Cómics

Piensa en verde

  • Junto a los miembros de El Panteón, el Gigante Verde vivirá una y mil increíbles peripecias

Detalle de la ilustración de la portada del cómic.

Detalle de la ilustración de la portada del cómic.

Esta colección de tomos recopilatorios nos están dando un buen montón de alegrías a todos aquellos que admiramos y disfrutamos con la que puede ser mejor (y más longeva) etapa de un guionista en la colección protagonizada por El Increíble Hulk.

Y es que una de las mejores virtudes que posee Peter David, el ‘culpable’ de todo esto, es que tiene la habilidad de llevarnos por unos vericuetos en los que no imaginamos qué vamos a encontrarnos en el siguiente recodo, argumentalmente hablando, todo ello sabiamente aderezado con momentos de desopilante humor e inesperado dramatismo.

Y esta cuarta entrega de la línea que reúne toda su etapa es buen ejemplo de ello. Comenzamos encontrándonos a El Panteón, ese misterioso grupo formado por encarnaciones de seres mitológicos (Atalanta, Ajax, Ulises…) que, comandados por el aún más misterioso Agamenón, se dedican a ir a lo largo y ancho del planeta arreglando problemas a los que los gobiernos, los políticos, no son capaces de enfrentarse, sea por la razón que sea.

Pues bien, en esta primer parada, el grupo junto a Hulk se trasladan a Trans-Sabal, en el que los opositores al gobierno de Farnoq Dahn, el presidente del país, se enfrentan en un violento campo de batalla, en que lo inesperado sucederá cuando los protagonistas se encuentren cara a cara con algo que para nada esperan… La ayuda del gobierno norteamericano, encarnada en un supergrupo de mutantes llamado Factor-X…

¿Qué hacer, unirse a ellos en la lucha o tratarlos como enemigos?

Profundas decisiones morales serán las que tengan que afrontar no solo Hulk y los miembros del Panteón, sino también un personaje que, desde el principio, ha acompañado de una manera u otra al coloso que surgió de una explosión gamma. Se trata de Rick Jones, que va a tener, por diversos motivos, una relevancia muy especial en muchos de los arcos argumentales incluidos en este volumen, ya que su vida va a verse golpeada por varios oscuros hechos.

Pero este tomo también incluye curiosas reuniones de viejos conocidos, y me refiero a Los Defensores, ese simpar grupo formado por Doctor Extraño, Namor, Estela Plateada y, claro está, el mismo Hulk.

Durante cuatro anuales seremos testigos de las peripecias del grupo que se enfrentan a un poderoso enemigo y cómo, sorprendidos, tendrán que aceptar que uno de ellos no se ajuste al rostro que todos conocen (ya entenderéis el porqué de esta situación).

No quiero olvidar que la primera entrega de esta aventura viene firmada por uno de los grandes nombres de las viñetas norteamericanas, especialistas en dibujar a grupos de héroes. Seguro que ya habéis imaginado que me refiero al gran Kevin Maguire.

Y de ahí, qué mejor que un viajecito a la ciudad del juego, La Vegas. Y es que, como la mayoría que sigue esta colección ya sabéis, Hulk pasó una larga etapa viviendo allí como ‘ayudante’ del propietario de un casino, Michael Berengetti, al que le unió una especial relación.

Pues sí, Mr. Arréglalo ha vuelto a la ciudad, ahora es más alto, más verde y mucho más inteligente. Y además de presentar sus respetos a la viuda se van a encargar de averiguar quién ha asesinado al Berengetti, cosa que no va a resultarles nada fácil, ya que el máximo competidor del finado, Striker, tiene a una poderosa mano derecha que responde al nombre de Frost.

A todo este explosivo coctel, añadid que en la ciudad también se encuentra un vigilante que no se anda con chiquitas a la hora de enfrentarse a los criminales, y lo hace de la manera más expeditiva. Su nombre es Castle, Frank Castle.

Y justo allí, en Las Vegas, Hulk conoció a una atractiva profesora de aerobic, Marlo Chandler, con la que viviría un fugaz romance y que con el tiempo se convertiría en la media naranja de Rick Jones.

Ella, por causas que no voy a revelaros, se va a convertir en un personaje muy importante en el resto de episodios, cuando protagonice, sin comerlo ni beberlo, un momento muy violento que sumirá a Jones en el más profundo de los abismos, del que le costará mucho trabajo salir, y que su vida, por su no fuera ya lo bastante movida, sufrirá un nuevo golpe con la aparición de una mujer que confiesa ser su madre…

Como veis, la trama de estas peripecias no está solamente protagonizada por mamporros y luchas interestelares, sino que Peter David les dio un especial protagonismo a un grupo de secundarios que son de oro: Betty, Rick, Marlo, Leonard…

Otra de las habilidades de Peter David es la de saber rodearse de dibujantes de primer nivel, nombres que en un primer momento no sonaban pero que gracias a su talento alcanzaron el merecido estrellato. Ellos protagonizan este cuarto volumen, y son Dale Keown, Jan Duursema y Gary Frank, que en un último tramo coge el relevo para seguir ilustrando las increíbles aventuras de este Gigantón verde.

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