Campo de Gibraltar

El puente del Estrecho, recurrente utopía

  • Un nuevo proyecto de presa-puente para unir España y Marruecos se suma a una larga lista de diseños La empresa madrileña que lo diseña evalúa su coste en 4.000 millones de euros

La idea de unir Europa con África resulta casi tan antigua como el propio Estrecho de Gibraltar que los separa. Apenas una quincena de kilómetros sobre los que la imaginación ha trazado numerosos diseños a los que, cada cierto tiempo, se suma uno nuevo.

Una empresa madrileña, Presa Puente Estrecho de Gibraltar SA, se ha abierto un hueco esta semana en las redes sociales con el enésimo diseño de un enlace fijo en superficie entre España y Marruecos. La compañía, totalmente al margen de los estudios nacionales que ambos países mantienen desde hace más de 30 años para diseñar un túnel, propone la creación de dos lenguas de tierra urbanizables ganadas al mar que harían las veces de presa sobre el Estrecho y, en el centro, un puente con dos kilómetros de longitud y una elevación de 100 metros.

Hasta ahora, la mayoría de los diseños de puente dibujados sobre el Estrecho partían desde una concepción de puente integral, con longitudes prácticamente inasumibles para la ingeniería moderna por costes y dinámica de los materiales.

Frente a esto, Presa Puente Estrecho de Gibraltar sostiene en su vídeo promocional -cargado de infografías y que se ha hecho viral en las redes sociales durante la última semana- que la construcción de la presa reportaría grandes ventajas. Una regulación de los flujos marítimos más eficiente y compatible con el medio ambiente además de una superficie de 1.000 hectáreas ganada al mar y lista para ser edificada. "Se trata de estrechar aún más el Estrecho de Gibraltar a través de añadir bloques de roca a ambos lados del mar hasta dejar un hueco o vano de luz de 2 kilómetros para el paso de barcos, submarinos, flora y fauna marina. Al ser hecha de roca natural conformará una estructura anti-sísmica", defiende la portada de la página web, con un diseño un tanto de andar por casa. Según las imágenes de recreación del puente, el añadido de la parte española partiría prácticamente al lado del puerto de Tarifa, a los pies del Castillo de Guzmán el Bueno; justo donde medioambientalmente se consideró insostenible ampliar el muelle tarifeño.

"Aunque por ahora no lo consideramos, también en este sitio se instalarán las esclusas o compuertas para regular el nivel del mar Mediterráneo", defienden como complemento al citado puente para salvar la distancia entre las pasarelas de tierra.

¿Se trata de una idea real o, al menos, realista? Por lo pronto, Presa Puente Estrecho de Gibraltar SA consta como empresa creada hace seis meses, con un capital social de 61.000 euros, y registrada en Madrid como consultora de ingeniería. Una cifra mínima comparado con los 4.000 millones de euros en los que han presupuestado las obras y que se antoja inabarcable.

Pero la presa-puente no es, ni de lejos, el primero de los intentos por abarcar ambas orillas a través de un coloso de la ingeniería. El propio monarca marroquí Hassan II se consideraba un acérrimo defensor de la construcción de un puente sobre ambas orillas por ser una opción "más vistosa" que el túnel submarino. Megalomanías aparte, en 1987 ya se estimaba que construir un puente de 29 kilómetros sobre el Estrecho de Gibraltar (entre Punta Paloma y Punta Malabata), apoyado sobre pilares de 300 metros de profundidad cada dos kilómetros, costaría al menos 600.000 millones de pesetas de la época.

También lo intentó Tung-Yen Lin, profesor emérito de Ingeniería Civil en la Universidad de California. Fallecido en 2003 y considerado uno de los padres de la ingenería moderna, dio con uno de los hallazgos más importantes para poder albergar esperanzas tecnológicamente asumibles. Dado que el Estrecho posee zonas con profundidades de hasta 800 metros, los cálculos de resistencia de cargas y materiales hacían inviable un diseño porque haría falta erigir un puente al menos tres veces más alto, cuatro veces más largo y seis veces más pesado que cualquier otro puente. Lin sí dio con una de las claves, un par de vanos centrales naturales sobre el Estrecho sobre los que sustentar el pilotaje de la obra y diseñar una estructura capaz de resistir todas las pruebas. Al menos, y hasta ahora, sobre el papel.

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