Costó desperezar al jueves de feria, jornada central de la semana festiva, pero al final el ambiente no defraudó a nadie. El recinto ferial tornó en poco más de una hora, de las dos a las tres de la tarde, de ser un lugar donde la quietud dejó paso a la algarabía de la juventud, las reuniones familiares y el baile sin cesar en las casetas del recinto. Hasta esa hora el tiempo había jugado malas pasadas con pequeñas precipitaciones y el ánimo de los enferiados llegó a peligrar aunque finalmente clareó y no fue necesario unir la moda flamenca con el paraguas. Sí es cierto que la temperatura fue relativamente baja para lo que se acostumbra en feria. Este año, instalar aire acondicionado en las casetas ha sido un mal negocio porque apenas ha hecho falta.

Los grupos de amigos y familias quedaron para almorzar en las casetas mientras que los jóvenes llegaron algo más tarde para llenar casetas como La Gineta, donde el ambiente caldeado con la orquesta y las típicas canciones donde el público debe seguir las instrucciones del cantante fueron la nota dominante.

En Los 15-V el ambiente familiar que caracteriza a esta caseta estuvo en armonía con las sevillanas y rumbas durante toda la tarde. Entre las actividades, la caseta del Puente Grande registró un gran ambiente con la actuación del grupo de baile flamenco de Mati Acosta. Las alumnas deleitaron al público (muchos de ellos familiares) con una magistral puesta en escena.

En la caseta del PSOE celebraron el día del afiliado con un almuerzo de convivencia. Ya por la noche, las cenas para socio coparon la mayoría de las casetas de agrupaciones como El Patio, Amigos del Camino y la peña La Montera. Momentos para compartir reunidos en torno a la feria las vivencias de una semana donde se aparcan los problemas, la crisis y el estrés. Hoy, fiesta local, el ambiente está garantizado desde primera hora de la tarde.