Algeciras CF - Racing de Ferrol | La crónica

Un empate de poderío entre el Algeciras y el Racing de Ferrol (1-1)

  • Los albirrojos lo bordan en la primera parte y saben sufrir después ante un equipazo para sumar un punto valioso ante el invicto líder

  • Romero adelanta a los de Ania y Manu Justo repone las tablas de penalti en el Nuevo Mirador

Romero, ante un jugador del Racing de Ferrol.

Romero, ante un jugador del Racing de Ferrol. / Erasmo Fenoy

Punto bueno, muy bueno del Algeciras en el Nuevo Mirador ante un señor equipazo como el Racing Club de Ferrol. Los albirrojos sumaron en un partido de poder a poder entre dos conjuntos que están llamados a mirarse a la cara en la pelea por acabar arriba en el grupo I de la Primera Federación esta temporada. Alvarito Romero adelantó a los de Iván Ania en una primera parte inmaculada de los locales y Manu Justo, de penalti, repuso las tablas al comienzo de una segunda mitad más de color verderón. Fue un partido grande en letras mayúsculas.

Pudo ganar cualquiera de los dos. El Algeciras lo bordó en los primeros 45 minutos y supo sufrir cuando le tocó. Habrá quien piense que los rojiblancos no deben pasar tantos apuros en su templo -y es legítimo-, pero la realidad es que delante había un Miura. Cualquier otro rival se habría empequeñecido con un 1-0 en un estadio con más de cinco mil gargantas, pero no los ferrolanos. El todavía invicto Racing, que lo había ganado todo hasta este sábado, mantuvo la compostura y se levantó en una segunda parte en la que amenazó con la remontada. Al final la balanza estuvo tentada de caer para cualquiera de los dos pesos porque jugaron dos equipos que no se esconden ni se conforman.

Tras la victoria en Badajoz, el Algeciras dio continuidad a la fórmula y se entregó al carácter que suele imponer en La Menacha. Los de Ania, sin embargo, no pudieron brindar a su parroquia un triunfo que les habría catapultado a la zona VIP, al menos durante una noche. Los reproches quizás puedan llegar por la excesiva debilidad que los de casa volvieron a mostrar tras encajar un gol. El Algeciras acusa demasiado los golpes, aunque en esta ocasión supo digerir el trago para salvar parte del botín ante un Racing que, no hay que olvidarlo, se situó líder.

El Algeciras saltó a un césped que cada día luce mejor con el once esperado o casi. Ania se vio obligado a introducir una variante en el equipo que se impuso en Badajoz. Jordi Figueras suplió en la defensa a Nico Van Rijn, tocado de última hora y vestido de paisano en la Tribuna junto a Ferni, David Martín, Borja y Admonio (los otros lesionados).

Los primeros compases fueron el preámbulo de un primer tiempo intenso, con aroma de dos equipos que aspiran a codearse con los de arriba. Desde el respeto mutuo se empezó a fraguar un pulso de tú a tú en cada balón dividido. El Algeciras buscó la ruptura a menudo desde atrás con balones en largo de Amoah para buscar las cosquillas por banda. El central, imperial en su parte del campo, puso en el minuto 9 un balón que Pepe Mena enganchó de primeras y se marchó alto. Primera oportunidad rojiblanca. El Racing de Ferrol, perfectamente plantado, dio el primer aviso en el minuto 11 en un robo de balón que terminó con un disparo duro de Manu Justo que atajó Tristán.

Lo intentaban ambos a balón parado y el partido se ponía cada vez más serio pero sin perder un ápice de emoción. Destacaron la intensidad de un Elejalde incansable y sobre todo de Roni, ovacionado por la afición a cada balón que tocaba. El punta se peleó con todos los de verde y recibió palos de todos los colores.

Llegado al ecuador de la primera mitad se produjo la primera polémica de la tarde en una acción en la que Romero cayó en el área ante su defensor pero se levantó con la inercia para seguir la jugada. El Mirador reclamó pena máxima y el árbitro parece que dio las gracias al albirrojo por no haberse caído del todo.

El Algeciras ganaba metros y llegaba más. En el minuto 30 fue Tomás el que estuvo a punto de clavar con la zurda una falta peligrosa cerca del área. No hubo que esperar mucho más para el premio porque en el 32' Alvarito Romero, con templanza, finalizó un ataque que había arrancado por la derecha con un centro de Albarrán. Lo merecía el equipo de Ania.

El Racing, no obstante, no se descompuso en ningún momento y probó algún acercamiento por medio de la pierna privilegiada de Héber Pena. No fue suficiente ante un cuadro albirrojo sobresaliente hasta el descanso.

El segundo acto arrancó con un choque fortuito entre Veiga y Amoah que dejó malparado al zaguero en un ataque visitante con remate de Álex López que atrapó Pol. Ya se veían las intenciones de los ferrolanos.

El encuentro subió de decibelios y se endureció aunque el colegiado apostó por dejar jugar la mayoría de las veces. Repartió tarjetas a diestro y siniestro pero permitió el contacto. Al filo de la hora de partido, el Racing de Ferrol golpeó: balón filtrado a Álex López en el centro del área y Pol que se lanzó a los pies y derribó a su adversario. La repetición no deja lugar a la duda del penalti. Tampoco protestaron demasiado los de casa. Manu Justo engañó y empató.

Con media hora por delante se puede decir que comenzó un partido nuevo, pero con antecedentes del derroche generoso de unos y otros. El Algeciras tuvo que bregar y sufrió varias embestidas de los verderones, incisivos y con confianza. La más clara la tuvo en el 64' Álex López, que perdonó con todo a favor tras una llegada por banda.

Trataba de estirarse el Algeciras para salir del atolladero, a menudo en largo y sin sentido, pero jugaba muy cómodo el Racing de Ferrol, que se asomaba siempre con peligro al balcón albirrojo. El desgaste pasó factura a los gallegos y el Algeciras se pudo acercar al marco rival en el 72' con un disparo lejano de Elejalde. Lo veía menos crudo los algeciristas desde la butaca.

Ya con los cambios consumados en los dos bandos, Tomás tuvo la oportunidad más cercana de romper la igualada con una falta lateral peligrosísima que casi encuentra diana en el minuto 88. En los de casa por fin tuvo una oportunidad Juan Serrano. El algecireño puso ganas y empuje, lo mínimo que se le pide a un refresco del banquillo. Los demás, con sus chispazos de calidad, ayudaron a que se albergase algo de esperanza por un gol heroico en el último instante.

Hasta el último segundo de los cinco minutos de añadido pudo marcar cualquiera porque sobre el césped del Mirador había dos equipos que iban a ganar sin ambages cuando lo más lógico era pensar en no tirar el punto amarrado. Y al final, lo más justo fue el empate.

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