Personajes ilustres, famosos y populares (CX)
Enciclopedia de La Línea
El autor recuerda la trayectoria del médico Juan José García Cabreros
La Línea/La Enciclopedia de La Línea recoge en el tomo III las biografías de 329 personajes linenses o muy vinculados a la ciudad. Están representados casi todos los estamentos y profesionales. Contiene historias de literatos, pintores, docentes, sacerdotes, médicos, cantaores, cantantes, bailaores, compositores, músicos y toreros, además de psicológicos, locutores, deportistas y actores.
Juan José García Cabreros (Médico)
Juan José García Cabreros nació en Beceita (Teruel), el 14 de abril de 1908. Poco tiempo después, la familia se trasladó a Villamañán (León), donde pasó su niñez y adolescencia. Fue el segundo de los tres hijos que tuvo el matrimonio formado por Consuelo Cabreros Isasa e Ignacio García García.
Consuelo era vasca (de San Sebastián), hija de militar. Mujer de principios férreos, que inculcó a sus hijos a través de una educación severa y austera.
Ignacio, de profesión maestro de escuela, llegó a ser inspector de Enseñanza Media. Fue hijo del ingeniero García Aguilera, que canalizó el río Esla, del cual fue administrador. Ignacio recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio y el título de Caballero Cubierto ante el Rey, por su fructífera y extensa labor al crear numerosas escuelas en todo el ámbito de León.
La familia se traslada a Granada, a causa de la enfermedad (tuberculosis) de don Ignacio, donde fallecen tanto él como se esposa en un corto espacio de tiempo. Al quedar huérfano, es Juan José, el hijo mediano, el que toma las riendas de la familia.
Decide hacerse practicante para poder así costear los estudios, tanto de sus hermanos como los suyos propios. Los tres estudiaron Magisterio; posteriormente, su hermano mayor, Enrique, y él se hicieron médicos en la Universidad de Granada.
Juan José ejerció la medicina en Frigiliana y Nerja, donde conoció a su futura esposa, Dolores Balaguer Navas, malagueña, hija del jefe de Aduanas de esta ciudad. La guerra le sorprendió en Nerja y cuando las tropas nacionales tomaron dicha localidad, se incorporó como médico del ejército.
Durante el período de guerra, su mujer y su hija mayor (Consuelo) se trasladaron a La Línea de la Concepción por las vinculaciones familiares que tenían en dicha ciudad, donde su cuñado ejercía como dentista. Doña Lola, que así era conocida, trabajó durante el conflicto en el Consulado de Gibraltar.
Este momento es la clave para entender el inmenso cariño del doctor García Cabreros por La Línea. Cuando terminó la guerra civil, Juan José preguntó a su mujer: “Lola, ¿Dónde quieres vivir?; ella le contestó: “En cualquier sitio donde haya mar”, a lo que él respondió: “Vivirás en un sitio donde no hay un mar, sino dos”. Y continuó con su ejercicio profesional como médico.
En este Campo de Gibraltar donde anclaron sus vidas, nacerían sus otros dos hijos: Abelardo y Pilar, y se entregó con toda su humanidad al cuidado de sus enfermos, que más que pacientes consideró siempre sus amigos.
Aprobada la oposición de APD (Asistencia Pública Domiciliaria), su vida profesional se abrió como un gran abanico, desde ser el médico del Sindicato de los Trabajadores de Gibraltar hasta ser médico de la Seguridad Social.
Incansable trabajador, prestó sus servicios a Los Ciegos (la ONCE), a la Balona, a la Cruz Roja, al Instituto Social de la Marina, a ser Inspector Médico del Cuerpo de Policía…
No había casa que no se conociera su faceta de médico de familia, donde si no podía sanar, ponía la esperanza y el consuelo y su eterna sonrisa, que abrazaba a todos los que se cruzaron en su camino.
Médico de La Línea y médico comprometido más allá de las fronteras; porque es de resaltar y destacar su labor en el Hospital King George V (Gibraltar), rehabilitando a los obreros españoles que participando en las excavaciones hechas en dicho peñón, adquirieron la silicosis y la tuberculosis en estos trabajos. Por su entrega y dedicación en estos momentos, su labor fue reconocida, alabada y felicitada por el Gobierno británico.
Encomiable su participación en el rescate de pilotos ingleses en el accidente de aviación ocurrido en la zona del Castillo de España, en La Línea. Él estaba allí socorriéndolos y llevándolos en su propio coche al Hospital linense.
Juan José García Cabreros fue dejando poco a poco su impronta, a la vez que se iba empapando de esa tierra y de su gente, a la que entregó su vida porque eso era su vida. Era un hombre renacentista, amante del arte e implicado en todo lo que pudiera engrandecer a La Línea. Generoso con su tiempo, llevado por el amor a esta tierra que le adoptó, participó en todas las actividades culturales, benéficas y sociales que se cruzaran en su camino.
Vivió tan compenetrado con su pueblo, que ya jamás se entendería La Línea sin don Juan, ni don Juan sin La Línea.
Gran Humanista, poeta, autor de la letra del pasodoble a Carlos Corbacho. Fue fundador y presidente de la Peña dedicada a este gran torero local desde 1963 a 1972, a la que cedió el local de su propiedad.
Fue un hombre bueno en esencia, cercano, volcado en el prójimo a través de su profesión y de su vida.
Siempre estudiando, impulsado por esa curiosidad innata que le acompañaría hasta el último instante de su existencia.
Su última y breve etapa profesional transcurrió en Barcelona (San Adrián de Besós). Le llevó allí sus ansias de seguir progresando como médico y fue allí, trabajando, donde le sorprendió la enfermedad: el cáncer, que segaría su vida tan rica en amor y entrega.
Volvió para morir a su adorada tierra; falleció el 11 de septiembre de 1977 en Puente Mayorga, frente al mar, que había bañado sus sueños y cerca de la ciudad que fue su amor, su bandera, su rincón, su horizonte, su destino y su realización: La Línea de la Concepción.
Le fue concedido el título de Hijo Adoptivo de la ciudad, a título póstumo, el día 12 de septiembre de 2002 y le fue descubierta una placa con su nombre a una plaza detrás de los Jardines Municipales, donde hoy se encuentra el edificio que acoge el Ayuntamiento.
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