La foca gris que fue avistada en el puerto de Gibraltar a finales del pasado mes de noviembre ha aparecido muerta en las costas de Ibiza. Tras atravesar el mar de Alborán, la foca llegó hasta las aguas de la costa de Alicante, donde fue vista el 10 de diciembre. En el puerto deportivo Marina Greenwich de Altea, veterinarios de la Fundación Oceanogràfic intentaron capturarla para evaluar su estado de salud y actuar en consecuencia, aunque sin éxito. 

El diario Levante-El Mercantil Valenciano recuerda que el pinnípedo, cuyo hábitat natural es el Atlántico norte, ya se mostró aletargado y enfermo en aguas alicantinas. Además, llevaba enredada en el cuello una especie de soga formada, probablemente, por una red. Le oprimía, le había provocado una herida y, al dificultarle la respiración, le arrebataba las fuerzas. Además, presenta un sedal de nailon que le sale de la boca, por lo que es probable que se tragara un anzuelo.

Los veterinarios de la Fundación Oceanogràfic lograron el lunes 14 de diciembre inyectarle con una cerbatana un antibiótico pero no se dejó capturar. Finalmente biólogos de Ibiza avisaron el pasado jueves a Ecologistes en Acció de la Marina Alta del triste final de la foca gris. Los voluntarios de esta asociación habían hecho un seguimiento del animal. 

Ahora se le realizará a la foca gris una necropsia para saber exactamente por qué había enfermado y las razones exactas de su muerte. También se podrá entender un poco mejor por qué abandonó sus aguas habituales y exploró un hábitat que le es totalmente ajeno, el Mediterráneo.

La foca gris también fue vista en una granja de atunes del Algarve (Portugal) antes de su llegada a Gibraltar. El siguiente avistamiento ya fue en Altea.