Salir al cine

En el camino de Bingen Mendizábal

  • Se estrena el documental ‘Bidean jarraituz’ (Siguiendo en el camino), un retrato del músico y compositor de bandas sonoras alavés. 

Conocimos a Bingen Mendízabal (Vitoria-Gasteiz, 1962) en noviembre de 1997, cuando desde los Encuentros Internacionales de Música de Cine organizamos un concierto con su música de cine en el Teatro Maestranza interpretado por la Orquesta de Córdoba bajo la batuta del maestro cubano Leo Brouwer. Aquella era la presentación en sociedad y al desnudo de su música para Alas de mariposa, La madre muerta y Airbag, las tres dirigidas por su descubridor para el cine Juanma Bajo Ulloa, también la de otros filmes y series de aquella década como La Regenta, de Fernando Méndez-Leite, Secretos del corazón, de Montxo Armendáriz, Bajo la piel, de Francisco Lombardi, Cómo ser infeliz y disfrutarlo o Cachito, ambas de Enrique Urbizu.

Mendizábal era por entonces, y lo seguiría siendo durante algunos años más (Los lobos de Washington, Tinta Roja, El arte de morir, El viaje de Carol, Nos miran, Frágil), una de las más gratas noticias de la música cinematográfica hecha en España junto al también vasco Alberto Iglesias, y su carrera profesional despegaba en el cine industrial y las co-producciones internacionales después de una travesía de juventud de formación clásica en el conservatorio pero también en los contornos del rock radical vasco, donde había acompañado regularmente a bandas como Hertzainak, tal vez la que mejor ha resistido el paso del tiempo de aquel movimiento, para la que tocó los teclados e hizo algunos arreglos de cuerda.  

De formación clásica y espíritu romántico, Mendizábal se movió en los márgenes del 'rock radical vasco' antes de iniciar su brillante carrera en el cine

De la resaca emocional que le supuso aquel concierto nos habló el compositor algunos años más tarde, cuando regresó a Sevilla por algún compromiso profesional que aprovechamos para el reencuentro y la improvisación de una memorable clase sobre su proceso de trabajo en la Universidad. Tendría que pasar mucho más tiempo para que Enrique Urbizu, con quien coincidimos en una mesa redonda en La Casa de los Poetas y las Letras, nos hablara de nuevo con afecto de Bingen, por entonces desaparecido de primera línea, y de sus estragos con la depresión tras años de trabajo a destajo.

Nuevo corte de montaje, enero de 2023: volvemos a reencontrarnos con Bingen en el II FIMUCS para acompañar el estreno de su suite orquestal para Baby, el filme con el que reaparecía junto a Koldo Uriarte después de años de silencio y que le traería una nueva nominación al Goya. Y apenas unas semanas después, cortesía de su director Aitor López de Aberásturi, vemos este documental, Bidean jarraituz (Siguiendo en el camino), recién estrenado en salas del País Vasco, y esperemos que pronto en más ciudades españolas, donde Mendizábal es ya el protagonista absoluto, protagonista en la medida en que él mismo, tímido irreductible y hombre de pocas palabras, se permite serlo, claro está.

Porque este trabajo intenta responder a la pregunta que se hacen incluso aquellos que lo conocen y lo aprecian: ¿Quién es realmente Bingen Mendizábal? La respuesta es compleja cómo lo es la propia y desarmante sencillez de su discurso, un discurso que elude todo ego, toda vanidad o toda teorización de su trabajo para volcar en la música, una música de profunda esencia clásica y romántica que bebe también de las raíces del folclore, esa identidad que se le resiste al interlocutor y también al relato de Aberásturi.

Viejos amigos, colaboradores, actores como Karra Elejalde, colegas (Arantzazu Calleja, Pascal Gaigne), conocedores de su obra y cineastas intentan explicar a Bingen como el talentoso, discreto y elegante compositor que no terminó de encajar en la industria del cine, que nunca abandonó su ciudad y que prefirió, cuando el ánimo era favorable, volver a tocar en los bares y las calles entre el calor de la gente, acompañando con su violín a espíritus afines (como Mikel Urdangarín) sobre la base de la amistad y el entendimiento.

Pero ahí quedan las películas y sus bandas sonoras, las hermosas músicas para Alas de mariposa, La madre muerta o Baby, que ocupan aquí el protagonismo, el proceso de trabajo frente al teclado y el ordenador en los nuevos tiempos más reposados aunque igualmente solitarios, los paseos por Vitoria y alrededores junto a Bajo Ulloa, que confiesa que sus películas siempre buscaron estar a la altura de sus músicas, o junto a su hija, que se intuye el anclaje más sólido a la tierra de quien ha peleado con sus fantasmas, sus inseguridades y sus interrogantes entre melodías, armonías y contrapuntos, a la trikitixa o el violín eléctrico.

Puede que a la postre no sepamos mucho más de lo que sabíamos o intuíamos de Mendizábal porque este documental tampoco lo pretende a toda costa. Se trataba tal vez de acompañarlo en su camino y sus misterios, tal y como apunta su título, de constatar que es un hombre bueno, muy sensible, querido y apreciado por quienes le rodean, un músico con un inmenso don que parece reservarse siempre para él una pequeña porción en algún rincón privado

El estreno de la semana: ‘Labordeta, un hombre sin más’

Flamante ganador del Goya al mejor documental, llega por fin a Sevilla en un pase único, hoy jueves a las 19:15h. en los cines Avenida, este retrato humano de quien fuera cantautor de referencia en la Transición, poeta, ensayista, figura mediática gracias a su mítico programa de TVE Un país en la mochila que recorrió la ‘España vaciada’ de cabo a rabo, y también líder político y congresista comprometido con su tierra aragonesa y sus ideas siempre de izquierdas.

Trailer Labordeta