir cómo se tejió la trama después del golpe. Las historias fueron muchas y rescato particularmente los gestos de solidaridad", explicó el autor durante la presentación del libro, que relata también el exilio del dirigente boliviano en México y Argentina y el retorno a su país, a un año del golpe y ya con su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), otra vez en el gobierno, con Luis Arce como presidente.

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