Temporal en La Línea

El fuerte viento provoca el desplome de un circo en La Línea

  • Las rachas de hasta 100 kilómetros por hora provocaron la caída de la carpa

  • No hay que lamentar heridos y las pérdidas ascienden a "más de cien mil euros"

El fuerte viento que ha azotado La Línea durante la madrugada de hoy se ha cobrado las primeras consecuencias. En torno a las ocho y media de la mañana, el circo Berlín (situado junto a la frontera con Gibraltar) se desplomó a causa de las acometidas del vendaval. Las cinchas que estaban sujetas a los anclajes cedieron ante la descomunal fuerza de las rachas de viento, superiores a los 100 kilómetros por hora en momentos puntuales, y terminaron por derribar la carpa. Frank, dueño del circo, cataloga este suceso como una "gran pérdida económica" para toda su familia y empleados.

A primera hora de la mañana una racha de viento inesperada, superior a los 100 kilómetros por hora, forzó más de lo debido los amarres del circo Berlín tras una semana en suelo linense. Este terminó cediendo por un costado ante lo que se conoce como efecto vela y ni quisiera colocar los camiones y caravanas en la parte por la que arreciaba el vendaval permitió al circo mantenerse intacto.

Después de una semana en La Línea, el jueves a las seis de la tarde comenzó la primera función del Circo Berlín en La Línea tras varios días. Sólo catorce horas después, el circo se venía abajo. “Afortunadamente no hay que lamentar heridos”, señala Frank.

Los operarios del circo, que trabajaron por mantener en pie el recinto durante toda la noche, cifran lo acontecido en "pérdidas superiores a cien mil euros”, pues “habrá que reponer la carpa y buena parte de la estructura”, además de algunos “aparatos electrónicos”. “Durante la noche avisamos a los bomberos, vinieron, estuvieron valorando la situación, pero no pudieron hacer demasiado por nosotros”, dice Jimmy, uno de los empleados.

“Estuvimos toda la noche vigilando la carpa, porque cuando hay viento o un temporal nadie en el circo duerme", asegura Frank. "Sabíamos que a las nueve de la mañana estaba previsto que bajase la intensidad del viento, pero en torno a las ocho y media nos sorprendió una fuerte racha de 120 kilómetros por hora que rompió todas las cinchas”, explica.

Los clavos estaban bien sujetos, pero fue tan fuerte que se llevó todo el circo. Se rajó la carpa, una vez abierta, entró todo el aire y se llevó por delante todo: luces, focos... todo", añade.

En el circo trabajamos unas 30 personas. Me he dedicado siempre a esto, al igual que mi padre y mi abuelo. Soy la quinta generación que tiene el circo. Mi mujer es española y por eso venimos aquí desde hace 24 años". 

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