Absolutismo rojiblanco (0-2)

cd gerena-algeciras cf

El Algeciras realiza un soberbio trabajo en conjunto para desmontar y ganar al Gerena, que se queda a nueve puntos de distancia, al igual que el San Fernando Melchor y Joselu marcan para los de Mere, empujados por una grada albirroja

Javi Chico controla el balón seguido por un jugador del Gerena.
Javi Chico controla el balón seguido por un jugador del Gerena.
Francis Mena

16 de marzo 2015 - 05:02

Sonó la música, la de "campeones, campeones" de los hinchas albirrojos. Y la del canto al unísono de los goles de Melchor y Joselu. El Algeciras Club de Fútbol, en una afinación perfecta entre equipo y afición, dio ayer un do de pecho altísimo para adjudicarse de forma incontestable "el partido que había que ganar", ante el rival más fuerte de la Liga, el CD Gerena, en un campo expropiado a éste y convertido en un mini Nuevo Mirador, y todo para alejarse a nueve puntos de distancia más el extra del golaveraje. Sólo esas tragedias tan algeciristas pueden hacer perder un título de Liga que ya agarra con una mano. Aunque este Algeciras está hecho de otro material. Este equipo es una mina.

El juego de violines del Gerena quedó ensordecido ayer por una orquesta mucho más completa, con instrumentos de cuerda pero también de viento y percusión. Porque para ganar en el campo minero no bastaba con sacar a relucir la calidad, había que darlo todo, y la entrega y la garra hasta la extenuación fueron fundamentales para ganar un duelo intenso y complejo. Eso de los once ivanes. El Algeciras, para vencer en campo de su más inmediato perseguidor, y eso dice mucho de éstos, tuvo que ser una orquesta sin resquicio, ni una nota fuera de lugar. Uno de los mejores conciertos grupales de los de Mere esta temporada. Posiblemente, el mejor.

La obertura cumplía con la partitura que todos habían imaginado. El Gerena no tenía la menor intención de sorprender con su juego y el Algeciras, como hizo en la primera vuelta, presionó arriba, aunque tuvo que trabajar los repliegues para evitar que le cogiera la espalda porque los de José Juan Romero alternaban, de vez en cuando, con balones en largo. El partido se desarrolló sin un dueño claro, a pesar de que el balón le duraba a los locales en posesión. El primer aviso fue sin embargo visitante por un córner cerrado de Adri Pavón -ayer titular y que se marcó un partido completo en esa doble labor de defender y atacar- . La respuesta llegó de disparo lejano de Kiki -un jugador persistente, de los mejores ayer en el bando perdedor-. La contrarrespuesta fue de Joselu, otro gran partido del de Talarrubias, que se encamina a subirse al pedestal de los ídolos recientes rojiblancos. Su disparo se fue desviado en el 18'.

El primer gol llegó dos minutos después. El Gerena falló en su cegada costumbre de sacar el balón jugado desde la meta. El noventa por ciento de las veces le sale bien, pero ante un equipo como el Algeciras, y con una presión asfixiante y muy alta, corre el riesgo de fallar, y ahí no hay perdón. Entre el defensa y el guardameta Guille -con mucha calidad con los pies- se formaron un lío que dejó la pelota suelta en la corona del área y por allí pasaba el siempre inquieto Melchor, que con un golpeo de calidad hizo el 1-0 con toda la zaga rival desajustada. Funcionó la presión y el correr detrás de la pelota.

Ese tanto dio al Algeciras muchas cosas más que la ventaja en el marcador. A partir de entonces manejó mejor el partido, hasta entonces en una dinámica que daba la sensación que favorecía al Gerena, con mucho recorrido en las posesiones y a pesar de que disparó muy poco. Tácticamente fue sobresaliente el encuentro de los hombres de Mere, y del planteamiento del portuense, que puso a trabajar a Adri Pavón y Manzano por detrás de Javi Chico, que dio temple. Con la tranquilidad de ir por delante, la escuadra algecireña concedió lo mínimo y poco a poco fue minando la moral y el juego del contrario hasta llegar a hacerse dueño y hasta perdonar.

Los centrales rojinegros vieron sendas amarillas, Francis pegó un pelotazo intencionado a la zona de aficionados visitantes y los de José Juan Romero incluso perdieron las formas de su estilo de juego barroco. No sólo la grada tenía color rojiblanco, también el marcador y el campo, ocupado con un buen posicionamiento por los visitantes, que lo abrían con Willy y Melchor cuando se trataba de atacar.

La pelota estaba en el tejado de la labor defensiva del conjunto -nunca mejor dicho- albirrojo. El trabajo grupal del Algeciras fue la clave, sobre todo, para impedir llegadas claras, que apenas hubo, del Gerena. Más aún con el 0-2 en el 51'. Nuevo robo en campo contrario y música de violín. Triangulación vertiginosa, apertura a Willy y pase medido al centro del área pequeña, donde Joselu remató a gol para hacer el segundo y provocar una locura colectiva y la impotencia local, que se vio reflejada en un triple cambio de José Juan Romero, retirando a los dos laterales -como todo ese equipo mejor en ataque que en defensa- e introduciendo todo lo que tenía para atacar. La zaga minera había vuelto a ser superada mientras que la línea defensiva algecirista estuvo casi perfecta. Intacta. Fue otra gran diferencia entre el ganador y el perdedor. Merecen capítulo aparte Máiquez, Benítez, Víctor González y Antonio Merino. Ayudados, lo dicho, por un trabajo defensivo grupal, sin fisuras, con Manzano en el mediocentro.

Quedaba mucho tiempo y el Algeciras quería aguantar. Las transiciones del Gerena eran más verticales y rápidas, a veces incluso con pelotazos largos. El temido Iván acabó aburrido, si no era Merino (partidazo made in La Atunara), era Víctor González. Benítez las ganaba todas por alto. Y el 10, Kiki, fue a menos. El equipo local siguió intentándolo cada vez con menos fe. Mere quiso echar el cierre y metió a Mario (por Javi Chico) y luego a Berlanga (por Pavón) para sumar presencia en el centro del campo, y el conjunto algecireño dio muchos pasos atrás. Había que defender una renta preciosa e intentar matar al ataque. Javi Chico, antes de irse, tuvo una oportunidad clarísima tras un nuevo robo fruto de una presión pero el capitán quiso ajustarlo tanto que se fue fuera. No llegaría el tercero, más cerca que de un tanto del Gerena que tampoco llegaría.

El Algeciras conquistó Gerena por todos los costados. Fue una conquista grande, como lo muestra la fiesta y las caras de emoción y felicidad de más de medio millar de aficionados entregados a todos unos campeones.

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