Del césped a la grada de una jornada para otra y viceversa. En el actual Algeciras CF un futbolista tan pronto se puede vestir una semana en el once titular como verse sentado en la Tribuna a la siguiente. Así funciona la competencia interna que Emilio Fajardo ha establecido en su plantilla para la temporada de regreso a la Segunda B. Y de momento no le va mal con esta incertidumbre.

Al principio llamaba la atención, pero el técnico ha impregnado de normalidad sus decisiones a la hora de hacer la convocatoria. Con 23 peloteros en el vestuario –todos ansiosos por jugar– más el guardameta Jesús Romero, en proceso de recuperación de su lesión en una mano, elegir a los 18 que se inscriben en el acta de un partido oficial no es una tarea sencilla. Pero es un precio que el cuerpo técnico estaba dispuesto a pagar con tal de tener doblados cada uno de los puestos para una campaña que se presume muy larga.

La pasada jornada ocurrió con el mediocentro Francis Caturla, titular en el brillante triunfo ante el Sevilla Atlético y fuera de la lista para la visita al Cádiz B. Pero antes ya pasó con gente como Cerpa, Almenara, Antonio Sánchez, Barba, Mario Martos, Benítez... Por si quedaba alguna duda, Fajardo no casa con nadie.

El técnico del Algeciras fue preparando el terreno desde la pretemporada, cuando instauró sus normas, ya con plenos poderes después del heroico ascenso en Socuéllamos. Fajardo ha provocado que los entrenamientos del día a día se conviertan en una especie de juego de la silla en el que los más desprevenidos se quedan sin sitio para la cita más inmediata. Aunque todo el mundo puede palpar que hay algunos futbolistas de jerarquía y otros tocados por un momento de forma extraordinario, la idea es que ninguno se sienta intocable... especialmente si flojea durante la semana.

La idea del preparador es que ninguno se sienta intocable

Después de ese infausto minuto final en El Rosal que costó dos puntos, se antoja probable que alguno vaya a tener jornada de reflexión y no esté en el autocar rumbo a Cartagena, aunque con Fajardo nunca se sabe. El míster se dejó ver muy enfadado en Cádiz, pero los días han pasado y tras la autocrítica general del colectivo esa última acción ya parece formar parte del pasado. Es esa forma de ser imprevisible también una arma con la que despistar a los rivales durante la semana.

Ya lo dijo el canterano Tote el día que salió del banquillo y marcó el decisivo gol del triunfo ante el Yeclano –el primero de la presente andadura–: “Uno tiene que estar preparado para cuando le toque aportar su granito de arena, ya sea en el campo, el banquillo o la grada”. Con esta consigna que ya ha calado en la caseta, el algecirismo mira expectante a la lista de elegidos para la visita del domingo a Cartagena.