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Santelmo Business School

Represión financiera: castigo a deudores y ahorradores

La intensa y rápida subida de tipos se ha trasladado con celeridad al crédito pero no al depósito, beneficiando el margen de la banca l Hacer lo contrario podría haber evitado el impuesto temporal

Represión financiera: castigo a deudores y ahorradores

Represión financiera: castigo a deudores y ahorradores

Estamos viviendo el periodo de mayor represión financiera de las últimas décadas. Durante la crisis financiera, y posteriormente durante la pandemia, los ahorradores fueron los más reprimidos. Los bajos tipos de interés congelaron la remuneración de los depósitos hasta el cero por ciento. Los intereses de los depósitos de las empresas llegaron a ser negativos. En este escenario los beneficiados fueron los deudores.

De la deflación a la inflación

Pero el escenario ha cambiado a peor. En tan solo unos meses el mundo ha transitado de un escenario deflacionario a otro caracterizado por una alta y persistente inflación que ha obligado al BCE a la más rápida y mayor subida de tipos de tipos de interés desde el nacimiento de la Unión Europea. Continuará durante 2023 hasta que las expectativas de incremento de los precios estén ancladas en el 2% a medio plazo. El BCE ha anunciado una nueva subida del 0,50% en este mes de marzo. La subida de los tipos de interés se ha trasladado con gran rapidez al crédito al consumo, a las hipotecas y a la financiación empresarial. Pero no a la remuneración de los depósitos. La represión financiera castiga ahora tanto a los ahorradores-depositantes como a los deudores. Las hipotecas a tipo de interés variable están teniendo un fuerte castigo: el incremento de la cuota de amortización puede alcanzar los 3.500 euros anuales para una hipoteca media con saldo pendiente de amortizar de 150.000 euros. La represión financiera se ha duplicado y castiga tanto a los deudores como a los ahorradores. El ahorro tiene un doble castigo: el de nula remuneración y el de la inflación que erosiona el poder adquisitivo de los depósitos.

La estrategia fallida de los bancos

La pregunta es: ¿por qué los bancos no trasladan la subida de los tipos de interés a la remuneración de los depósitos como lo hacen con los créditos?. Es habitual que los bancos trasladen la subida de tipos de interés con mayor rapidez a los créditos que a los depósitos. Así ha sucedido siempre. El objetivo es mejorar el margen de intereses entre crédito y depósitos y también sus beneficios. Suele ser un desfase corto, de semanas o meses. Pero esta vez no será así y el desfase puede superar el año, y en todo caso será parcial. El incremento del tipo de interés de los créditos superará al de los depósitos.

Hay varias razones para que esto sea así. Tras varios años de una expansión sin límite de la liquidez por parte del BCE para combatir la desaceleración económica y la potencial deflación, la banca tiene un gran exceso de liquidez. De hecho, han empezado a devolver anticipadamente la liquidez qué recibieron del BCE a través de las líneas de financiación a medio plazo (TLTRO). Hay un indicador relevante que refleja la situación de liquidez de la banca, que es la relación entre créditos y depósitos. En períodos de expansión económica financiada con aumento de deuda a través del crédito la relación entre créditos y depósitos es superior a uno. El volumen de créditos es superior al de depósitos, y la banca para mantenerlo tiene que recurrir al endeudamiento con el Banco Central o a los mercados exteriores. Esto ha ocurrido durante muchas décadas antes de entrar en la Unión monetaria. Era la época de las “guerras del pasivo”. Los bancos competían más por captar depósitos que por los créditos. Pero ahora esto no es así, la banca tiene más depósitos qué créditos. Por otra parte, la última encuesta de préstamos del Banco de España indica que la demanda de crédito e hipotecas se está desacelerando y el rigor y la exigencia de garantías en la concesión de créditos aumentando. Lo cual presagia que el exceso de depósitos sobre créditos puede continuar durante bastante tiempo. Es lo que pretende el BCE: enfriar la economía para reducir la inflación. Es la ausencia de competencia por captar depósitos la que termina el retraso en la traslación de la subida de tipos de interés a los depósitos bancarios.

La segunda razón es el grave deterioro que han sufrido los márgenes de interés y la rentabilidad y solvencia de los bancos en las dos últimas crisis por los bajos tipos de interés, el aumento de la morosidad, la reducción de la rentabilidad, de la solvencia y de la cotización en la bolsa. En la salida de la crisis, los bancos han empezado a restaurar su rentabilidad, solvencia y cotización en los mercados. Una de las estrategias está siendo mejorar el margen de intereses. Para mejorar el margen de intereses es fundamental trasladar rápidamente la subida de tipos de interés a los préstamos y créditos y retrasar la subida en la remuneración de los depósitos. Así se está haciendo.

Todos pierden

Pero esta estrategia tiene un riesgo, el aumento de la rentabilidad y solvencia de la banca se está haciendo a costa de la insolvencia de sus clientes. Lo cual puede conducir a medio plazo a un aumento de la morosidad, a un menor volumen de negocio y actividad, además de una menor solvencia y a una probable recesión económica. No obstante, tarde o temprano, la subida de tipos de interés acabará trasladándose, total o parcialmente, a los depósitos.

Recientemente Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha defendido la conveniencia de una pronta traslación de la subida de los tipos de interés tanto a los créditos como a los depósitos. Argumenta que no trasladar la subida de tipos de interés a la remuneración de los depósitos reduce la eficiencia y eficacia de la política monetaria, al desanimar al ahorro, fomentar el consumo y dificultar el objetivo del BCE que es enfriar la demanda de bienes y servicios para reducir la inflación.

Por último, la extraordinaria subida de los tipos de interés de las hipotecas y la congelación de los depósitos está perjudicando la imagen y reputación de la banca, habiendo incitado al Gobierno progresista a penalizaciones fiscales al sector financiero. El fuerte crecimiento de los beneficios en los dos últimos años ha dado lugar a la creencia de que como consecuencia de la gran subida de los tipos de interés los bancos están obteniendo “beneficios extraordinarios” o “beneficios caídos del cielo”. Lo cual ha llevado al Gobierno a la aprobación de un impuesto temporal de dos años del 4,8% sobre los ingresos de intereses y comisiones.

La pronta traslación el incremento del interés a la remuneración de los depósitos hubiera dado lugar unos beneficios más moderados, evitando la percepción “de extraordinarios o caídos del cielo” y quizás también el impuesto temporal a la banca. La diferencia está en que en este caso el dinero habría fluido hacia los depositantes y no hacia Hacienda. También se hubiera evitado el deterioro reputacional.

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