Álvaro Leiva fue ese rayito de luz en la tarde de oscuros nubarrones que vivió el Algeciras CF en Cornellà. El canterano volvió a poner esa chispa desde el banquillo, ese atrevimiento que ha hecho que Iván Ania le dé minutos en las tres primeras jornadas de la temporada. Leiva, que todavía tiene 16 años, fue de lo poco salvable de la debacle albirroja y no sería de extrañar que pronto tenga una oportunidad como titular. Desde luego se lo está ganando con argumentos en el verde.

El día después de la dolorosa primera derrota en la nueva Primera RFEF ha dejado tocado a un algecirismo que no esperaba un varapalo de esta dimensión. La afición se divide entre los más críticos y los que abogan por pasar página rápido y pensar en la próxima batalla. Sin embargo, la preocupación es compartida porque el Algeciras dejó muy malas sensaciones sobre el sintético del Nou Municipal y acentuó una serie de carencias a la hora de defender.

En medio de la esperada lluvia de críticas por la imagen dada -negarlo no lo va a solucionar-, aparece la excepción de Álvaro Leiva como un rayo de esperanza, como un motivo de alegría al ver como un chaval de la casa empieza a transformarse en un futbolista que promete y mucho. En este sentido, Ania está teniendo la valentía de apostar por el crío y darle bola. La cuestión es si el asturiano será capaz de darle la alternativa desde el principio o preferirá dosificar al jugador para no exponerlo demasiado.

Todas las posturas son entendibles y defendibles a la hora de abordar la situación de Leiva, un diamante en bruto que emergió el pasado curso cuando mediada la temporada Salva Ballesta le hizo debutar en Segunda B. El club blindó al canterano durante el verano.

Leiva gozó de 21 minutos en Barcelona, donde fue uno de los revulsivos, de un cuarto de hora ante el Andorra en el estreno casero, donde de nuevo aportó frescura arriba, y en Cornellà disfrutó de más de sesenta minutos. El algecireño creó las dos primeras oportunidades de los algeciristas en el catastrófico primer tiempo que prácticamente sentenció el partido, y ofreció descaro a la hora de atacar por banda. Queda la duda de ver si tiene gasolina para afrontar un partido completo de esta exigencia.

Agarrarse a Leiva como algo positivo puede ayudar a sobrellevar la semana a muchos algeciristas, pero la realidad es que el Algeciras tiene mucho que arreglar de aquí al próximo domingo, cuando visitará el Municipal de La Línea para disputar el Clásico del Campo de Gibraltar ante la Balona, un Clásico histórico que estrena categoría.

Lo anímico se antoja tan importante como lo futbolístico en una semana siempre especial. Toca recuperarse y buscar soluciones en La Menacha.