Doble fondo

Roberto Pareja

La pesadilla del Covid espanta la lógica

Sánchez puede volver al insomnio a poco que mire de reojo a Francia Vox gana terreno entre bravuconadas filofranquistas Rajoy saca pecho al hilo de una sentencia firme que condena al PP  

El ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy durante un acto de la Fundación Once el pasado mes de julio en Madrid.

El ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy durante un acto de la Fundación Once el pasado mes de julio en Madrid. / Mariscal (EFE)

No hay que tener miedo de la pobreza, ni a la cárcel ni a la muerte... de lo que hay que tener miedo es del propio miedo. Y miedo dan las cifras -un vómito de horror diario- de una pandemia desbocada no solo en España sino por todo el planeta y que le puede robar de nuevo el presunto plácido sueño a Pedro Sánchez, que puede dar alas a la ultraderecha de la mano de la ingente desafección política y que está implantando la lógica de lo irracional.

Soñar es una manera de reordenar el disco duro de nuestra memoria, que también desprende fragmentos inconexos, que pueden reproducirse en forma de pesadilla. Diversos estudios han demostrado que el 11-S alteró sobremanera los sueños, que se hicieron más intensos y memorables en los días posteriores a los ataques, y parece factible que la pandemia, que da de lleno a casi todos los moradores del planeta, tenga un impacto similar. 

Nuestros recuerdos ya empiezan a tener un común denominador, esa mascarilla que nos ponemos cada vez que salimos de casa. Un reciente estudio en Finlandia refleja que las pesadillas han aumentado un 26% en el país nórdico respecto a la época prepandémcaDesde multitudes que se nos acercan a cara descubierta, hasta familiares muertos pasando por una maestra que soñó que tenía que acoger en su casa a toda su clase glosan el análisis.

Surrealismo a la francesa

La distopía empieza a adueñarse del relato y este jueves la Policía ha irrumpido en el domicilio del ministro de Sanidad francés entre otros miembros del actual y del anterior Gobierno del país vecino, incluido el ex primer ministro Edouard Philippe, por su mala gestión de la pandemia y dejación de funciones.  

La investigación se abrió el pasado 7 de julio sobre la base de nueve denuncias agrupadas en un mismo procedimiento (del más de medio centenar que se presentaron, por parte de médicos, asociaciones y ciudadanos particulares).

Teniendo además en cuenta que Francia ha decretado el estado de emergencia y el toque de queda en París y otras ocho grandes ciudades con la mitad de incidencia del Covid-19 que en Madrid, no sería de extrañar que nuestro presidente del Gobierno empiece a tener pesadillas con la Guardia Civil rodeando el Palacio de la Moncloa.

Y que se le aparezca un caballo blanco en lontananza con Santiago Abascal al galope pelo en pecho y henchido de orgullo nacional. Una escenificación de la moción de censura que va a debatirse en el Congreso la semana próxima. Vox va a quedarse solo en su acoso y derribo al presidente del Gobierno y la única duda es la de si el PP va a optar por el no o por la abstención, el gran dilema en el que está sumergido Pablo Casado, que cada vez mira con más aprensión a esa escisión radical del partido que va a más y a la que poco le importa, nada, quedarse sola en su moción de censura entre el rechazo del resto de la Cámara Baja.

Es que ése es precisamente el objetivo de Abascal, erigirse de cara a la galería como la gran y única alternativa a lo que considera un contubernio de la izquierda y reducir al PP a telonero paniaguado en la función, relegado al papel de "derechita cobarde".

Barómetro del CIS

El barómetro que ha difundido este jueves el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) concede una ventaja a los socialistas de 11,9 puntos sobre el PP, algo menos que en la encuesta de septiembre (13,4), y vuelve a situar a la ultraderecha como tercera fuerza, que recupera espacio y supera a Unidas Podemos, enredado entre togas.

Se refleja una tendencia a la baja de los partidos que forman el Gobierno de coalición, y un alza de PP y Vox, que llega envalentonado a la moción de censura, con aire de perdonavidas, como dan fe sus últimas bravuconadas. La estatua del que fuera legítimo presidente del Gobierno en la II República, el socialista Francisco Largo Caballero, ha sido  vandalizada con pintadas de 'Asesino' y 'Rojos no', y la diputada de la incipiente formación ultra Macarena Olona no ha tenido reparo en posar jactanciosa junto al trofeo revanchista mientras la cuenta de Twitter de Vox lanzaba un escueto y amenazante comunicado al respecto: "Derogad la Ley de Memoria Histórica. Primer aviso".

