educación

El 'cole' de las emociones

  • El colegio Pedro Simón Abril desarrolla un proyecto que pretende que los alumnos aprendan a identificar y canalizar sus emociones

El colegio Pedro Simón Abril desarrolla desde hace tres años un proyecto denominado El cole de las emociones, que en todo este tiempo ha cosechado un rotundo éxito a hora de que los alumnos, con la implicación de todo el profesorado y de los padres, aprendan a canalizar las emociones. El proyecto se divide en tres partes, que se desarrolla en cada uno de los trimestres. En el primero se trabajaron los miedos; en el actual, el segundo, el objetivo es canalizar la ira y se titula Me relajo, de la ira a la calma; y ya en el tercer trimestre el objetivo es superar la frustración.

Esta semana han comenzado las actividades de la iniciativa Me relajo, de la ira a la calma con la celebración de la Semana de la armonía, que comenzó el lunes con el Día Escolar de la No violencia y la Paz. El coordinador de las actividades es el profesor José Manuel Márquez, que ha implicado al resto de maestros y a las familias a través de una escuela de padres. El proyecto también está avalado por la Junta de Andalucía, ya que el Pedro Simón Abril está dentro de la Red Andaluza Escuela: Espacio de Paz, y por el centro de Profesores de La Línea.

En cada trimestre se trabaja un bloque distinto: los miedos, la ira y la frustración

Durante la Semana de la armonía se han llevado a cabo varias actividades bajo la premisa de que la paz comienza en uno mismo y con el lema "la ira genera guerra, la calma genera paz". El lunes los alumnos estuvieron en el patio, donde un grupo de estudiantes interpretó el Himno de la alegría con flauta. También cantaron y bailaron la canción 'Me tranquilizo' y realizaron ejercicios de respiración y relajación. Durante el resto de la semana alumnos y profesores hicieron yoga y sesiones de respiración consientes.

José Manuel Márquez explica en qué consiste el proyecto que se desarrolla en el Pedro Simón Abril y por el que se han interesados los profesores de los colegios Santiago y Carlos V. "Nos dimos cuenta de que cada vez hay más problemas de conducta o de acoso. El sistema educativo no presta ninguna alternativa seria y rigurosa ante estos problemas y sabemos que las emociones son la base del ser humano. Por muchos conocimientos que tengas, si no sabes controlar tus emociones, ¿para qué te sirve saber tanto y ser tan inteligente? Si a mí me hubiesen enseñado desde pequeño técnicas para canalizar y gestionar mejor mis emociones me hubiese evitado a lo mejor mucho sufrimiento. Muchos hemos tenido que aprender a base de palos. ¿Por qué no se puede enseñar a los niños desde pequeños a canalizar las emociones de una forma positiva, a identificarlas, a ponerse en el lugar del otro...?".

Este curso es el tercero en el que el Pedro Simón Abril trabaja con las emociones como base para fomentar una convivencia positiva y hacer del centro un espacio de paz. "Hace cinco años empezamos a celebrar el día de la amabilidad y a repartir abrazos gratis entre las familias y la escuela. Empezamos a hacer cositas, pero a un nivel con una mayor implicación desde hace tres años", indica el coordinador.

El curso escolar comenzó con actividades encaminadas a que los niños, con la ayuda de sus familias, aprendieran a identificar y canalizar sus miedos. "En el centro también funciona la escuela de padres y el proyecto también va por ahí. Aprovechamos las redes sociales y en el Facebook hemos sacado documentos en los que explicamos, por ejemplo, qué no hay que decirle a un niño cuando tiene miedo porque muchas veces en vez de mejorarlo lo ponemos peor, y qué cosas hay que decirle. En la escuela de padres han trabajado los miedos, técnicas para superarlos o cómo se transmiten los miedos de padres a hijos. Los niños nos han dicho que ahora tienen más facilidad para percibir los miedos y los padres nos cuentan que a los niños pequeños se les ha quitado el miedo a la oscuridad con las actividades que hemos hecho".

Con las actividades del segundo trimestre la intención es canalizar la ira. "Esta semana se ha enseñado a los niños a respirar antes de hablar, qué ocurre en el cuerpo cuando nos ponemos nerviosos, cómo es bueno a veces contar hasta diez antes de responder. Cosas que también nos ocurren a los adultos. El proyecto ha empezado con la Semana de la armonía, pero dura casi todo el trimestre. Luego cada ciclo tiene sus actividades específicas. En casi todos los ciclos se va a trabajar la respiración con los niños, la relajación, alternativas al enfado... Si un niño está enfadado es mejor que salga al pasillo y se ponga a saltar, o que haga garabatos en un papel hasta que le salga la rabia... Lo importante es que los niños canalicen de alguna forma su ira y que no agredan a otros. Hay que buscar fórmulas para mejorar las relaciones entre nosotros", cuenta Márquez.

"Es un reto de autoformación del centro. La mayoría del profesorado está incluido en este proyecto; eso es muy importante porque si se hiciese sólo entre dos o tres maestros no funcionaría tan bien. La gente va viendo que es necesario que los niños aprendan a gestionar sus emociones. Lo de respirar es ahora algo más en el colegio. Tengo un cuenco tibetano en mi clase, que cuando suena relaja hasta al más nervioso de la clase. Es un proyecto innovador y a otros centros le están llegando esas ganas de trabajar las emociones con los niños", relata el coordinador de las actividades, que se muestra muy satisfecho por los resultados que se están logrando. " En el recreo he escuchado que un alumno le ha dicho a otro que no le grite, y que respire como les han enseñado y que le hable más tranquilo. Solo con este tipo de gestos merece la pena el trabajo que estamos haciendo".

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