La Línea

Costas lleva a cabo el derribo del restaurante La Marina, antiguo referente gastronómico de La Línea

  • El edificio llevaba abandonado desde 2016, cuando echó su cierre tras casi 50 años 

El restaurante La Marina, ya parcialmente derruido.

El restaurante La Marina, ya parcialmente derruido. / Jorge del Águila

La Demarcación de Costas de Andalucía Atlántico lleva a cabo desde este martes la demolición del antiguo restaurante La Marina, en la playa de Levante de La Línea, con una inversión de 48.374,89 euros. Con esta actuación el municipio dice adiós a un edificio que acogió a un referente de la gastronomía del Campo de Gibraltar durante casi 70 años, 50 de ellos en este enclave, que fue inaugurado en 1977 y cerrado en 2016.

El edificio, que ya estaba en estado de ruina, era ocupado puntualmente por personas sin hogar y presentaba un riesgo potencial para los usuarios de la playa. Los primeros trabajos han consistido en la retirada de la vegetación (palmeras de gran tamaño y arbustos que han crecido por el abandono) entre el restaurante y el pretil que limita con el paseo marítimo, ya que obstaculiza la operativa de la maquinaria.

El Ayuntamiento ha recordado que otro de los motivos para derribar La Marina es la imposibilidad de renovar la concesión, ya que incumple la actual ley de costas al ser una edificación permanente no desmontable que ocupa un espacio de dominio público marítimo terrestre.

Aunque el restaurante La Marina comenzó a funcionar en el edificio que ahora se derriba en 1977, fue fundado en 1947, primero como merendero, cuando Cayetano Caparrós llevó a La Línea los espetos dese Marbella en la década de los años 30 y los vendía directamente en la playa. Desde entonces tres generaciones gestionaron el establecimiento hasta que en 2015 falleció su nieto, Francisco Caparrós, que también fue un prestigioso psiquiatra.

En sus mejores épocas llegó a ser el único del Campo de Gibraltar que estaba incluido en la Guía Michelín con la distinción de Big Gourmand. Los reconocimientos a este restaurante son incontables. En 2005 recibió el Premio Nacional de Gastronomía otorgado por un comité de Radio Turismo, en 2007 fue galardonado con la Insignia de Oro de la Federación Provincial de Empresarios de Hostelería (Horeca) por su 60 aniversario y en 2009 recogió la Medalla al Mérito de la Ciudad. Ese mismo año la Academia de Gastronomía de Marbella también distinguió al local por el esfuerzo renovador de su cocina y la calidad en el tratamiento de sus productos del mar, protagonizada por su jefe de cocina, Iván Valero, que se incorporó al establecimiento en agosto de 2007. Antes, La Marina había conseguido el favor de una clientela selecta, entre la que se encontraba un gran número de personajes famosos.

Todos estos reconocimientos le llegaron a La Marina tras la larga y reconocida trayectoria de la familia Caparrós, que regentó el establecimiento durante tres generaciones. El último de ellos fue Francisco Caparrós, que además fue un prestigioso psiquiatra, fallecido en 2015. Poco antes de su muerte el establecimiento comenzó a llevarlo un grupo de trabajadores del restaurante, que llegó a montar un tablao flamenco que tuvo muy buena acogida al principio pero que no duró mucho tiempo. La Marina cumplió su 70 aniversario en 2017 con las puertas cerradas y el recuerdo de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Los inicios del restaurante se remontan a la década de 1930, cuando el abuelo de Francisco Caparrós trajo los espetos, originarios de la provincia de Málaga, hasta el Campo de Gibraltar. La Marina nació con Cayetano Caparrós vendiendo sardinas por la playa, hasta que en 1947 instaló un merendero que en la década de los 70 el padre de Francisco convirtió en el actual edificio, ya historia de La Línea.

La Marina era un lugar idóneo para degustar pescados y mariscos típicos de la zona, como las esculpiñas, la concha fina o el singular volaor, con el que preparaban varios platos. Una de las recomendaciones era el caldero de La Atunara, un singular guiso típico de La Línea, propio de pescadores y que lleva trozos de pescados como mero, pargo o urta junto a mariscos como carabineros, mejillones o almejas. Con el caldo se hacen unos fideos que se aromatizan con un poco de hierbabuena.

Los buenos tiempos de La Marina son ahora parte de la memoria colectiva de La Línea. 

La Demarcación de Costas destaca que con este proyecto se recupera el paraje natural del litoral linense, degradado por la existencia del edificio abandonado, con una superficie de unos 730 metros cuadrados y que, dada su cercanía al paseo marítimo, se estaba convirtiendo en una zona de acumulación de basuras que confieren muy mala imagen al entorno.

Las obras consisten en la demolición del restaurante, la retirada de los residuos generados y los antrópicos existentes y el acondicionamiento de la zona a su estado natural. Para ello se limitará el paso con un vallado de seguridad y se dispondrán los puntos de acopio y carga de escombro para reducir interferencias en el entorno.

La concejal de Medio Ambiente, Raquel Ñeco, considera una "gran noticia" la recuperación del espacio y la mejora del impacto visual en una playa urbana como la de la Atunara y agradece públicamente al jefe de la Demarcación, Patricio Poullet, su implicación con La Línea y la celeridad con la que se ha cumplido este compromiso, al igual que la nivelación y el perfilado del litoral de Levante llevados a cabo el pasado verano.

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