El míster del Recre exige dos puntas antes del domingo

El Recre, que visitará a la Real Balompédica el próximo domingo en Liga (20:30) y el miércoles en la primera ronda de la Copa (21:00) se da de plazo una semana, la que le falta para medirse a los de Rafa Escobar, para fichar a dos delanteros. Es el encargo claro que tiene la secretaría técnica recreativista sobre la mesa. No hay más. Los albiazules demostraron ante el Cádiz (0-0) el pasado sábado que tienen una base más que consistente para pelear por el objetivo de estar arriba y disputar la fase de ascenso, pero sin recursos ofensivos su recorrido será más bien corto.

Poco dado a las salidas del guión, el preparador, José Domínguez, ya puso el aviso sobre la mesa antes del partido. Afrontar la competición con Rubén Mesa como único atacante cuando todos los rivales directos tienen tres opciones con las que jugar supone jugar a la ruleta rusa durante toda la temporada. Más contundente se mostró tras empatar contra elCádiz. Con el aval del buen partido en general del equipo y la evidente falta de gol se atrevió a pronosticar que el Decano no pelearía por el ascenso sin los dos delanteros reclamados.

Domínguez no quiere verse como en Pamplona, donde en el partido del descenso apuró sus últimas opciones de permanencia en la Liga Adelante con Manu Molina como falso nueve por las ausencias físicas y espirituales de los delanteros de la pasada campaña.

En la semana previa al estreno del campeonato se le escapó Salva Chamarro, uno de los preferidos del preparador. Sin embargo, opciones descartadas en el inicio de la pretemporada por su coste vuelve a ponerse a tiro como Airam Cabrera (ex del Cádiz), jugador contrastado en la categoría que quiere jugar en la Liga Adelante pero que ve que las posibilidades se esfuman con el paso de los días. Tampoco está descartado Marc Nierga, ni siquiera el deseado Arturo, quien no tuvo minutos en el primer partido contra el Córdoba.

El Recre tiene una semana por delante y necesita dos atacantes. El mercado en los últimos días suele ser imprevisible. Cuentan tanto los recursos económicos como los nervios de quienes ven los trenes pasar y deciden no esperar más.