CD Cabecense - Algeciras CF | La crónica

(0-1) El Algeciras saca la cabeza

  • Los albirrojos ganan en el último minuto un partido para olvidar y se ponen a cuatro puntos de la cuarta plaza

  • Pipo sirve al algecireño Benítez el gol que lo cambia todo para el equipo de Fajardo 

El algecirista Pablo Ganet pelea la pelota con un jugador del Cabecense.

El algecirista Pablo Ganet pelea la pelota con un jugador del Cabecense. / Víctor Rodríguez

El Algeciras CF no se rinde. Con sus virtudes y con sus muchos defectos, los albirrojos arrancaron una victoria en Las Cabezas de San Juan este lunes tras un partido para olvidar hasta esa última jugada a balón parado en la que Pipo puso el balón para que Álvaro Benítez marcase el tanto de la esperanza. El gol del defensa algecireño evitó el enésimo cataclismo de la temporada en el Nuevo Mirador e impulsó al equipo de Emilio Fajardo hasta los 48 puntos, a cuatro de la ansiada cuarta plaza del grupo X de Tercera división.

El Algeciras ganó cuando la mayoría ya había arrojado la toalla, cuando casi todos señalaban al banquillo o al palco, buscando culpables y pidiendo dimisiones, cuando el cero a cero era el mal menor en un partido que el bravo Cabecense pudo y hasta mereció llevarse. Pero esto es fútbol, amigos, y aquí una fracción de segundo, un balón en las botas adecuadas, un futbolista convencido, un solo gol... Cualquiera de estos elementos basta para borrar todo lo ocurrido durante noventa minutos con un flashazo como ocurría en Men in Black. A estas alturas mandan los puntos, la necesidad, el hambre y la clasificación.

La forma en que venció el Algeciras en el Carlos Marchena de Las Cabezas debe convertirse en un antes y un después, un punto de inflexión para una plantilla que no va a recibir concesiones ni contemplaciones en ningún campo de esta dichosa categoría ni siquiera ante el penúltimo de la tabla.

El Algeciras probó algo nuevo en Las Cabezas. Fajardo llevó a cabo una revolución en el once para tratar de dar más mordiente como casi todo el mundo demandaba. El técnico cambió hasta el dibujo para poner una defensa de cuatro y dos delanteros: entró Cerpa como pivote, Gámiz y Ganet en el centro del campo y Samé como acompañante de Karim.

El intento de salir muy arriba de los algeciristas se evaporó a los pocos minutos ante un Cabecense que apretó de lo lindo. Tras el sentido minuto de silencio por los vecinos fallecidos en el terrible accidente de tráfico del pasado jueves, el cuadro rojinegro jugó de tú a tú al Algeciras y no se arredró nunca. De hecho, a los 4 minutos tuvo que aparecer Romero -San Romero otra vez- para desbaratar un centro envenenado de Alvi que remató el exalgecirista Pepelu, muy activo en el arranque. Los de Fajardo se dejaron ver con una intentona de Gámiz en el 8’. El de Loja fue de lo mejorcito de los visitantes en el primer acto pero el resto de jugadores no terminó de acompañarle ni de finalizar casi ninguna jugada.

El Cense lo intentó con un disparo a quemarropa de Burrita en el 18’ pero se volvió a chocar con Romero. El Algeciras tenía terribles problemas para sacar el balón jugado y se emperró en perder una serie de balones atrás de esos que suelen costar muy caro.

Fue a partir del minuto 25 cuando los algeciristas se soltaron algo y llegó la ocasión más clara con un centro de Gámiz que remató Iván y abortó el meta local. Hasta el descanso, poco más por unos y otros, con un Cabecense algo fatigado pero firme y un Algeciras bastante perdido sobre la superficie de un campo que se brinda a poco toque. La sociedad Karim-Samé no cuajó y Pablo Ganet no entró demasiado en juego. Era quizás más un día para el joven Cerpa, que suplió al todoterreno Borja Vicent.

El segundo tiempo desempolvó al Algeciras de las urgencias, a ese equipo que se pone nervioso, se vuelve impreciso y llega hasta a desquiciar por momentos. Pero Fajardo y los suyos tuvieron fortuna, ese intangible tan esquivo esta temporada y que gana tantos partidos a los que se consolidan en la zona noble.

El Algeciras tuvo sus acercamientos en el segundo acto pero pecó de blando, siempre con disparos generosos al muñeco. Fajardo retiró a Gámiz, seguramente el más inspirado con el esférico, para meter a Pipo en su primer cambio. Mago por mago. Casi la mete el canario nada más entrar pero el día lo tenía reservado para la acción final.

Sin embargo, la última media hora fue del Cabecense. El conjunto de Fran García acorraló por momentos al de Fajardo, haciendo muchísimo daño por las bandas. De nuevo se apareció Romero en un tiro de Moha en el minuto 65, pero la oportunidad más clamorosa la falló Illias con todo a favor a falta de diez minutos en una de las infinitas contras que armaba el equipo de casa.

El Algeciras fue un despropósito en casi todo en el tramo final del partido pero cuando más oscuro estaba ya el Carlos Marchena sucedió lo que cambia todo, lo que puede desencadenar un efecto mariposa. Falta cerquita del área del Cabecense en el minuto 90 y el árbitro acababa de expulsar por doble amarilla al local Francisco. Pipo coge el balón y lo pone donde lo ponen los buenos futbolistas. Allí, en una maraña humana, emerge el algecireño Álvaro Benítez para rematar a la red y marcar un señor gol. Para esto, para salvar a su equipo en días así, volvió Benítez a casa.

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