Diputación mete mano donde no debe

El servicio de recaudación provincial reclama bajo amenaza de embargo pagos ya realizados o rescritos a numerosos ciudadanos, que se sienten indefensos al reclamar lo que les pertenece

Raquel Jiménez posa con los documentos que acreditan la persecución de que es objeto por parte de Diputación.
Raquel Jiménez posa con los documentos que acreditan la persecución de que es objeto por parte de Diputación.
Rubén Almagro La Línea

08 de abril 2013 - 01:00

La oficina recaudatoria de la Diputación Provincial se está convirtiendo, especialmente en las últimas semanas, en una de las muchas pesadillas de los maltratados ciudadanos linenses. No sólo por la cuantía de los impuestos que se ven obligados a abonar -en la mayoría de los casos de una cuantía desproporcionada con respecto a la de otros municipios cercanos que ofrecen servicios objetivamente muy superiores- sino por el empeño de ese servicio de intentar cobrar en dos, tres y hasta media docena de ocasiones el mismo recibo y por la indefensión en que se encuentran los afectados cuando acuden a reclamar.

En las últimas semanas las quejas de linenses como consecuencia de los errores que comete el servicio de recaudación de la Diputación Provincial, que en la última semana ha ejecutado infinidad de embargos en cuentas corrientes y nóminas, se amontonan en las mesas de la redacción de este periódico. Los hay de todo tipo, pero abogados consultados por esta redacción incluso advierten de que este organismo está incurriendo en el error de solicitar el pago de recibos ya prescritos, así que según los letrados lo más coherente es que antes de hacer abono alguno se solicite asesoría legal.

"No sé para qué", dice Antonio, uno de los muchos afectados. "Yo fui a la oficina del consumidor y no me hicieron ni caso, casi se puede decir que me sentí maltratado".

"Aquí de lo que se trata es de que Diputación consiga muchos euros para poder pagarle las nóminas a los trabajadores de los ayuntamientos y si los ciudadanos tenemos razón o perdemos el dinero o lo recuperamos cuando ya nadie lo agradece", sostiene.

Las colas que cada mañana se pueden ver en las puertas de la oficina dan fe de una situación que dice muy poco de la calidad de este servicio. Ciudadanos con documentos acreditativos de haber realizado los pagos en las manos esperan para reclamar lo que es suyo a sabiendas de que, en el mejor de los casos, habrán perdido como poco mucho tiempo.

Esta práctica de reclamar el dinero "a ver si cuela" según dice otro de los afectados tiene especial incidencia entre la personas de mayor edad. "Yo no entiendo de papeleos, sé que pagué en efectivo pero no sé dónde están los recibos porque han pasado unos pocos de años", denuncia uno de ellos a las mismas puertas de la oficina. "No tengo quien me ayude y al final pierde el dinero".

"He tenido que perder varias horas en el banco para que me den los resguardos de los pagos que me reclaman y cuando llegas a la ventanilla, parece que les molesta que les demuestren que se han equivocado y antes que devolverte el dinero te ofrecen de todo para quedarse con él y no devolvértelo en metálico", comenta otro.

Uno de los casos más escandalosos de los que ha tenido conocimiento Europa Sur lo protagonizan el matrimonio formado por Manuel Martín y Raquel Jiménez, contra los que Diputación, según acreditan con numerosos documentos, parece haber emprendido una caza sin motivo.

Entre septiembre de 2009 y marzo de 2011 la joven pareja recibió hasta seis veces el anuncio de una providencia de embargo por un recibo de la basura que comenzó por 322'33 euros y acabó por 480,91. En cada una de esas ocasiones los afectados tenían que dirigirse a la oficina, perder allí la mañana, demostrar que ya estaba pagado… y vuelta a empezar.

"El problema es que yo regento un pequeño negocio, una librería, y cada vez que iba tenía que cerrarlo, con el consiguiente perjuicio económico, del que para nada te compensan", se queja Raquel Jiménez.

Pero la historia no finaliza ahí. El pasado once de marzo Diputación reclama 361,91 euros del IBI ¡de 2005!

"No sabíamos siquiera donde estaba el recibo, porque han pasado ocho años, pero al final lo encontramos", explica la daminificada.

"A pesar de haberlo demostrado, a comienzos de abril ejecutaron el embargo, lo que supone que el dinero de nuestra mensualidad de la hipoteca ha desaparecido de la cuenta sin que haya un motivo para ello", denuncia.

"Lo más curioso del caso es que cuando perdí otro día de ventas reclamando un dinero que nunca tenía que haber salido de mi cuenta me ofrecieron que se quedara en depósito para pagar el sello del coche y otros impuestos de aquí a septiembre en vez de devolvérnoslo, cosa que por supuesto no hemos aceptado".

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