Historia de La Línea

La Velada linense en el siglo XIX

  • 1870-2020. Miguel del Manzano recorre en una serie de entregas los principales hitos del proceso por el que se creó La Línea

Una imagen de época de la Velada de La Línea, a finales del XIX.

Una imagen de época de la Velada de La Línea, a finales del XIX.

Los primeros datos que obran en nuestro poder sobre la celebración de unos importantes festejos en La Línea de la Concepción datan del 14 de enero de 1875, a los 4 años y medio de haberse constituido el nuevo ayuntamiento. Estos festejos tienen lugar con motivo de la proclamación de Alfonso XII como rey de España.

De la envergadura y pompa de estos festejos, nos dan cuenta los acuerdos adoptados por la Corporación en aquella fecha, siendo alcalde José Escalante Brito: “Que se haga saber al vecindario por repique de campanas, invitándose al mismo tiempo para que adornen con colgaduras los balcones de las casas que los tengan, y por la noche iluminación general. Que se haga una función religiosa con Té-Deum, a la que asistirá esta Corporación, invitándose para que la acompañe al Juzgado Municipal, autoridades y funcionarios públicos, a quienes se les servirá después un refresco en la Sala Capitular.

Por la tarde se colocará en la Plaza de Prim, una cucaña con cuatro gallos y cuatro duros, que serán del primero que suba y las coja. Durante este acto y por la noche tocará la música de este pueblo en la misma plaza, se correrá un toro, al que luego se matará y su carne se repartirá entre los pobres de esta localidad. También se celebrará un baile convite en el Teatro. Como igualmente para sufragar los gastos que originen estos festejos, se librarán contra los fondos municipales, la cantidad de 1.500 reales, sin perjuicio de ampliarlos si fuera necesario.

Para llevar a cabo el programa acordado, se nombran varias comisiones: De iluminación: Sr. Concejal D. Manuel Tosso Cano; Compra del toro, reparto de carne y cucaña: D. Pablo Soler Palazón y Refresco: D. Miguel Pizarro. Encargándose de las invitaciones, edición del programa y realce general del evento, el Sr. Presidente”.

Pero habría que esperar cuatro años para que estas primeras fiestas se consolidaran y dieran lugar a la tradicional Velada linense. El 26 de febrero de 1879, siendo alcalde de la ciudad Enrique Rovira Ortiz, propuso en una sesión municipal y fue acordada por unanimidad, que se estudiase cuanto concernía a la celebración de una Velada “en la víspera del Corpus, ese día y el siguiente”, designándose donde pueda efectuarse esta, considerando que ello reportaría grandes beneficios de todo orden a la población.

El 4 de junio de dicho año, el Ayuntamiento ya había preparado un programa para tales festejos donde se manifiesta lo siguiente: “que a fin de proporcionar alguna expansión tanto a los habitantes de este pueblo como a los de la vecina plaza de Gibraltar, se ejecuten algunos festejos, invitándose a los vecinos a que iluminen las fachadas de sus casas y que en la Explanada, donde están situados los carruajes, se establezcan los puestos de turrones y buñolerías a todo el que lo solicite a la Comisión nombrada a tal efecto, la cual será la encargada del señalamiento del sitio que ha de ocupar cada puesto, así como todo lo referente a los festejos”.

Esta Velada se celebró con carácter extraordinario el día 12 de junio de dicho año y precisamente en la festividad del Corpus. Para la Velada del siguiente año, 1880, el Ayuntamiento acuerda el día 12 de mayo que ésta tenga lugar en el mismo sitio del año anterior, que los comerciantes que deseen sitio para sus puestos y tiendas lo pidan con antelación a la comisión nombrada a efecto, que se los pueden facilitar en la Plaza de Prim y portezuelas laterales de la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción. La citada Comisión de Festejos designada por el Ayuntamiento, la formaba el primer Teniente de Alcalde, Feliciano González Vázquez y los Regidores: Manuel Pacheco Chávez y Antonio Ramírez García.

