Es posible que muchos de vosotros hayáis disfrutado de lo lindo con esa trilogía protagonizada por Maestro, la posible futura encarnación de Hulk, sin saber que estas tres entregas en las que conocíamos el 'origen' del personaje y su duro camino, plagado de violencia, hasta convertirse en el regidor de la última gran ciudad existente sobre la faz de la Tierra, eran una especie de prólogo.

Y esto es así, porque, tras Sinfonía en clave de gamma, Guerra y Pax, y Worl War M, una vez allanado el camino, habiéndose librado de oponentes tan poderosos, y peligrosos, como Doctor Muerte o Namor, el creador de estas historias, Peter David, en los ya lejanos años 92 y 93, junto al genial y añorado George Pérez ya nos había llevado a ese mundo postapocalíptico, ese infierno que el hombre, no ningún ataque alienígena, ni la maldad de algún villano, en su insensatez había conducido a la humanidad.

Su título es Futuro imperfecto, y en el Maestro, habiendo destruido toda oposición posible, disfruta del poder, rodeado de fieles sirvientes y bellas mujeres que colman sus libidinosos deseos.

Pero claro, esta situación podía haber continuado ad infinitum, pero entre el gentío se esconde un grupo de rebeldes que para nada están contentos con su regidor, al que consideran (y lo es) un auténtico dictador que, enloquecido por una nueva exposición a la radiación, ha enloquecido, dejando ver su cara más oscura y cruel.

Una de estos opositores es la joven Janis, que se mueve con agilidad por las calles y callejones de la ciudad de Utopía, irónico nombre con el que el propio Maestro bautizó a uno de los últimos reductos de humanidad existentes en el yermo radiactivo en el que se ha transformado todo lo que les rodea.

Pues bien, la joven, con la ayuda de su abuelo, un personaje cuyo nombre no voy a revelar pero que siempre ha tenido mucho, muchísimo protagonismo en las historias del Gigante Verde, han elaborado un plan en el que una máquina del tiempo tendrá un papel decisivo, ya que viajarán al pasado para llevar a su tiempo, nada más y nada menos que al mismísimo Hulk, en su variante inteligente (para conocer el por qué de su estado disfrutad de la increíble colección de tomos protagonizados por la larga etapa de Peter David como guionista de la serie).

Pero claro, Maestro no ha llegado a ser lo que es así como así, por lo que la llegada de Hulk a esta época y su cara a cara con su reflejo negativo en el espejo será del todo inesperada, destruyendo de un plumazo las esperanzas de los rebeldes comandados por Janis y ese anciano que guarda una curiosa colección de objetos…

¿Podrá Hulk acabar con la dictadura del temible villano o, por el contrario, terminará arrodillándose ante él?

Y como guinda del pastel, una historia que nos lleva mucho más adelante en el tiempo, casi al final de todo, con un Bruce Banner anciano que se arrastra por solitarios parajes, rememorando su existencia y rezando para que la Parca le alcance lo antes posible y así poder ver el fin de su vida…

En este relato tan especial, Peter David se reencuentra con su antiguo compinche en la colección de El Increíble Hulk, Dale Keown.