Cuando pensamos en la representación del heroísmo más puro, en alguien que hace lo que hace sin pedir ni recibir nada a cambio, tan solo nos viene a la memoria un auténtico icono de la constante lucha contra el Mal.

Y sí, es un personaje de ficción pero, ¿a quién lo que gustaría parecerse a Superman?

Mirar al cielo cuando una inesperada catástrofe aparece y ver una mancha roja y azul que acude al rescate es algo habitual en sus aventuras. Pero en ésta en particular nos encontramos con una historia muy especial, en la que el protagonismo se centra en los Lee, una familia de origen chino que, tras abandonar Chinatown, se trasladan a su nueva casa en Metrópolis, ya que el padre, que es investigador, ha conseguido una deseada plaza en el trabajo que siempre ha soñado realizar.

Pero la que es la verdadera protagonista de este relato es la benjamina de la familia, Roberta. Tímida, apocada, con una irrefrenable tendencia al vómito, no acaba de encajar en esta sociedad que la mira con cierta aprensión, teniendo que enfrentarse a ciertos comentarios sobre su origen y las chanzas de algunos compañeros de colegio.

Ella no será la única que tenga problemas ya que, aunque nos parezca que encarna la absoluta perfección, Superman comenzará a tener unas extrañas visiones que le trasladan hacia el pasado, su juventud, cuando él también fue objeto de la desconfianza y el temor de algunos chicos que fueron testigos de la aparición de algunos de sus poderes sobrehumanos.

Una extraña pareja de apariencia alienígena parece querer comunicarse con él, apremiándole a que explote su potencial al máximo.

Y mientras todo esto acontece, seremos testigos de cómo la semilla del racismo, el odio y la intolerancia también ha echado raíces en Metrópolis. Una facción del Klan, encabezada por el Gran Dragón, va poner en peligro a los protagonistas, a los que considera que están mancillando el modo de vida y filosofía norteamericanas.

Gene Luen Yang sabe bien sobre lo que escribe, y como guionista de este cómic ha volcado en él todas sus experiencias en las que fue objeto de las burlas de más de una persona, hecho este con el que ha tenido que vivir junto a sus padres.

Y una vez concluida la lectura del cómic, nos regala un texto en el que, en paralelo, relata la ominosa historia del racismo en los Estados Unidos junto a la de su propia familia, su relación con Superman y el curioso origen de este cómic.

Junto al dibujante Gurihiru, han creado una obra dirigida en principio a los más jóvenes, pero que se convierte en una lectura obligada para todos, ya que plasma una situación que, por desgracia, no hay sido eliminada de nuestras vidas, y con la que tenemos que vivir a diario.

Estaría muy bien que muchos colegios e institutos la tuvieran en sus bibliotecas, e incluso incluirla en los planes de estudio como lectura recomendada.