El Algeciras no se rinde (1-0)
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Los albirrojos se arman de paciencia y saben sufrir para vencer por la mínima al Santa Eulalia en el Nuevo Mirador Joselu desata la rabia local con un gol a balón parado en el minuto 86 Los de Mere pasan a la ronda final de la fase de ascenso a Segunda división B
El Algeciras Club de Fútbol sigue en pie. No se rinde en la batalla por subir a Segunda B. Es la noticia más importante para el algecirismo. El cómo esta vez es lo menos. El equipo de Mere necesitaba una alegría, una victoria para recuperar el semblante, para olvidar el palo sufrido ante la Arandina y, por encima de todo, para llegar a la ronda final de la fase de ascenso a la categoría de bronce. El sueño continua vivo después de que los albirrojos superasen ayer una dura eliminatoria ante la Peña Deportiva Santa Eulalia. Un gol de Joselu ¡a balón parado! en el minuto 86 tumbó al férreo conjunto ibicenco y desató un nuevo final épico en el estadio Nuevo Mirador. Una vez más la afición volvió a ser decisiva en ese último arreón de coraje que puso en comunión a equipo y grada.
El Algeciras eliminó a un rival muy digno porque lo cierto es que la Peña apenas concedió ocasiones y puso a prueba el estado anímico de una plantilla dolida y agarrotada más de la cabeza que de las piernas. Los rojiblancos fueron superiores en Ibiza -en el empate a cero- y ayer también en el Mirador. Los de casa llevaron el peso y se adueñaron del cuero, sin embargo, el lastre psicológico de la anterior eliminatoria causó una enorme mella en un equipo consciente de que no atraviesa su mejor momento de la temporada y de que no podía fallar más. No hubo brillantez, pero esta vez el Algeciras sí actuó con algo más de temple, sin tantas bullas y con esa pizca de fe necesaria para buscar el gol cuando se antoja casi misión imposible.
Así llegó el tanto decisivo de Joselu, creyendo, insistiendo, buscando las espaldas a un adversario que acabó con las fuerzas muy justitas en un escenario que se le hizo eterno. La única brecha que encontró el Algeciras se abrió de la manera menos esperada, en un saque de esquina, entre una maraña de torres humanas. Willy sacó con la zurda y Joselu, el más listo de la clase, remachó a la red antes de que el balón saliese del área. Y estalló la locura. Fue un chupinazo de rabia contenida, un estruendo que engulló hasta las tímidas protestas visitantes que reclamaban fuera de juego. No lo fue, las imágenes demuestran que un zaguero lo rompe. Esta fue la película del gol pero la del sufrimiento fue mucho más prolongada.
Bajo un cielo encapotado que por momentos descargó lluvia, sobre todo tras el gol, y en una mañana de esas típicas de fútbol, el algecirismo respondió una vez más. Menos gente que el día de la Arandina, pero más de la esperada tras el varapalo. Unos tres mil fieles, algunos de los cuales se mojaron, presenciaron un triunfo mínimo en el marcador pero gigante para la moral.
Mere mantuvo el dibujo que probó en Ibiza pero retocó un par de piezas. Víctor, recuperado de sus molestias, volvió al corazón de la zaga junto a Berlanga. Esta vez el sacrificado fue Benítez. Willy entró en la mediapunta por Adri Pávon, en una segunda línea de ataque en la que repitió el canterano Antoñito. Valiente el futbolista y el entrenador, a pesar de las críticas por jugar con un solo punta. Javi Chico y Gabri regresaron a la lista y se sentaron en el banquillo. La Peña montó un once con todo lo que tenía o, mejor dicho, lo que le quedaba.