Lo peor es que algunos sociólogos y politólogos vaticinan que la creciente desafección ciudadana hacia los políticos por las drásticas medidas que está imponiendo la pandemia va a ser rentabilizada mayormente por Vox. Sus votantes son los únicos que están más preocupados por la situación política que por la pandemia y el trasvase de votantes al PP sigue menguando. 

Un partido que acaba de ser condenado en sentencia firme por el Tribunal Supremo por haberse enriquecido ilícitamente, aunque fuera sin saberlo (sic), con una trama de corrupción que ha acabado repartiendo unos 300 años de cárcel entre miembros del partido y empresarios bajo la batuta de Francisco Correa, ese Soprano de cuarta que se paseaba ufano por la sede de Génova como Pedro por su casa... o muy digno de etiqueta por El Escorial en la boda de la hija de Aznar. 

Como para estar orgulloso de unas y otras cositas... Pese a la condena, el hecho de que el Alto Tribunal critique la manera en que la Audiencia Nacional hizo referencia en su sentencia a la existencia de la caja B del PP cuando no se estaba juzgando eso le ha servido a Mariano Rajoy para sacar pecho y considerar toda una “reparación moral” la sentencia frente a la moción de censura al respecto que le costó el cargo de presidente del Gobierno por llevar las riendas de ese partido que al parecer estaba en la inopia mientras le inyectaban millones para ir dopado a las elecciones...

Desde que dejó La Moncloa, M. Rajoy no suele pronunciarse sobre asuntos públicos o políticos, lo hace en contadas ocasiones, y ha perdido una gran oportunidad de seguir guardando silencio el que fuera líder de un partido que tiene a su ex tesorero en la cárcel y con 11 procesos judiciales pendientes, entre ellos uno por haber espiado a ese tesorero, Luis Bárcenas, desde el mismísimo Ministerio del Interior para destruirle las pruebas que pudiera atesorar de las tropelías de su partido al respecto.   

Nervios destrozados

Salamanca es la última gran capital que se ha apuntado al confinamiento mientras se retiran las restricciones  en Zaragoza pese al aumento de hospitalizados en Aragón. El delirio de la pandemia hace estragos en toda lógica. Para muestra el botón del otro gran dato del barómetro del CIS: la ansiedad por la vacuna contra el Covid es  palpable y el goteo de batacazos de los laboratorios en sus ensayos es como una patada en la espinilla, Pero la desesperación aún no se ha impuesto a la cautela... Nada menos que un 43,8% de españoles no se vacunarían inmediatamente sin las debidas garantías, una cifra que sube un 3% con respecto al mes pasado y algo que sí haría el 40% restante. 

Y a todo esto los madrileños están con los nervios destrozados mientras el Gobierno regional de Isabel Díaz Ayuso y el de Pedro Sánchez se siguen tirando sin cesar los trastos a la cabeza por un estado de alarma que Moncloa defiende como una necesidad ante la inacción de Sol, que presume la eficacia de sus medidas para frenar la pandemia y denuncia una burda operación política encubierta para desalojarlos del poder... Los madrileños solo ven pelea y politiqueo y demandan un gramo  de cordura. mucho pedir a las dos irreductibles partes al parecer mientras el virus se sigue pavoneando desde el kilómetro cero del bochorno. Hasta el templado ministro de Sanidad tiene accesos de ira. Es duro que te acusen de "odiar Madrid" como hizo el  diputado del PP José Ignacio Echaniz el miércoles. Salvador Illa estalló y pidió al PP que deje de "sembrar cizaña" y no provocar más división mientras se le descolocaba la mascarila presa de una indignada excitación.

Resumen de urgencia en pocas palabras de todo lo expuesto: la vida es puro teatro, el sueño de la razón produce monstruos y entre nuestras religiosas pesadillas con las mascarillas y las mascaradas algunos se siguen desenmascarando poco a poco.

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