La Línea recuperará las lagunas del Parque Princesa Sofía con una inversión de 6 millones de euros
El Ayuntamiento inicia en septiembre la primera fase de la reforma del pulmón verde linense, que prevé el cierre perimetral, mejoras en el riego y la creación de un espacio para aves migratorias, con fondos del Instituto de Transición Justa
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El Parque Princesa Sofía, el gran pulmón verde de La Línea de la Concepción, está a punto de iniciar la mayor transformación de su historia reciente. El alcalde, Juan Franco, ha anunciado este martes a través de sus redes sociales que ya se ha adjudicado el contrato para ejecutar la primera fase de las obras, que comenzarán en septiembre u octubre de 2025 con una inversión de 3,7 millones de euros.
La intervención se enmarca en el proyecto Reinterpretando el Parque Princesa Sofía, con el que el Ayuntamiento aspira a devolverle a este espacio los valores que lo convirtieron en símbolo para generaciones del Campo de Gibraltar. La inversión global rozará los 6 millones de euros, financiados a través del Instituto para la Transición Justa, organismo estatal vinculado al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y con la segunda fase pendiente de financiación por parte de la Diputación de Cádiz, según fuentes municipales consultadas por Europa Sur.
El proyecto tiene una filosofía clara: reducir la huella de carbono, reforzar las infraestructuras verdes de la ciudad y convertir el parque en un refugio natural para aves migratorias que cruzan el Estrecho de Gibraltar.
Primera fase: cerrar heridas y recuperar el agua
La primera fase incluye el cierre perimetral del recinto, la eliminación del eje viario norte-sur, la recuperación de dos lagunas históricas, la construcción de un punto de avistamiento de aves y la modernización de la red de riego.
Una de las lagunas será natural, con 3.500 metros cuadrados y dos islas interiores, destinada a convertirse en hábitat de aves y anfibios, mientras que la segunda tendrá carácter ornamental y contará con cascada y zona recreativa. También se proyecta una pequeña charca específica para anfibios.
“Esperemos que arranquemos con la obra en septiembre, octubre como mucho”, ha asegurado Franco, convencido de que en breve el espacio recuperará "el esplendor que tuvo”.
La vuelta del agua tiene un fuerte componente sentimental. Inaugurado en 1971, el Princesa Sofía contaba con dos lagunas que desaparecieron en la reforma de los noventa. Desde entonces, colectivos ciudadanos como Los locos del parque han reivindicado su recuperación. “Debe ser vistoso y ofrecer un aliciente al visitante”, defendía en 2019 Rafael Cerpa, uno de los impulsores de la idea. Aquel proyecto se inspiraba en el Parque de la Paloma, en Benalmádena, que cada año atrae a cientos de miles de visitantes gracias a su lago y su avifauna.
El futuro parque linense amplía aquella propuesta y contempla además observatorios de aves prefabricados en madera de 20 metros cuadrados, orientados al norte para facilitar la fotografía y la contemplación de especies migratorias.
Segunda fase y una isla bioclimática
La segunda fase, que supondrá otros 2,3 millones de euros, contempla la eliminación del eje viario este-oeste, la creación de nuevas zonas de juegos y la recuperación de espacios degradados. El resultado será una “isla bioclimática” en pleno casco urbano, equipada con 1.200 metros cuadrados de pérgolas metálicas, de los cuales 250 m² incorporarán placas solares capaces de abastecer todo el consumo eléctrico del lugar, desde el alumbrado hasta el bombeo del riego.
El agua de las lagunas contará con un sistema de depuración natural basado en humedales técnicos y, en el caso de la ornamental, con recirculación clorada. Además, se construirá un montículo con cascada aprovechando materiales de excavación.
El parque también cambiará su fisonomía. Las actuales calzadas rectas se sustituirán por sendas sinuosas, integradas en el paisaje. En el cuadrante noroeste se limitará el tránsito humano para favorecer la proliferación de aves y pequeños animales.
Desde el punto de vista botánico, la idea es reforzar la presencia de especies autóctonas, eliminando las invasoras como el eucalipto. Las plantas serán suministradas por la Diputación de Cádiz y se trasplantarán los ejemplares afectados por las obras dentro del propio recinto. Se prevé incluso hidrosiembra en taludes para reducir el consumo de agua.
Un parque con historia y futuro
El Parque Princesa Sofía se inauguró el 20 de julio de 1971 con 176.958 metros cuadrados. Hoy conserva 152.314 m² tras sucesivas modificaciones urbanísticas. Concebido como parque forestal, albergaba arbolado diverso, praderas y dos lagunas con fauna abundante: patos, gansos, galápagos, peces e incluso pavos reales que convivían en libertad. Su función era doble: un lugar de encuentro para las familias linenses y un enclave natural de referencia para aves migratorias.
Con el paso de los años, especialmente en las décadas de los ochenta y noventa, el deterioro y el vandalismo lo degradaron progresivamente. Desde entonces han surgido varias asociaciones que reclaman su recuperación, con la última intervención municipal en 2018, insuficiente para devolverle la esencia original. Hoy el parque conserva elementos singulares como cuatro búnkeres de la Segunda Guerra Mundial, un auditorio, un skate park, un área infantil y el drago centenario que preside la esquina noroeste.
El nuevo proyecto busca reconectar el parque con su espíritu inicial: crear un microclima que reduzca la contaminación, sirva de refugio para 131 especies de aves detectadas (el 21% de las presentes en España) y refuerce el vínculo de la ciudad con la naturaleza.
Un plazo de siete meses
El Parque Princesa Sofía, con más de 50 años de vida, ha sido espacio de ocio, lugar de paseo y también improvisado aparcamiento para quienes cruzan a diario a Gibraltar, ha perdido en las últimas décadas parte del atractivo que tuvo en sus orígenes. Ahora, con el respaldo de los fondos europeos y la presión vecinal para su recuperación, encara una transformación que pretende devolverle su protagonismo como pulmón verde de la ciudad y enclave de biodiversidad en pleno casco urbano.
El contrato fija un plazo de siete meses de ejecución desde el inicio de las obras. El Ayuntamiento confía en que los trabajos de la primera fase arranquen este otoño, lo que marcaría el inicio de una etapa destinada a devolver al lugar el esplendor de sus primeros años y a convertirlo, de nuevo, en emblema ecológico y social del municipio.
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