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Los 40 años de España en la OTAN: un referéndum, dos cumbres y 22 misiones

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en el Palacio de la Moncloa.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en el Palacio de la Moncloa. / Eduardo Parra, Europa Press

El 30 de mayo de 1982 España se convirtió en el miembro número 16 de la OTAN. Cuatro décadas después, la Alianza Atlántica ha duplicado sus miembros y España se ha convertido en uno de sus socios más comprometidos, participando en todas sus misiones, lo que le hizo merecedora de albergar los próximos 29 y 30 de junio la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno.

Mucho ha cambiado la España que entonces entraba en esta alianza defensiva con la actual, si bien en el Gobierno atribuyen en gran medida a la pertenencia a la OTAN el país moderno que ahora somos. La adhesión se produjo cuando la democracia aún se estaba consolidando y fue un elemento que permitió acelerar la entrada en lo que entonces era la Comunidad Económica Europea (CEE), antecesora de la UE, que se produjo el 1 de enero de 1986, recuerdan desde Moncloa.

El proceso de adhesión a la OTAN fue bastante rápido. La propuesta la planteó el presidente Leopoldo Calvo Sotelo en su discurso de investidura el 25 de febrero de 1981 y pese al rechazo de algunas fuerzas políticas, con el PSOE como principal abanderado, el 2 de diciembre de ese mismo año se formuló la solicitud.

La entrada se produjo apenas seis meses después y para finales de año el PSOE llegaba a la Moncloa con Felipe González, uno de los más férreos detractores de la OTAN, como presidente. Sin embargo, este dio un giro de 180 grados para convertirse en defensor de la Alianza, aunque con condiciones.

El referéndum

En octubre de 1984 González formuló durante el discurso sobre el Estado de la Nación lo que se denominó el Decálogo de Paz y Seguridad y que sirvió de base para la convocatoria del referéndum del 12 de marzo de 1986. El PSOE hizo no solo campaña a favor de la permanencia sino que con la redacción de la pregunta que se formularía a los ciudadanos también se aseguró en buena medida que el 'sí' se impusiera.

Así, se dejaba claro que la permanencia estaba condicionada a tres cuestiones: no habría incorporación a la estructura militar integrada; se mantendría la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español; y se procedería "a la reducción progresiva de la presencia militar de Estados Unidos en España".

El 52,54% de los españoles respaldaron al Gobierno en esta postura, en un referéndum que contó con una participación próxima al 60%. El referéndum fue un punto de inflexión para la pertenencia en la Alianza, ya que a partir de ese momento España comenzó a participar en todos los comités y órganos de la misma, con la excepción de la estructura militar integrada.

Javier Solana

El siguiente gran hito se produjo en diciembre de 1995, cuando el entonces ministro de Exteriores, Javier Solana, fue elegido secretario general de la OTAN, cargo que ostentó hasta 1999, meses después de que España se adhiriera al Estatuto de los Cuarteles Generales Militares Internacionales.

Al año siguiente, el Congreso dio luz verde a que el Gobierno negociara la entrada de España en la nueva estructura de mandos, con la vista puesta en albergar el Cuartel General de Mando Subregional Suroeste en Retamares (Madrid), como terminó ocurriendo a finales de 1996.

Primera cumbre

Quince años después de su adhesión, España acogió el 8 y 9 de julio de 1997 su primera cumbre de la OTAN. En ella, con José María Aznar al frente del Gobierno, España manifestó su aspiración de participar de forma plena en la estructura militar integrada, si bien no sería hasta 1999 cuando se produciría dicha incorporación plena.

Misiones

España comenzó a participar en misiones de la OTAN en 1992 y desde entonces ha intervenido en un total de 22 misiones, en las que han participado 125.000 militares. En este tiempo, han perdido la vida 119 españoles, entre ellos dos intérpretes, según datos del Gobierno.

Las tropas españolas han estado desplegadas en Bosnia (IFOR y SFOR), en Kosovo (KFOR) o en Afganistán (ISAF) y también han participado entre otros en misiones contra la piratería en el golfo de Adén y el Cuerno de África o para combatir el terrorismo en el Mediterráneo.

La participación en dichas misiones no solo ha ido permitiendo a las Fuerzas Armadas españolas demostrar su valía y sus capacidades sino que al mismo tiempo les ha servido también para aprender y para ser más interoperativas con las fuerzas de otros países, destacan fuentes gubernamentales.

En la actualidad, España participa en siete misiones de la OTAN: la Policía Aérea del Báltico (BAP); los Grupos Navales Permanentes OTAN; la Operación Sea Guardian en el Mediterráneo; la Presencia Avanzada Reforzada (EPP); la operación 'Apoyo a Turquía' con una batería Patriot, y la operación Resolución inherente en Irak.

Cumbre de junio

En junio de 2021, los aliados decidieron que España albergara la siguiente cumbre de la OTAN coincidiendo con el 40º aniversario de su entrada en la organización. La cita tendrá lugar el 29 y 30 de junio en Madrid y el actual contexto tras la invasión rusa de Ucrania ha hecho que adquiera aún mayor relevancia.

La cita ya estaba llamada a ser histórica puesto que los 30 estados miembro debían aprobar un nuevo Concepto Estratégico, el octavo, en el que definir las amenazas a las que se enfrenta la Alianza y cómo afrontarlas.

El conflicto en Ucrania ha vuelto a poner sobre la mesa amenazas que ya se creían superadas, como Rusia, y ha obligado a tenerlas en cuenta de cara a la redacción, pero sin perder de vista otras nuevas como la cibercriminalidad o las llamadas amenazas híbridas y tampoco a China.

Nuevas amenazas

En la redacción de este concepto, que tomará el relevo al anterior de 2010 están trabajando sin descanso los embajadores ante la OTAN -el llamado Consejo Atlántico- discutiendo párrafo por párrafo y con revisiones constantes, explican fuentes gubernamentales, que sin embargo se muestran convencidas de que se podrá llegar a tiempo para la cumbre.

Lo fundamental, añaden otras fuentes, es que todos los países vean recogidas sus dificultades en materia de seguridad dentro del texto, de ahí la importancia de tener una visión de 360 grados y de abordar las amenazas tanto terrestres, como marítimas, aéreas o cibernéticas y de otro tipo.

En el caso de España, está haciendo especial hincapié en la necesidad de que se incluya la amenaza procedente del flanco sur, en particular de la región del Sahel, que ha pasado a convertirse en el principal escenario del terrorismo yihadista a nivel mundial con presencia tanto de Al Qaeda como de Estado Islámico.

En el Gobierno se muestran cautelosamente optimistas de lograr este objetivo, toda vez que la amenaza rusa que actualmente es evidente en el flanco oriental por la guerra en Ucrania y la amenaza a otros aliados como los países bálticos, también está cada vez más presente en países como Malí y otros africanos.

Por lo que se refiere a la agenda del encuentro, las fuentes precisan que aún no se ha fijado. No obstante, el Gobierno ya ha adelantado su intención de celebrar una cumbre euro-atlántica la noche del 28 de junio en la que estarán además de los 30 aliados los países de la UE que no son miembros de la OTAN (Irlanda, Suecia, Finlandia, Malta y Austria).

Asimismo, se cuenta con que haya participación de Ucrania, si bien la presencia de su presidente dependerá de la situación bélica, y el presidente Pedro Sánchez ya ha adelantado que también estarán Finlandia y Suecia, aunque para entonces no sean ya países invitados formalmente tras haber solicitado su entrada en la Alianza.

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