Díaz vs Díaz: batalla inédita

Pepe (20 de abril de 1980) y Hugo Díaz Sánchez (9 de frebrero de 1988) nacieron en la localidad cordobesa de Almodóvar del Río. Desde que su madre les trajo al mundo apenas se plantearon otra cosa que ser futbolistas profesionales. Ambos lo han conseguido, pero no será hasta el próximo domingo, en Lucena, cuando los hermanos se enfrenten por primera vez. El más pequeño, que ahora se enfunda la guayabera de la Balona, verá cumplido lo que él mismo define como "un sueño". El mayor, que defiende los intereses del conjunto aracelitano, está convencido de que su carrera está tocando a su fin y que espera que Hugo "sea el mejor" de la famila en el apartado futbolístico.

Este pulso fratricida inédito pudo tener un precedente cuando Pepe militaba en el Córdoba y Hugo en el conjunto lucentino, pero sus equipos se midieron en verano en un 3x1 y los técnicos les hicieron jugar en mitades diferentes. Se da la curiosa circunstancia de que uno de los motivos por el que el Lucena-Balompédica de la próxima jornada no se retrasó al lunes día nueve, como propuso la directiva local, es precisamente porque ese día se bautiza la hija pequeña de Pepe Díaz, un acto en el que, como es lógico, Hugo estará presente. Para entonces ya habrán firmado la paz después de la batalla en la que los dos equipos se juegan bastante más de lo que parece.

"Desde luego que el partido tiene un montón de connotaciones para mí y no puedo ocultar que estoy muy ilusionado, con muchas ganas de que llegue el domingo", confiesa Hugo Díaz. "No sólo se trata de que, si el entrenador lo considera oportuno, me enfrentaré a mi hermano, cosa que nunca había sucedido, sino que ese partido se va a jugar al lado de casa, con toda mi familia en las gradas y que encima tengo un magnífico recuerdo de mi paso por Lucena y que me voy a encontrar allí con mucha gente a la que le tengo mucho aprecio", explica.

"Desde que tengo uso de razón mi hermano ha sido el espejo en el que me he mirado, él me hizo comprender que el trabajo es lo que lleva al éxito y si alguna vez estuve tentado de dejar el fútbol por diferentes circunstancias su ejemplo fue el que me hizo seguir adelante, así que verme en el mismo terreno de juego que él supone mucho para mí", abunda el futbolista blanquinegro.

"Claro que hemos hablado y nos hemos cambiado mensajes estos días, lo hacemos siempre, pero no hemos hablado de fútbol, casi nunca lo hacemos", relata el futbolista balono, que a estas alturas de la competición lleva anotados dos goles más que su hermano mayor (seis por cuatro).

"Va a ser un día importante para toda la familia", reconoce abiertamente Pepe Díaz, en cuyo extenso currículum aparecen equipos como Córdoba, Pozoblanco, Novelda, Cartagena, Écija, Baza, Guadalajara y Real Oviedo, del que llegó a Lucena el pasado verano. "Yo soy bastante mayor y eso explica que nunca nos hayamos enfrentado, porque él era aún un niño y yo ya estaba jugando a nivel profesional y a todos nos hace una ilusión especial".

"Lo que tengo claro es que desde el lunes volveré a ser un seguidor más de la Balompédica, porque lo que más deseo es que él crezca y pueda hacerlo en un equipo en el que está tan contento", asegura. "Me habla bien de todo, del club, de la afición, de la ciudad, del clima... en verano le tentaron otros equipos, pero él había palpado tanto cariño por parte de la gente de La Línea, tanto interés para que firmase allí que ni siquiera se planteó marcharse".

Pepe entiende que aunque él se desenvuelve como segundo punta y su hermano como referente ofensivo, sí que existe una cierta similitud entre ambos: "Yo entiendo que a los dos nos caracteriza que los dos trabajamos mucho para el equipo, que ponemos los intereses del grupo por encima de nuestro lucimiento personal y eso es muy importante y muy reconocido en el fútbol actual, porque para conseguir objetivos lo que cuenta es lo que hace el equipo, no que tú marques un determinado número de goles".

El veterano delantero explica que ha tratado de influir lo menos posible en la carrera de Hugo. "La mayor parte de las veces ni siquiera hablamos de fútbol. He intentado que no le influyese mi figura ni para lo bueno ni para lo malo. Ni siquiera he ido a verle, porque no quiero que piense en agradarme a mí, sino en ser lo que es siempre. Tanto mi familia como yo nos sentimos muy orgullosos de él".