Así, la Velada que comienza con un carácter de festividad religiosa, se va orientando cada vez más hacia un aspecto comercial y de festejos populares, por lo que pensándose en una mayor brillantez y engrandecimiento, en ese año de 1880 se pretende por parte de la empresa privada, la construcción de una Plaza de Toros.

A ese respecto hay que señalar, que ya el día 10 de julio de 1873, el Ayuntamiento había prohibido: “el correr toros de cuerda por las calles y si algunos quieren dedicarse a esta clase de espectáculos, lo verifiquen en sitios convenientes y sin perjuicio de terceras personas”. Como ya hemos indicado en el capítulo dedicado a la Plaza de Toros, esta se construye y se inaugura el 20 de mayo de 1883, con una gran corrida de toros.

Durante los días 24 y 27 del mismo mes y año se celebran dos espectáculos más, reportando grandes beneficios y prestigio a la Velada de La Línea y, como estos festejos coinciden con la Feria de Algeciras, el 13 de abril de 1885, se acuerda que a partir de ese año y en los sucesivos la Velada tenga lugar en el mes de julio, comenzando su primer domingo. Siete años después, estos festejos son ampliados a una semana, del 3 al 10 de dicho mes, y posteriormente se establece que estos coincidan con el 20 de julio, en conmemoración de la fundación de este municipio, el 20 de julio de 1870.

El 3 de julio de 1892 se publica el primer programa de la Velada, con música a cargo de la banda del Regimiento de la Reina, fuegos artificiales, misa en la Iglesia Parroquial, corridas de toros, iluminación en la Explanada y calle Libertad (calle Real), con tres mil farolillos, baile en las casetas, festivales de carreras de cinta, novillada, etc.

Un día de la Velada de 1892, el 8 de julio, no se encendieron las luces de la Caseta de la Velada, ni la banda de música tocó en la Plaza de Prim (la Explanada) y la alegría y el jolgorio habitual se convirtieron en una gran tristeza. Había fallecido Lutgardo López Muñoz, primer y entusiasta alcalde de La Línea, respetable vecino de esta Villa y promotor de la segregación de San Roque.

En estos años, el Ayuntamiento buscaba sitio para ubicar la Feria, ya que los terrenos de la Explanada causaban numerosos problemas con el Ramo de la Guerra, al ser terrenos militares, por lo que en 1893 se empezó a montar en parte de la Huerta de Garesse, que era de propiedad municipal, tras haber sido donados estos terrenos por su propietario. La única condición que puso fue que sirvieran para la construcción de una iglesia y de un paseo público, así como que sus restos y los de su esposa fueran sepultados en el lugar.

Cuando se celebró la Velada en estos terrenos, la iglesia estaba prácticamente terminada a falta de la sacristía, archivo y otras dependencias, que se completarían en 1897, gracias a los recursos obtenidos de rifas y tómbolas, precisamente en la Feria de ese año.

En 1895, mientras se gestionaba la negociación de un nuevo lugar para la Velada, se celebró la misma en los terrenos de la calle Cuartel (Avenida España cerca del Cuartel Ballesteros). Ya en 1896, el Ayuntamiento obtiene la propiedad del Huerto de Pedro Vejer, pero la adaptación del terreno retrasaría mucho el cambio de lugar de la Velada. Se celebró un concurso de proyectos y se amplió la duración de la misma a 8 días. Hasta 1915 no se instala allí la Velada.

En esa época existía en La Línea el Parque de la Victoria, que en ese momento era el único lugar de recreo que existía en la ciudad. Tenía la entrada principal por calle San Pedro (calle Carboneros), entrando desde la Explanada, y tenía además otras entradas desde la calle Cuartel (Avda. España) y calle Méndez Núñez. En su interior había un Parque de más de 5.000 metros cuadrados, el Teatro Parque, varios salones, un velódromo y el casino Kursaal, entre otras instalaciones. Este complejo se terminó de construir en 1896 y dado el lugar en el que se encontraba, podemos imaginarnos la relevancia y protagonismo que tendría durante los días de la Velada, máxima celebración linense.

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