La Guardia Civil investiga el robo de una veintena de animales en el zoo de Castellar, como monos en peligro de extinción, loros y zorros
Los ladrones reventaron el vallado y una decena de jaulas para llevarse especies muy codiciadas por el tráfico ilegal de fauna
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El susto aún se respira en el zoológico de Castellar de la Frontera. Varias jaulas vacías, mallas metálicas arrancadas, candados rotos y animales desorientados por el recinto componían la escena que el equipo del centro de rescate animal se encontró en la mañana del viernes, 5 de diciembre, tras descubrir un robo inaudito: una veintena de animales desaparecidos en plena madrugada.
La Guardia Civil —a través del Seprona— investiga unos hechos que han dejado conmocionados tanto a los trabajadores como a los visitantes del parque.
Según ha denunciado la dirección del zoológico, los ladrones forzaron el vallado de acceso y destrozaron la malla metálica de hasta diez jaulas para hacerse con los animales. El botín incluye unos quince monos, cuatro loros y dos fenec, los pequeños zorros del desierto reconocibles por sus enormes orejas. Entre los desaparecidos figura al menos un primate tití cabeza de algodón, especie catalogada en peligro de extinción y especialmente codiciada en redes de tráfico ilegal.
El rastro de los cacos puede seguirse punto por punto a lo largo del parque: un candado reventado, una malla arrancada de cuajo, una puerta desencajada… Las huellas son tan evidentes que los cuidadores pueden reconstruir casi paso a paso el recorrido de los intrusos. La dirección del centro lamenta que han ido directamente a por los animales más valiosos, tras comprobar cómo, además de los sustraídos, otros ejemplares quedaron sueltos por el recinto debido a la rotura de sus jaulas.
El zoológico, una iniciativa privada que funciona como centro de rescate desde 1998 y abierto al público desde 2002, se ha convertido durante décadas en refugio para animales procedentes de decomisos y víctimas del mercado negro. La labor del centro —que sin apenas ayudas públicas ha ido creciendo, mejorando instalaciones y promoviendo la concienciación ambiental— vuelve ahora a verse golpeada por una actividad delictiva que no es nueva en sus instalaciones.
Un precedente: el robo de 2008
No es la primera vez que el zoo de Castellar vive un episodio similar. En 2008, los ladrones ya consiguieron llevarse nueve ejemplares, entre ellos cinco monos tití cabeza de algodón, tres macacos de Gibraltar y una boa constrictor de dos metros. Entonces rompieron la valla exterior y destrozaron lunas de seguridad para acceder a los animales, cuyo valor rondaba los 28.000 euros.
Aquel caso ya puso de manifiesto el interés del mercado ilegal por especies exóticas y protegidas, y ahora el Seprona investiga con el foco puesto, de nuevo, en las redes internacionales de tráfico de fauna, especialmente peligrosas por su capacidad para sacar ejemplares del país en pocas horas.
Mientras avanza la investigación, el zoo ha optado por mantener sus puertas abiertas, aunque con el sobresalto aún reciente y con varias jaulas vacías que relatan, sin necesidad de palabras, el impacto del asalto.
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