Francisco Rivera Cervilla. Vendedor

"Mucha gente viene por la confianza y calidad de nuestros pulpos"

  • "El secreto es asarlos al carbón natural y luego echar un poco de limón y sal"

Una de las cosas típicas de la Feria de La Línea, que sólo se pueden ver aquí, es el pulpo asado. Ni perritos calientes, ni bocatas. Lo más buscado en el recinto ferial es el pulpo al carbón de Francisco Rivera Cervilla en su tradicional puesto La Boutique del pulpo.

Este vendedor de pulpo, natural de La Línea, ya no recuerda los años que lleva asando cefalópodos. "Cuando yo era chico iba a La Atunara a pescarlos y ayudaba a otra persona a asarlos. Conforme iba creciendo lo he hecho yo por mi cuenta y me he quedado con el negocio. Pero ahora los tengo que comprar, porque ya no nos dejan pescarlos", explicó el asador durante la entrevista.

Francisco compra los pulpos frescos cada día y los prepara en su casa para que cuando llegue a la Velada estén listos para asarlos. Junto a su compañera y unos amigos, este linense se sitúa en una esquina dentro del recinto ferial desde las seis de la tarde hasta las cuatro de la mañana aproximadamente. "Tenemos que venir tan temprano para preparar el chiringuito y que todo esté listo para cocinarlos. Así cuando llega la gente lo único que tengo que hacer es cortarlo en rodajas y venderlo", comentó este linense.

Isabel Ruiz López ayuda a Francisco a vender las patas asadas. Mientras él las hace al carbón en una barbacoa portátil en un carro, ella atiende al público y las sirve bien cortaditas en rodajas. "Las patas del pulpo están hechas al natural y ya cada uno le echa limón y un poco de sal si le apetece", indicó la ayudante que reveló así este secreto de cocina.

Muchos linenses y visitantes se preguntan por qué están tan sabrosas estas patas de pulpo y Francisco tiene bien claro que su éxito está en vender productos de calidad y frescos. "La gente viene por la confianza que tiene en nuestros pulpos, porque son de calidad y eso se nota en el olor y sobre todo, en el sabor", confesó Francisco, mientras nos mostró un pulpo sin asar sacado de la nevera de corcho donde los transporta hasta la Feria desde su casa.

Y es que en una noche este linense puede vender de ocho a diez pulpos enormes. En el puesto se pueden encontrar patas de varios precios que dependen de su tamaño. "Las tenemos de seis, ocho y diez euros, según sea más chica o más grande", explicó Francisco.

La Boutique del pulpo, como se llama su chiringuito, es el único puesto de pulpos asados de toda la Feria de La Línea, además, este comercio es considerado típico del municipio. "Antes había otro puesto en la entrada del recinto, junto al Ayuntamiento. Pero ahora estamos nosotros solos" porque según afirma Francisco, y otros clientes de su puesto, el producto no tenía calidad.

 El puesto de este linense es uno de los más visitados del recinto ferial y siempre tiene hechas las mejores patas. "Las patas que nosotros hacemos están muy buenas y no lo digo yo, lo dice la gente que viene. Aquí ha venido a comprarme pulpo hasta gente de la Junta de Andalucía, el alcalde, los concejales y hasta policías", declaró Francisco Rivera este diario.

Por ello, en Feria hay que aprovechar el manjar que este ciudadano nos sirve directamente desde su barbacoa, ya que el resto del año este linense se dedica a vender castañas asadas durante los cuatro meses de otoño y el resto se gana la vida haciendo zumos y con la venta de fruta, y es que es todo un vendedor.

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