Prometía fiesta pero terminó en chasco

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El algecirismo recibe a lo grande al equipo y responde con más de seil mil gargantas en las gradas pero acaba decepcionado y con el ánimo tocado para la siguiente ronda

1. Jugadores de la Arandina celebran el ascenso sobre el césped del Nuevo Mirador, ante el abatimiento algecirista. 2. Aficionados del Algeciras animan durante el partido. 3. Apoyo desde tierras extremeñas para el delantero Joselu. 4. La sede del club, repleto desde un par de horas antes del duelo. 5. Berlanga, que ayer no jugó, consuela a Manzano tras consumarse el varapalo.  FOTOS: Erasmo Fenoy y Andrés Carrasco.
1. Jugadores de la Arandina celebran el ascenso sobre el césped del Nuevo Mirador, ante el abatimiento algecirista. 2. Aficionados del Algeciras animan durante el partido. 3. Apoyo desde tierras extremeñas para el delantero Joselu. 4. La sede del club, repleto desde un par de horas antes del duelo. 5. Berlanga, que ayer no jugó, consuela a Manzano tras consumarse el varapalo. FOTOS: Erasmo Fenoy y Andrés Carrasco.
Alessio González Algeciras

01 de junio 2015 - 05:02

La fiesta prometía en una tarde que acabó en chasco para el algecirismo. El Nuevo Mirador, atestado de fieles seguidores rojiblancos desde el mediodía, vivió otra de esas fechas para la memoria, aunque en esta ocasión para el baúl de los malos recuerdos. El templo del Algeciras CF fue un hervidero de almas que comenzaron la jornada en medio del ambiente más optimista posible pero terminaron acalladas por un resultado, un empate a uno, que otorgó el ansiado ascenso a Segunda división B a la Arandina CF. El sueño se montó el autocar del rival... pero queda otro cartucho, una última oportunidad para endulzar el final de una temporada histórica.

La quedada de la afición pasado el mediodía se hizo sentir en La Menacha desde muy pronto. Los más madrugadores incluso almorzaron en la sede del club. Los hinchas se fueron concentrando en la puerta principal del estadio y sobre las 15:15 se produjo el momento de éxtasis con la llegada del autobús del Algeciras, recibido a la altura de tan crucial día. La plantilla entró en volandas a la caseta. Unos veinte minutos después arribó la expedición de la Arandina, que notó el calor de los más forofos aunque accedió sin problemas a las entrañas del Mirador, ante un dispositivo policial que veló por el pasillo.

Cumplido con el ritual de las llegadas, los aficionados fueron poblando las gradas para dar forma a una gran entrada, más de seil mil personas, si bien es verdad que no alcanzó los registros del día del Tropezón... ni tampoco la intesidad de aquella tarde tan accidentada y caldeada por el retraso del adversario.

Ayer era otra historia, otro día, y la hinchada respondió a la llamada como se esperaba. El público encajó el tempranero tanto de la Arandina, apoyó y celebró a lo grande el rápido empate albirrojo. La grada achuchó durante el primer tiempo pero no pudo evitar contagiarse del mal juego del segundo periodo de los Mere.

A pesar de todo, las gargantas se vaciaron por buscar la épica en los últimos compases. Muchos acabaron afónicos y con el ánimo herido. Otros se resignaban y los que menos hablaban de ascender en la Feria. Por su parte, la Arandina celebró sobre el césped con el puñado de seguidores que acompañeron a los burgaleses.

Esta vez no pudo ser. El algecirismo debe levantarse para seguir luchando porque hay dos nuevos rounds por delante. La gloria sólo está a dos eliminatorias. Nadie dijo que fuera fácil.

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