Un palmeo en el último segundo de uno de los dos fichajes que ha cerrado hasta este momento la Unión Linense de Baloncesto (ULB) de cara a la temporada 2023-24, el ala-pívot neerlandés Lawrence Slim, ha permitido este sábado cerrar con victoria su primer amistoso de pretemporada (70-69), el que le ha enfrentado en La Línea a la Gymnástica Portuense, que como los albinegros militará la temporada próxima en la Liga EBA, solo que en un grupo diferente.

La igualdad en el luminoso -y en el juego- presidió el primer amistoso de pretemporada de la ULB, que pudo decantarse para cualquier bando. Los parciales de los cuatro cuartos (21-21, 18-19, 11-9 y 20-20) hablan por sí mismos de la marcha de un marcador en el que ninguno de los dos bandos logró distanciarse más de cinco puntos a lo largo de toda la contienda. 

El duelo, como corresponde a estas alturas de la pretemporada (los locales no acumulan ni media docena de sesiones de trabajo), no fue brillante. La precipitación y la pérdidas en ataque y los desajustes en defensa presidieron un partido en el que lo más destacado para los de casa fue la participación de nada menos que cinco canteranos, al margen de los que pertenecen de pleno derecho a la primera plantilla: Alejandro Narváez, Jose García Ledesma, David Luque, Nico de Andrés y  Alejandro Caballero.

Uno de ellos, el todavía cadete Alejandro Caballero, a poco que se afane en defensa, tendrá ante sí un porvenir curioso. Los diez puntos en ataque en este partido son más que testimoniales.

Jugaron por parte de la ULB: Leandro Furlán (13), Iván Torres (0), Mohamed El Yettefti (13), Eugenio Egea (0), Thomas Yome (4), Alejandro Valor (11), Lawrence Slim (14), Juanmi López (2), Alejandro Caballero (10), David Luque (3), Nico de Andrés (0), José García Ledesma (0) y Alejandro Narváez (0).

Fueron bajas David Espadiña y Adri Mateos.

La ULB disputará este domingo (12:00) su segundo amistoso de pretemporada, el que le llevará hasta la Isla de León para medirse al CB San Fernando, en un duelo que se antoja exigente para los de Jesús Gutiérrez, que además llegan con el cansancio acumulado de haber jugado apenas 17 horas antes.