Economía

Merkel: "La UE debe poder intervenir en los estados que incumplan los pactos"

  • Pide enmendar los tratados para poder 'tocar' los presupuestos nacionales y que la CE y los países puedan demandar a los desobedientes ante el Tribunal de Justicia de la UE.

-En las últimas semanas ha repetido con frecuencia que si fracasa el euro, fracasa Europa. ¿Cree que la paz de Europa está en peligro?

-No, no está en peligro, pero todos estamos en una situación muy difícil. El euro atraviesa la peor crisis de sus diez años de existencia en la que todos los puntos débiles salen repentinamente a la luz. Pero estamos decididos a superarlos, tanto el problema de la competitividad como el de las carencias del tratado.

-¿Italia podría ser una segunda Grecia? ¿Aumentarían las oportunidades de consolidación de Italia en una era después de Berlusconi?

-Los propios países son los que tienen que decidir sobre esas cuestiones internas, pero sabiendo que ninguno puede hacer una política independiente de los otros. Eso quiere decir que Italia tiene que redoblar sus esfuerzos de ahorro. Para ello, Roma ha presentado un plan que tiene que ser aplicado. Como dijo la directora del FMI, Christine Lagarde, el problema de Italia no es su posición económica, sino la confianza, que mejorará cuando implemente los planes.

-¿Es suficiente con lo que se ha propuesto Italia?

-Todavía no puede decirse si basta para la eternidad. Pero lo que sí podemos afirmar es que Italia se ha propuesto mucho de momento.

-¿Cree que el Banco Central Europeo (BCE) debería poner en marcha la impresión de billetes para comprar de forma ilimitada bonos soberanos de países en emergencia?

-No me parece bien crear escenarios de miedo. El BCE tiene un claro cometido que es la estabilidad del dinero y, por tanto, los países tienen que hacer sus deberes. En verano, el BCE instó a Italia a presentar un programa de consolidación, algo que entra dentro de sus tareas.

-La cumbre del G20 en Cannes fue una prueba del papel central de Alemania en la política mundial. ¿Es una carga para usted o una oportunidad para hacer política?

-Alemania es uno de los 17 países del euro y la mayor economía de Europa. En Cannes quedó demostrado que Francia y Alemania son fuertes cuando actúan unidas, pero no son toda Europa.

-¿Se considera una autoridad para fijar la dirección de la Eurozona?

-No, lo que siento a veces es la responsabilidad de dejar las cosas bien claras. En la Zona Euro se mantiene la responsabilidad absoluta de cada país sobre su presupuesto y ninguna institución tiene capacidad de intervención. Se trata de una construcción sui generis, que permite que cada uno cumpla las normas por cuenta propia. Pero, como ni siquiera se puede garantizar su cumplimiento en los países democráticos, porque el Parlamento es obviamente autónomo, estoy convencida de que necesitamos modificar los tratados. Los compromisos conjuntos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento nos protegen a todos. Si no son cumplidos, una institución europea debe tener el derecho de poder intervenir en el presupuesto nacional. Si esta medida está prevista, los Parlamentos por regla general aprobarán presupuestos acordes a los requisitos del Pacto. En caso contrario, estoy a favor de que la Comisión Europea u otro Estado miembro tenga el derecho de demandar al país ante el Tribunal de Justicia de la UE.

-¿Y cómo llamaríamos a eso?

-Sería un control presupuestario europeo vinculante.

-En la CSU aumentan las voces a favor de un referéndum sobre las medidas de rescate europeo. ¿Quiere usted que el pueblo decida?

-Tenemos una democracia representativa y un sistema bicameral que ha proporcionado y proporciona una gran estabilidad interna. Tendría que cambiar la estructura de todo el sistema para convocar plebiscitos, algo que me parece complicado. Por eso lo rechazo.

-¿Es la crisis del euro la más dramática que ha vivido desde que ocupa la Cancillería?

-En esta crisis global hemos vivido situaciones inimaginables. El rescate de los bancos -con 400.000 millones de euros, una suma inconcebible para mí-, el fondo de recapitalización de la banca, los programas coyunturales, las garantías de los ahorros de los ciudadanos... Europa fue siempre un puerto seguro para los ahorros, pero ahora los inversores la ven desde otra perspectiva. Tenemos que trabajar para ganarnos de nuevo su confianza.

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