El sistema eléctrico del Campo de Gibraltar carece de capacidad para asumir nuevos proyectos industriales
La comarca tiene ocupados los 529 megavatios de capacidad de sus 36 nodos de conexiones
La liberación de capacidad reservada y no utilizada y las inversiones en nuevas redes, soluciones al problema
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El mapa eléctrico del Campo de Gibraltar revela que la comarca tiene al completo su capacidad para conectar nueva demanda, lo que se traduce en la imposibilidad de asumir futuros proyectos e inversiones para la implantación de nuevas industrias energéticas como polos de hidrógeno verde o almacenamiento en baterías, centros de datos o proyectos de electromovilidad.
Endesa Distribución (e-distribución), la filial para redes de Endesa en Andalucía, publicó este mes los datos del estado del sistema eléctrico en la comunidad. Los 36 nudos que componen la red eléctrica en el Campo de Gibraltar (las ubicaciones donde se conectan los consumidores), y cuya capacidad total asciende a 529 megavatios (MW), no admiten más demanda. Por lo tanto, si una industria con alto consumo eléctrico quisiera instalarse en la comarca tendría que esperar a nuevas inversiones en nodos o a la liberación de demanda asignada pero que no haya sido utilizada por los adjudicatarios (principalmente, por haber desistido del proyecto o por no haber superado los trámites para materializar la inversión).
La situación no es mucho mejor en el conjunto de Andalucía. De los 819 nudos de la red eléctrica en la comunidad, 760 están al completo, lo que supone el 92,8% del total. La saturación de la red afecta exclusivamente a los proyectos electrointensivos, las iniciativas de 5 megavatios o más. La saturación de la red no afecta en ningún caso al pequeño consumo, cuya cobertura está completamente asegurada.
La provincia de Cádiz únicamente tiene libre un 7,63% de su capacidad de red, con 114 megavatios disponibles sobre un total de 1.493 (en los que se integran los 529 megavatios de la comarca) en 11 nudos. Los puntos con capacidad libre se encuentran principalmente en Puerto Real (56 megavatios disponibles) y el Puerto de Santa María (17 megavatios). El resto se sitúan al borde de la saturación: Vejer (8 MW) Rota (3 MW), Conil (3 MW) y Chiclana (3 MW), principalmente.
En Andalucía, las provincias de Málaga y Almería se encuentran al completo. Solo Granada presenta una situación desahogada, y en menor medida Córdoba. En la provincia granadina aún hay 12 nudos, al menos, con capacidad para nueva demanda disponible, aunque los saturados son 60 (de 82 en total).
Medido en megavatios, la suma de capacidad firme de acceso a la demanda en Andalucía es de 10.939 megavatios, lo que equivale a lo que está efectivamente ocupado, esté en uso o no. Solo 1.051 megavatios están disponiblea. Ya está copada el 91,3% de la red eléctrica (11.990 megavatios), lo que pone en dificultades el acceso de nueva demanda.
¿Por qué se satura la red?
Endesa Distribución registraba hasta 2022 un crecimiento de peticiones acorde con lo que se denomina "incremento vegetativo de la demanda”, que es lo que se prevé que avance año a año el consumo. Pero en 2023, 2024 y lo que va de 2025 se ha producido un salto exponencial. De solicitudes en 2022 equivalente a 2,5 gigavatios se pasó a 6 gigavatios en 2023; 14 en 2024 y 25 gigavatios a mediados de 2025. Se han solicitado 22,5 gigavatios en los últimos dos años y medio, una cifra espectacular que equivale a tres veces el consumo de Andalucía, cifrado en 7 gigavatios el pasado año 2024.
Esto se produce por dos razones, según fuentes del sector. Cada vez hay más iniciativas de proyectos industriales (algunos con gran demanda de electricidad, como las gigafactorías), de centros de datos, de polos de hidrógeno verde o de almacenamiento de baterías, por no mencionar los nuevos desarrollos urbanísticos.
Por otro lado, hay un cierto componente especulativo. Un mismo proyecto puede reservar capacidad de demanda en varios nodos, con el objetivo de tener asegurado el suministro, aunque luego solo vaya a usar uno (o incluso ninguno, si no sale finalmente adelante). Eso ha copado el sistema de capacidad que seguramente al final no se vaya a usar. Ya se ha regulado para evitar esta barra libre y se exige un aval cuando se solicita la reserva de un nodo. Además, si no se cumplen determinados hitos (como la declaración de impacto ambiental, por ejemplo), la reserva queda liberada.
Estas medidas liberan capacidad, pero no solucionan el problema. La causa principal del colapso de la red es que se acumulan las iniciativas que exigen electrificación. En el sector ya se da casi por hecho que en octubre, cuando por ley se publique de nuevo el mapa de capacidad disponible, habrá un cero en todos los nodos. El sistema estará completamente saturado, debido a que la publicación del mapa en estos días -algo que se ha efectuado para dar una mayor transparencia al sistema- hará (ya está pasando) que las peticiones aceleren aún más el ritmo para llegar a las plazas que aún tienen disponibilidad.
Soluciones
Para solucionar el problema solo hay dos fórmulas. Una es la liberación de capacidad disponible y eso solo puede pasar si los proyectos decaen o renuncian. Eso es más factible que pase en el corto plazo, aunque habrá que ver el balance entre nuevas peticiones y decaimientos. La otra es una mayor inversión en redes, de aplicación más lenta (a años vista) pero que supone la única garantía para adaptar la infraestructura a la demanda.
El Ministerio de Transición Ecológica anunció la pasada semana una inversión de 13.500 millones de euros hasta 2030 en redes de transporte de alta tensión. Para que ese gasto llegue al consumidor final, hace falta también apostar por la media y baja tensión, competencia de las distribuidoras.
Endesa tiene un plan para aumentar su inversión un 45% en Andalucía en los próximos tres años, lo que supone 1.500 millones de euros, aunque se enfrenta a dos problemas. Por ley, el gasto en infraestructuras de redes eléctricas está limitado al 0,13% del PIB, un tope que estaba pensado para un crecimiento “vegetativo” de la demanda, sin contar con el actual 'boom' de proyectos que requieren electrificación. Y, además, la retribución que plantea el Gobierno a las eléctricas para sus inversiones es del 6,36%, algo considerado insuficiente por el sector, que reclama un nivel del 7,5%, similar al de los países del entorno.
Pero casi más importante que la inversión es la rapidez con la que se acometa. En la red de transporte (alta tensión) se tarda de media siete años entre que se anuncia un proyecto de infraestructura y se materializa. Si la demanda sigue creciendo como desde 2023 no habrá más remedio que agilizarlos.
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