cádiz: Casilla, Cristian, Silva, Fragoso, Cifuentes (Jaume Costa, m.78), Erice, Ormazábal, Enrique (Velasco, m.64), Nano (Fran Cortés, m.83), Diego Tristán y Ogbeche. celta DE VIGO: Falcón; Hugo Mallo (Fernandes, m.52), Jordi, Catalá, Roberto Lago; López Garai, Michu, Trashorras (Toni, m.67); Iago Aspas (Arthuro, m.81), Saulo y Joselu. Árbitro: Hevia Obras (madrileño). Amonestó a Falcón, Enrique, Hugo Mallo, Fernandes, Catalá y Jordi. Goles: 1-0, m.5: Cristian. 2-0, m.15: Enrique, m.33:. 2-1, m.44: Joselu. 3-1, m.46: Diego Tristán. Incidencias: Ramón de Carranza. 10.000 espectadores.

El Cádiz logró un triunfo balsámico contra el Celta en un encuentro en el que los dos equipos mostraron sus carencias defensivas, pero en el que los cadistas se aprovecharon de la falta de maldad de los gallegos.

El conjunto andaluz estuvo más acertado y así desde el inicio se adelantó gracias a un tanto del lateral Cristian al poco de iniciarse el encuentro, en el minuto cinco.

El gol no echó atrás al Celta, que mantenía sus opciones de empatar y llegaba con muchos efectivos, pero también dejaba huecos a sus espaldas. De esta forma y en un contragolpe amarillo llegó el segundo tanto, fruto de una jugada iniciada por Tristán y concluida por Enrique, quien superó a Falcón con un toque sutil.

Con el paso del tiempo, el Celta siguió jugando sin tomar precauciones y dejando demasiados espacios y el Cádiz, con su ventaja en el marcador aminoró su ofensiva y empezó a permitir que el conjunto vigués llegase demasiado a su área.

Aunque Trashorra fue el que llevó más peligro en el Celta en el primer periodo, sus internadas no tenían acierto, si bien el equipo gallego tuvo su recompensa poco antes del final del primer tiempo. Una jugada por la banda derecha no fue bien defendida por la defensa local y Joselu se adelantaba a sus rivales para hacer el 2-1.

En la segunda parte el conjunto gallego estaba obligado a reaccionar, pero se vio sorprendido con un gran gol de Tristán nada más salir del vestuario. El 3-1 fue un golpe mortal para la moral céltica y aunque el equipo pontevedrés tenía el balón no creaba verdadero peligro.