Los blancos, que tuvieron que usar una elástica azul de los algeciristas, salieron como se les esperaba. Concedieron el balón y trataron de buscar las cosquillas a los de casa a la contra o a balón parado. El Algeciras saltó encendido, quizás con más nervio de la cuenta. Se palpó en los primeros acercamientos por banda con Antoñito y Melchor como protagonistas. El joven algecireño se asoció bien con el de El Ronquillo, que hoy por hoy es el futbolista más desequilibrante de esta plantilla. Los de Mere volvieron a pecar con algunas pérdidas de balón en el centro del campo que dieron pie al peligro ibicenco, como una de Manzano a los diez minutos que murió en nada. Corría el minuto 26 cuando todo el estadio reclamó un penalti sobre Willy en una caída dentro del área. Amarilla para el algecireño por parte de un colegiado que anduvo bastante desacertado en líneas generales. También pidió una pena máxima la Peña en otro lance más que dudoso. Máiquez y Antonio Merino, desde sus carriles, dejaron las mejores intentonas de ataque algecirista en el primer periodo ante una Peña que contenía el cero a cero y la eliminatoria. Y poco más.
Algunos en la grada se impacientaban con el resultado pero los albirrojos jugaban con el reloj y con la tranquilidad de tener el portal a cero. Esta vez no había ocurrido como con la Arandina. Todo seguía por decidirse.
A la vuelta del intermedio, en el 47', Willy tuvo una clara ocasión para marcar tras una internada del incisivo Melchor. A renglón seguido el algecireño volvió a tener otra oportunidad para abrir la lata tras un centro de Joselu, que terminó por sacar de sus casillas a los espigados centrales del Santa Eulalia.
El dominio territorial algecirista se acrecentó con el paso de los minutos pero no terminaba de llegar ese chispazo definitivo que desmontase la bien armada telaraña dispuesta por el exbalono Mario Ormaechea. Manzano lo intentó con un disparo lejano en el 73' pero el balón se topó con Willy en su trayectoria. Mala pata. Cinco minutos después la Peña Deportiva gozó de su gran ocasión en una contra que acabó con un disparo de Piquero y la respuesta de un siempre atento Josemi. Tuvo poco trabajo pero el que tuvo lo solventó.
El duelo encaraba su recta final, los últimos diez minuto y la grada pegó otro achuchón que se contagió al terreno de juego. Nadie quería oír hablar de prórroga o tanda de penaltis. Ni por un asomo. El Algeciras, ya con Adri Pavón y Javi Chico en el verde como refrescos, apretó los dientes y buscó y buscó hasta que encontró el premio a la insistencia en el minuto 86. El gol de Joselu. Tras romper el muro, los de Mere hicieron lo que tenían que hacer para que el crono consumiese los últimos compases y un alargue que se antojó interminable.
Con el pitido final el sufrimiento se evaporó y los algeciristas se desplomaron sobre el césped rendidos. Algunos derramaron hasta lágrimas antes de corresponder los aplausos que atronaban desde los graderíos. No sólo habían derrotado a la Peña Deportiva Santa Eulalia y pasado a la última eliminatoria por el ascenso. Los de rojo y blanco acababan de soltar un pesado lastre, una penitencia obligada tras el tropiezo en el primer intento. El Algeciras se ha levantado del todo, ha recobrado la confianza en sí mismo y de su gente y hoy conocerá en Las Rozas su último rival, su último escollo en el largo camino emprendido hace casi un año hacia el ascenso.
ÁRBITRO: José Manuel Cuesta García-Muñoz (Ciudad Real). Sin estar bien y al margen de un par de jugadas dudosas (una en cada área), acertó en la acción decisiva del gol, que como demuestran las imágenes no fue fuera de juego.
TARJETAS: A marilla a los locales Antonio Merino (17') y Willy (26') y a los visitantes Pacheta (45') y Dani (56').
GOL: 1-0 (86') Joselu remata dentro del área pequeña un balón peinado tras un saque de esquina botado por Willy.
INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente al partido de vuelta de la segunda ronda de la fase de ascenso a Segunda B, disputado en el estadio Nuevo Mirador de Algeciras ante unos 3.000 espectadores. La lluvia apareció al comienzo y al final del duelo.
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